martes, 26 de junio de 2012

Nuestro cambiante estado de ánimo.

más frecuencia de la deseada y no siempre estamos en control de lo que sentimos, a veces podemos calmarnos, a veces la marejada de emociones nos gana sin misericordia. Pero cuando el golpe inicial termina, lo que siempre nos queda es nuestra actitud, ¿cómo respondemos a lo que sentimos, a lo que pensamos, a lo que nos sucede?

Nuestros estados de ánimo no siempre son fácilmente cambiables, lo que sí siempre debemos tener en cuenta es que debemos separar nuestro estado ánimo de lo que realmente somos nosotros. Por ejemplo, si hoy estoy malhumorada porque mis hormonas me enloquecieron (a todas las mujeres nos sucede de vez en cuando) no quiere decir que yo sea una persona malhumorada. O si estoy enojada porque me sucedió algo injusto, no quiere decir que mi enojo es algo permanente.

Muchas veces la mejor opción es simplemente aceptar nuestras emociones en lugar de luchar contra ellas. Lo que sí continua estando en nuestro control qué es lo que hacemos con eso. Intentemos lidiar con ellas de la mejor manera posible. Si no nos podemos quitar la sensación de enojo, vamos a intentar estar solos, calmarnos a mostros mismos, darnos una ducha, mirar una película, leer. Quizás la emoción siga estorbando por un rato, pero poco a poco va ir perdiendo fuerza si no la alimentamos y nos enfocamos en otras actividades.

En lugar de atacar lo negativo, vamos a intentar generar algo positivo. Busquemos actividades que despierten nuestro interés, busquemos diversión, alegría, satisfacción. Mientras más actividades o pensamientos positivos generamos, menos fuerza esas emociones negativas van teniendo.

Piensa en tu estado de ánimo como una nube pasajera, algo que viene y va, como las olas del océano acariciando la orilla de tu alma. Obsérvalas pasar entendiendo que un mal momento, un mal pensamiento, una mala emoción no quieren decir que eso sea un fiel reflejo de tu verdadero ser. No necesariamente tienes que reaccionar a ellas, es mejor si no lo haces.

Para acallar tu mente (algo muy importante de hacer cuando estamos desbordados emocionalmente) puedes utilizar algunas de las siguientes técnicas: 
  • Coloca tu mano en una superficie fresca y otra en una superficie tibia
  • “Mira” en tu mente los dos primeros pensamientos que aparecen
  • Imagina que tu mente es el cielo y los pensamientos, sensaciones y emociones son las nubes, observa cómo cada nube se va a alejando. Presta atención a cuánto tiempo puedes mantenerte observando, es común que tengas que volver a comenzar después de un par de minutos
No necesariamente eres lo que piensas, todos pasamos por malos momentos, no permitas que un mal día te haga dudar de tus habilidades, de tu valor o de quién eres en realidad. Podemos ganar las batallas diarias que se juegan en nuestra mente, recuerda que tienes el poder de hacerlo si lo haces desde un lugar de paciencia y amor contigo mismo.


Fuente:http://psicologiapositivauruguay.wordpress.com/2012/06/24/nuestro-cambiante-estado-de-animo/

Huyendo del Presente

A veces estamos viviendo situaciones donde nuestra condición humana lo le gusta vivir. Estos, precisamente es cuando alguna vez hemos podido pensar en encontrarnos en el momento justo cuando todo esto ya haya pasado.
 ¿Sabéis lo que quiero decir, verdad?

Queremos no vivir lo que la vida nos ha presentado con nuestra colaboración y deseamos estar en otro momento al presente. Precisamente estas situaciones son las adecuadas para nuestra alma, pero el ser que hay dentro de nosotros que se identifica con nuestra mente, es un inconsciente, a menudo, a la importancia de los instantes que estamos viviendo. Son clave para nuestro proceso como almas que somos.

Queremos que todo acabe cuanto antes mejor. Nos negamos a aceptar lo que nos está pasando. Resistencias. Resistencias a no aceptar lo mejor para nosotros. Nuestro subconsciente sabe que la felicidad es nuestro estado natural, y cuando la vida no ser corresponde según nuestra verdadera naturaleza, entonces, nuestra no-consciencia se niega a aceptar lo que hemos atraído para nuestro mayor bien. 

Vivimos en un estado de materia, donde el camino a seguir es el del Despertar. 
¿Cómo queremos despertar si no dejamos que el despertador espiritual nos recuerde que ya ha llegado la hora de levantarnos y empezar a ser nosotros?

 Este despertados son cada una de las situaciones que la vida nos ofrece con nuestro consentimiento espiritual. Nuestra alma sabe de la notoriedad de lo vivido, no así nuestra mente no educada (racional). 

A veces nos gustaría estar lejos de donde nos encontramos y empezando de nuevo, donde la gente y el lugar fuesen otros. Aquí es donde se encuentra el engaño de nuestro deseo: la intencionalidad de huir.

A nadie le agrada encontrarse en medio de situaciones donde con el tiempo, nos damos cuenta que nos cuesta controlar cada vez más.
 ¿Sabéis? La única solución a momentos así es romper con nuestra actitud ante la vida y tomar nuevas decisiones a como las hemos estado tomando hasta ahora. 
Es igual la situación que vivamos, porque en el fondo, no hay nada que vivamos que no podamos superar. Sí, amada alma, no hay nada que vivas o vivirás que no puedas vencer.
 Así está establecido según la Gran Voluntad y acuerdo mutuo entre la Fuente de la cual todos procedemos y tú. Tienes las herramientas adecuadas para arreglar lo que en su momento desequilibraste
¡Ahora tú puedes!

Querer esconder la cabeza bajo el ala o el suelo como la avestruz es la actitud de la no-consciencia, del ser dormido, por eso suena tu despertador, para decirte: “¡Basta! ¡Es la hora de ser tú!”  

No rechacéis lo que vivís. 
Aceptadlo y haced aquello que vuestro corazón os dicte. 
Aprended del mensaje que os está transmitiendo. 
Con el corazón abierto, os daréis cuenta cuál es. Aceptadlo. 
Sed honestos, reconociendo qué es aquello que necesitáis saber de vuestra actitud ante la vida o vuestro interior que debéis de retornar al equilibrio de cuando nacisteis.

Perderse estas situaciones os alejaría todavía más del camino a seguir (según cada uno). Una situación parecida vivida por dos almas pueden tener mensajes diferentes, porque pueden activar y despertar pautas internas a manifestar.

Confiad y aceptad el proceso. 
No queráis acortar porque de nada sirve querer llegar al otro lado si no nos encaramos a la pasarela que nos lleva a la otra riba. 
Algunos podéis dar marcha atrás, pero solo será volver al ser creador de dolor por la no aceptación del proceso. 
Haced de vuestra situación, sea la que sea, como una aliada que os llevará justo allí donde debéis de llegar.


Los delfines fluyen y juegan con las olas del mar, como si patinasen y deslizasen. Haced vosotros como ellos, que aceptan las olas, haciéndolas servir como momentos de deleite para nuestra alma debido que con la supuesta adversidad, conjuntamente con nuestra actitud de encaramiento, podemos dejar atrás el hecho que nos ha hecho darnos cuenta conforme no estábamos siendo como nosotros somos realmente.

No queráis acortar lo vivido o que desaparezca de vuestro mapa, porque es justo un regalo que la vida os ofrece para llegar a dejar atrás resistencias, rigideces, miedos y egos, llaves básicas para no evolucionar. Como un globo aerostático, si queréis elevaros, debéis de ir dejando lastres, cortando sus cuerdas conforme os han creado demasiada densidad para ser vosotros. Ha llegado la hora de conectar con el ser etéreo que sois. 
Cuanto más aceptéis con serenidad, naturalidad y fortaleza aquello que vivís, menos dolor nos creará. Son las resistencias al proceso lo que hace que suframos y lo pasemos mal.

No hay nada que vivamos que no podamos superar. Todo es temporal, y en medio de esta temporalidad pueden llegar a aparecer los monstruos de la impotencia, miedos y el desencanto. 
¿Por qué no aceptamos, liberando toda preocupación en nosotros al respecto?
¿Por qué no escuchamos a nuestro corazón, haciendo lo que nos dicte y nos des-preocupamos del resultado confiando que todo irá bien?
Confiad, porque aquello que parece ser, no es. 
Más allá de lo que parece ser y vemos hay un aprendizaje y una liberación de nuestra alma para acercarnos un poco más a nuestra divinidad.

La vida no es como nos la han enseñado. Nada es lo que parece. Es una aliada de nuestra alma que nos empuja hacia el camino de la Ascensión, por lo tanto, aquello que vivís como supuesta adversidad o dramático,….no es tal. Vivir momentos como éstos nos pone en contacto con aquellas partes de nosotros no resueltas de otros tiempos. Ahora es la hora de hacer las paces y poner a cada uno en su lugar según el Gran Plan Divino. ¡Sí!, nosotros nos encontramos en medio de una Voluntad Divina, habiendo accedido a estar en ella. 
¿Qué no te acuerdas? 
No te preocupes porque tu alma sabe bien de lo que vives. 
Ves a tu interior, escucha a tu corazón y deja que tu mente descanse un rato. 
 Entonces, quizás entonces, empezarás a ver claro. 
¿Qué continuas sin darte cuenta? 
Bueno, todavía hay el plan B: Déjate llevar por el proceso confiando que todo irá bien, sea cual sea el resultado. 
¿Qué continuas sin saber de qué va?
 Bien, todavía queda el plan C: ……vívelo manteniendo la calma porque por más que te esfuerces en no vivirlo o ignorarlo, más sufrimiento crearás. 
Te preocupes o no, pasarás por la situación igualmente. 
Entonces, ¿no crees que vale más pasar por ella sin preocuparse? 
Aunque tu condición humana no sea consciente, sí tu alma, recuérdalo.

Con el tiempo mirarás atrás y te darás cuenta qué has aprendido. Hay una segunda opción: ser consciente de lo que vives y aprender de lo que sientes y estás experimentando.
Cuanto más recordemos quiénes somos y qué hemos venido a hacer, más aceptaremos lo que la vida nos da, y os puedo asegurar, que el resultado vale la pena.
Nada es lo que parece, y menos aquello que nos crea dolor.

Que el Amor y la Paz sean en todos vosotros.

Fuente: http://hermandadblanca.org/2012/06/24/huyendo-del-presente-por-jordi-morella/

La Gratitud y tú, por Daniel Rico Baca

¿QUÉ ES LA GRATITUD?
Es la virtud por la cual una persona reconoce, interior y exteriormente, los favores recibidos y trata de corresponder en algo por lo que recibió.
Esencialmente, la gratitud consiste de una disposición interior, un corazón agradecido, pero cuando es genuino trata, de alguna forma, de expresarse en palabras y en obras.
Consecuentemente, incluye tres elementos:
  • Reconocimiento de que un favor ha sido recibido;
  • Apreciación expresada en agradecimiento; y en cuanto sea posible, 
  • Regresar de alguna manera lo que se le ha dado de forma gratuita sin ninguna obligación de parte del dador.
Entre los ejemplos más sublimes del Evangelio resalta la historia de los diez leprosos (Lucas 17: 11-19):
Sólo uno regresó a darle gracias a Jesús por su curación milagrosa.
Jesús lo puso por ejemplo y se entristeció por los otros nueve.
Sin duda la gratitud es necesaria para entrar en una auténtica relación con Dios o con la persona que nos haya agraciado.
Su opuesto es:
Hay quienes creen que todo lo bueno que tienen lo han conseguido solos.
Por orgullo o, a veces, por simple desatención, no saben reconocer el apoyo que les dieron los demás en un momento o circunstancia determinados.
Ésas,  son las personas desagradecidas…aunque parezca increíble pueden llegar al extremo de criticar o incluso hacer daño a quienes los ayudaron.
A veces se cierran todas las puertas…a veces no, pues la generosidad nunca termina.
Sin embargo, como no saben experimentar agradecimiento, se sienten solos, no descubren que los demás los quieren y que merecen ese cariño.
Su malestar crece a cada día y los entristece.

El que agradece abre las cortinas de su alma,
y permite que entre el Sol y proyecte hacia afuera su propia luz.

Viviendo el valor de la Gratitud
El valor de la gratitud se ejerce cuando una persona experimenta aprecio y reconocimiento por otra que le prestó ayuda.  No consiste, necesariamente, en “pagar” ese favor con otro igual, sino en mostrar afecto y guardar en la memoria ese acto de generosidad.
Más que centrarse en la utilidad práctica del servicio recibido, pondera la actitud amable de quien lo hizo.

Aprende a dar las gracias
La alegría que esos favores despiertan en nuestro corazón se llama Gratitud.
Se manifiesta hacia afuera cuando decimos “gracias” con una sonrisa, cuando le hacemos saber a la persona que nos ayudó lo importante que fue para nosotros ese detalle inesperado (no importa si fue un objeto, un consejo o un pañuelo desechable cuando nos vieron llorar).
Pero la Gratitud no se reduce a una palabra ni se queda en la superficie: enriquece y transforma nuestra vida cuando mantenemos presente ese acto de afecto para con nosotros.
A través de ella nos sabemos queridos por los demás.
A través de ella, sabemos querer a los demás.

Fórmula Mágica
Aprende a usar la fórmula mágica que no falla:
“Por favor” indica que pedimos algo especial.
“Gracias” indica que reconocemos la ayuda.
Piensa y reconoce todo aquello que recibes de los demás.
Exprésalo a tu estilo: con palabras, con un abrazo, con una carta o un saludo.
Vé construyendo una cadena de favores: cuando tú recibas uno, haz otro, y pide a esa persona que siga extendiendo la red de ayuda y gratitud.
No agradezcas sólo los bienes materiales.
La ayuda que va más allá de los objetos es, tal vez, la más valiosa.
“Por favor” y “gracias” son dos expresiones comunes en tu vida diaria que aparecen una y otra vez en las relaciones con los demás.
Detente por un momento a pensar en ellas.
La primera es un llamado de ayuda para solicitar algo que puede ser muy sencillo (el préstamo de un objeto) o muy complicado (el auxilio en un caso de vida o muerte).
La segunda manifiesta el reconocimiento por el beneficio que hemos recibido.
En su nivel más superficial aparecen como fórmulas automáticas de cortesía, pero cuando  vives a fondo estas emociones ingresas a uno de los territorios más ricos y profundos de las relaciones humanas.
Por el camino de la Gratitud
Vence tu orgullo, piensa en quienes te han dado la mano a lo largo de la vida.
Comprende que te ayudaron a ser quien eres.
La gratitud no es un intercambio de objetos: “tú me diste, yo te di”.
Significa, más bien, “tú te esforzarte por mí, yo estoy dispuesto a hacerlo por ti.”
No sólo hay que dar las gracias a quienes están vivos y cerca de nosotros.
Reconoce en tu corazón a quienes te ayudaron aunque no vivan o se encuentren lejos.
La gratitud y tú
Ser agradecido es apreciar a cada momento lo que los demás hacen por nosotros y generar con ellos un compromiso de confianza: como estamos conscientes de su ayuda, podremos responder de igual forma cuando ellos requieran la nuestra.
Cuando la confianza crece, se convierte en amistad: dos seres humanos comparten emociones, problemas, soluciones y la ayuda fluye siempre en las dos direcciones.
El respeto y los sentimientos de cariño mutuos crecen hasta regirse por la fidelidad: no sólo agradecemos y correspondemos a quien nos ayuda, tenemos un cariño sólido que nos hará estar siempre allí para responder, sin importar que las circunstancias cambien.

La recompensa de Nicolás Bravo
El 13 de septiembre de 1812 José María Morelos ordenó al general Nicolás Bravo “pasar a cuchillo” a 300 prisioneros españoles que tenía en su poder, como una represalia contra los ataques de los realistas.
Esa noche el general no durmió pensando que hacerlo era injusto y haría que se desprestigiara la lucha por la Independencia. A las 4:00 AM se resolvió a perdonarlos y a las 8:00 los puso en libertad.
Como muestra de agradecimiento, 295 de ellos se incorporaron a las filas del general Bravo y lucharon por la independencia de México.

La gratitud y yo
He observado que al Universo le gusta mucho la gratitud.
Cuanto más agradecidos somos, más bienes obtenemos.
Al decir «bienes» no me refiero sólo a cosas materiales, sino a todas las personas, lugares y experiencias que hacen la vida tan maravillosamente digna de ser vivida.
Ya sabes lo bien que uno se siente cuando su vida está llena de amor, ale­gría, salud y creatividad, y cuando encuentra los semáforos en verde y sitio para aparcar.
Así es como está destinada a ser nuestra vida.
El Universo da con abundancia y genero­sidad, y le gusta que se le dén las gracias.
Piensa en cómo te sientes cuando le haces un regalo a un amigo.
Si lo mira y pone cara de desilusión o dice: «Ay, no es de mi talla», o
«Este color no me sienta bien» o « ¿Y eso es todo?», seguro que no vas a tener el menor deseo de volver a hacerle un regalo.

Pero si ves que sus ojos brillan de alegría, y se muestra complacido y agradecido, entonces cada vez que veas algo que pienses que le gusta­ría, desearás regalárselo, independientemente de que lo hagas o no.
La gratitud produce más cosas por las que estar agra­decido; aumenta la abundancia. La falta de gratitud y las quejas producen poco de qué regocijarse. A los quejosos siempre les parece que hay pocas cosas buenas en su vida, y no disfrutan de lo que tienen.
El Universo siempre nos da lo que creemos merecer.

A muchos nos educaron para fijarnos en lo que no tenemos y sentir sólo carencia.
Partimos de una creencia en la escasez y luego nos preguntamos por qué está tan vacía nuestra vida.
Si pensamos que no tenemos una serie de cosas y que no seremos felices mientras no las tengamos, dejamos en suspenso la vida.

Entonces lo que el Universo oye es: «No tengo tal o cual cosa y no soy feliz», y eso es lo que conseguimos.
Desde hace tiempo acepto todo lo que a mi vida llega, diciendo:
«Lo acepto con alegría, placer y gratitud».
Me he dado cuenta de que al Universo le gusta mucho esa expresión, y constantemente recibo los regalos más maravillosos.

Al despertar por la mañana, lo primero que hago antes de abrir los ojos es dar las gracias a mi cama por la buena noche de sueño que me ha proporcionado. Le agradezco el calor y la comodidad que me ha brindado.
A partir de ese comienzo, es fácil pensar en las muchas, muchísimas cosas más por las que me siento agradecido.
Cuando salgo de la cama, probablemente ya he expresado mi gratitud por las ochenta o cien personas, lugares, cosas y experiencias de mi vida.
Esa es una forma fabulosa de empezar el día.
Por la noche, justo antes de dormirme, repaso el día, bendiciendo y agradeciendo cada experiencia.
También me perdono si me parece que he cometido un error, he dicho algo inapropiado o he tomado una decisión que no era la mejor.
Nos conviene agradecer incluso las lecciones que recibimos.
No hay que huir de las lecciones; son pequeños tesoros que se nos dan.
Cuando aprendemos de ellas, nuestra vida cambia para mejorar.
Ahora me alegro cuando veo otra parte más de mi lado oscuro.
Sé que eso significa que estoy preparado para abandonar algo que ha estado dificultando mi vida.
Digo: «Gracias por enseñarme esto, para poder sanarlo y continuar adelante».
Así pues, tanto si la lección es un «problema» que ha surgido como una oportunidad de ver algún viejo comportamiento negativo que ya es hora de abandonar, ¡alégrate!
Dediquemos todos los momentos posibles de cada día a agradecer todo lo bueno que hay en nuestra vida.
Si es poco lo que tienes ahora, aumentará.
Si tu vida ya es abundante, esa abundancia también aumentará.

De este modo siempre se gana.
Tú te sientes feliz y el Universo se siente feliz.
La gratitud aumenta nuestra abundancia

Comienza un diario de agradecimientos.
Cada día escribe algo por lo cual estés agradecido.
Diariamente di a alguien lo agradecido que te sientes por algo.
Da las gracias a los dependientes de las tiendas, a los camareros, al cartero, a tu jefe o tus empleados, a tus amigos, a tus familiares y a perfectos desconocidos.
Cuenta el secreto de la gratitud, propágalo.
Contribuyamos a hacer de este mundo un lugar de agradecimiento, por todo lo que damos a los demás y por todo lo que recibimos de ellos.
Cuando repaso mi vida y veo de qué forma increíble se ha desarrollado, con todas las enseñanzas que he aprendido de los maestros que me han ayudado a mirar los rincones oscuros de mi vida, siento una gran reverencia por esta cosa maravillosa y excitante llamada Vida.
Sí, ciertamente soy una persona agradecida, algunas veces más que otras, pero me siento invadido por una humilde gratitud por tener la oportunidad de realizar mi vida en esta época tan auspiciosa de la historia de nuestro planeta.
La gratitud es algo importantísimo para la calidad de nuestra vida.
Por lo que a mí respecta, sé que cuando estoy agradecido tengo mis canales abiertos de par en par para todos y cada uno de los bienes que puedan encaminarse hacia mí.
También es cierto lo contrario.
Si no ocurre nada en mi vida, sólo tengo que mirar cómo está el barómetro de la gratitud, y ahí encuentro la respuesta.

Un corazón cerrado cierra la conexión de nuestra alma con la Fuente de toda felicidad, alegría y dicha.

Me he acostumbrado a «actuar como si», es decir, actúo como si estuviera agradecido aun cuando me resulte difícil sentir esa agradable sensación que surge de un modo natural cuando estamos agradecidos.
Y no pasa mucho tiempo sin que me sienta de verdad agradecido.
Otra cosa que me encanta hacer es decir: « ¡Gracias!»-
Y yo le añadiría la palabra « ¡Sí!», como dice Louise Hay en su maravillosa afirmación: « ¡Digo SÍ a la Vida, y la Vida me dice SÍ!».
Cuando tenemos ese tipo de química flotando en la cabeza y el cuerpo, seguro que los éteres que emanan de uno y llegan a todos y a todo van a volver a nosotros, y van a volver multiplicados.
A veces olvidamos que somos seres divinos y que la intención del Creador es que disfrutemos de esta maravillosa e increíble Vida.
Las lecciones de la vida pueden estar llenas de alegría en lugar de tanto dolor, y cuando nuestra actitud proviene de un lugar amoroso, agradecido y apreciativo del corazón, los Maestros, Ángeles y Guías pueden ayudarnos aún más.
Cuando les pedimos ayuda, podemos estar eternamente agradecidos por esta Jerarquía Planetaria que está más que dispuesta a ayudarnos.
Entonces comprendemos que jamás estamos solos en el camino.

He descubierto que cuanto más dispuesto estoy a agradecer las pequeñas cosas de mi vida, más cosas grandes surgen de fuentes inesperadas, y empiezo con mucha ilusión cada día, con todas las sorpresas que están constantemente llegándome.
Así pues, si tu vida no funciona bien en estos momentos, podría deberse a que tu actitud de gratitud necesita un amoroso ajuste.

Declara y afirma que te dispones a ser una persona más agradecida, y observa cómo te llegan regalos de la Vida.
También afirma tu buena disposición a dar.
Cuanto mayor sea tu gratitud, más bienes vendrán a ti; cuanto más das, más recibes.
¡Qué buena es la Vida!
Y así es.
Y así sea.
Y recuerden siempre que
“Más bienaventurado es Dar… que recibir…”


Fuente: http://hermandadblanca.org/2012/06/24/la-gratitud-y-tu-por-daniel-rico-baca/

viernes, 15 de junio de 2012

Cambia la perspectiva


 
- No creas en todo lo que piensas. Se pueden revertir los pensamientos.
 
- Pregúntate: ¿Son veraces todos mis pensamientos?
 
- Cambia tu perspectiva y las cosas cambiarán.
 
- La mayoría nos preguntamos: ¿Qué nuevo bienestar hay para mí? ¿Cuánto puedo ganar con esto? En vez de: ¿Cómo ayudará esto a mi madurez?

- Cuando no puedas cambiar la situación, cambia la forma de responder, de reaccionar.
 
- Piensa de otra manera y experimentarás nuevas emociones.
 
- Cuantas más creencias falsas y asuntos pendientes o abiertos tengas, más
débil se encontrará tu estima; y tu calidad de vida será menor.
 
- Si quieres saber lo que sembraste en el pasado, mira a tu alrededor y ve lo que estás cosechando hoy.




Superar la co-dependencia
 
1. Aprende a conocerte a ti mismo@.
 
2. Acepta tu realidad.
 
3. Expresa tus sentimientos de una manera clara y directa.
 
4. Deja de sentirte culpable por todo y de todo.
 
5. Rompe con el miedo de lastimar a otros por el hecho de estar bien o detener éxito en lo que haces.
 
6. Busca entender tus sentimientos derivados de la infancia en lugar de estar pendiente de lo que hace o deja de hacer tu pareja.
 
7. Descubre tus capacidades personales y aprende a disfrutarlas.
 
8. Aprende a disfrutar tanto cuando estás sol@ como acompañad@
 
 
9. Deja ir el miedo al abandono.
 
10. Acepta el duelo por dejar tu vieja adaptación de vida para que pueda emerger tu nuevo ser.
 
11. Recuerda y comprende los patrones familiares y culturales que sustentan tus creencias y conductas co-dependientes.
 
12. Trabaja con tu “niño interior” y aprende a cuidar de ti mism@.
 
13. Deja de manipular.
 
14. Aprende habilidades de comunicación.
 
15. Deja de culpar a otros por tus sentimientos y problemas.
 
16. Responsabilízate por lo que dices o haces.
 
17. Aprende a identificar y establecer tus límites en las relaciones con otras personas.
 
18. Supera los absolutos: "ni contigo" - "ni sin ti".


 
Amor de pareja
 
- El amor va de la mano con el compromiso, los momentos de calma, la no adrenalina.
 
- Además de atracción, pasión, alegría, los valores que mantienen a las parejas unidas y definen el amor son: sacrificio, perseverancia, tolerancia, compromiso y perdón.
 
- No utilices a tu pareja para tapar un vacío profundo: tu soledad.
 
- La idealización de la pareja, el querer que cambie, que adivine tus cosas, son fantasías absurdas.

- No sueñes con que tu pareja sea tu clon. Tu pareja tampoco tiene que ser tu imagen en el espejo.
 
- Para moverte adecuadamente en la maraña del amor, es tan importante saber lo que quieres como lo que no quieres. 

- Cada quien decide hasta dónde llega y qué está dispuesto a entregar. Los psicólogos recomendamos que la dignidad y la autoestima nunca deben ser negociadas, porque hasta el amor tiene límites. Tú decides.
 
- Los que han fracasado, en sus relaciones anteriores, han tomado conciencia de lo que no soportan, lo que les disgusta y lo que no están dispuestos a negociar.

- No fuerces las situaciones: lo que le va bien a uno, es para uno.
 
- Quien intente controlarte y someterte no es para ti.


 
Crisis, para buscar "equilibrarnos"
 
- La crisis es la mejor bendición que puede sucederles a personas y países porque la crisis trae replanteos y progresos.
 
- La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones.

- La creatividad nace de la necesidad, como el día nace de la noche oscura.
 
- Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias.

- Quien supera la crisis se supera a si mismo, sin quedar “superado”.
 
- Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones.

- Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía.
 
- Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno.

- Los extremos no ayudan: Hablar de crisis es promoverla y, callar en la crisis es exaltar el conformismo.
 
- Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora que es la tragedia de no querer luchar por superarla.
 
El Equipo de PsicoAyuda
Fuente: http://psicoayuda.jimdo.com/15-superacion-personal/octubre-2011/

Claves para reconocer nuestros errores


10 Claves para reconocer errores
 
1. Cada error nos muestra algo que debemos corregir
En la medida en que lo hacemos nos convertimos en mejores personas.
 
2. Acepta lo que ya pasó
Sal del pasado y no te quedes pegado, pensando en lo que pudiste hacer y no hiciste. El pasado ya pasó y no puedes cambiarlo, pregúntate: "¿Qué puedo hacer para corregir el error lo más rápidamente posible y qué puedo aprender de esta experiencia?".
 
3. Supera la culpa
Si realizaste una mala elección o cometiste alguna equivocación, no te castigues por algo que no podías saber de antemano. Cometer errores no tiene nada que ver con tu valor como persona ni con tu capacidad para tomar decisiones en un momento dado.
 
4. Considera el error como una advertencia
A veces el recibir una multa de tránsito representa una advertencia para conducir más despacio y evitar un accidente mayor... Estar atentos para reconocer las señales que nos envía el universo hará que convirtamos nuestros errores en oportunidades.
 
5. Vence el temor a equivocarte
El miedo a equivocarte puede hacer que no te atrevas a decir lo que sientes o piensas. Al mismo tiempo puede impedirte hacer algo por temor a hacer el ridículo. Atrévete a expresar tus pensamientos y sentimientos encontrando las mejores palabras y el mejor momento para hacerlo. Y si te equivocas, pide disculpas.
 
6. Aprende de tus errores
Cada uno nos muestra algo que necesitamos corregir, y en la medida en que lo hacemos aprendemos y nos convertimos en mejores seres humanos. Repara la ofensa. Que tu arrepentimiento no se quede sólo en palabras bonita. Además de pedir disculpas, es importante que hagas algo concreto para mostrar tu compromiso de corregir el error o la ofensa cometida. "¿De qué manera puedo corregirlo?, ¿qué puedo hacer para que te sientas bien?", son frases que hacen sentir mejor a las personas afectadas.
 
7. Vence el hábito de señalar los errores de los demás
El hábito de señalar los errores que cometen los otros, sin aportar algo para ayudarles, termina afectando nuestras relaciones con ellos y reafirmando las consecuencias negativas que se generan de nuestras equivocaciones.
 
8. Asume tu responsabilidad
Si eres sincero y humildemente explicas en forma razonable el porqué de tu actuación equivocada, la persona afectada se sentirá más tranquila y satisfecha al escucharte. Debemos siempre enfrentar las situaciones embarazosas con madurez y nunca reaccionar emocionalmente. Quedarnos callados esperando que el tiempo pase y la persona olvide la ofensa, hará que se genere el resentimiento.
 
9. Supera la culpa
La mayoría de las veces nos sentimos culpables por haber cometido un error. Después de pedir disculpas a las personas involucradas, debemos perdonarnos a nosotros mismos.
 
10. Evita pensar en lo que pudiste hacer
Lo primero que viene a nuestra mente, después de cometer un error, es todo lo que hubiéramos podido hacer para evitarlo. A veces te quedas ahí, dándole vueltas a todas las posibilidades y sintiéndote culpable o haciendo sentir culpable al otro, como si de esa manera pudiera borrarse todo lo sucedido. Simplemente acéptalo y piensa en lo que puedes hacer para solucionarlo de la manera más eficiente.
 
El Equipo de PsicoAyuda
Fuente: http://psicoayuda.jimdo.com/4-claves-para-mejorar/claves-para-reconocer/
 

Aprende a renunciar

Renunciar no es malo
 
Diariamente debemos enfrentarnos a hechos que están fuera de nuestro control. La renuncia se convierte, entonces, en algo necesario y saludable.
 
La palabra renuncia ha te­nido tradicionalmente connotaciones negati­vas, ya que, como seres apegados que somos, nos cuesta abandonar aquello que cree­mos nuestro. Es así como lle­gamos a relacionar la renun­cia con ideas de resignación, sacrificio o, incluso, de autocastigo.
 
Pero nada más lejos de la realidad. Renunciar, en un sentido positivo, consiste en aflo­jar las riendas de nuestro con­trol y averiguar qué aspectos de nuestra vida y de nuestro entorno no necesitan nues­tra intervención.
 
La renuncia implica compren­der y aceptar que existe cier­to "orden" en el universo que es preciso respetar si queremos viajar por la vida más di­chosos y ligeros de equipaje. Para lograrlo, podemos com­pletar una lista como la siguien­te con todas las cosas a las que podríamos renunciar:
 
• Renuncio a... asumir funciones que no me corresponden.
• Renuncio a... luchar por retener cosas que, en realidad, no necesito.
• Renuncio a... oponerme a la realidad que la vida me presenta.
• Renuncio a... tratar de controlarlo todo.
• Renuncio a... manipular o interferir en las decisiones de los demás.
• Renuncio a... impedir que los otros vivan sus experiencias y aprendan de ellas.
• Renuncio a... acelerar los relojes internos de las personas que me rodean.
• Renuncio a... sufrir ante aquello que no puedo cambiar.
• Renuncio a... mi necesidad de tener razón.
• Renuncio a... querer sentirme aprobad@ por los demás.
• Renuncio a... juzgar a los demás.
 
¿Piensas en alguna renuncia más?, agrégala y haz tu propia lista.
Recordemos que si nos toca cabalgar a lomos de situaciones o experiencias cuyo intento de control nos produce sufrimiento, sol­temos las riendas y cooperemos con la vida permitiéndole que haga su parte: solo así nos sen­tiremos ligeros del peso de más. 

Fuente: http://psicoayuda.jimdo.com/4-claves-para-mejorar/renunciar-no-es-malo/

Comunicación Eficaz

Comunícate eficazmente

Te comunicas con palabras, gestos y expresiones no verbales. Continuamente, estás comunicando algo, aunque estés en silencio. Es imposible no comunicar.
He aquí algunas sugerencias para que tengas una comunicación efectiva:
  • Tu rostro
Las personas se hacen una idea de tu estado emocional, con sólo verte el rostro. Si tu rostro está sonriente, sereno, con una mirada alegre, estás  invitando  a los demás a la interrelación. Si por el contrario, tu cara se muestra agresiva o enfadada, sueles crear una barrera que impide el acercamiento.
  • Lugar y momento
Preocuparte de lo que dirás y cómo lo dirás, es una parte de la comunicación. También influyen el lugar y momento elegidos, pues dan un mensaje claro de tus intenciones. La cama matrimonial no es un buen sitio para resolver diferencias de pareja y menos después de hacer el amor; para ello busca un lugar neutral, como un café o un parque, donde no vayas continuamente.
  • Despedida
Todo lo que hayas podido decir, se reafirmará o desmentirá por la forma en que termine el encuentro. Los gestos de despedida y las últimas miradas forman parte del mensaje que has querido transmitir. Puedes expresar lo bien que lo has pasado, con un abrazo sincero o al estrechar la mano; en vez de un frío adiós que denota tus deseos de retirarte.
  • ¿Gestos o palabras?
Las palabras dan una idea de lo que pensamos o sentimos; en cambio, los gestos exteriorizan cómo nos encontramos realmente. Más que pensar qué le digo, detente a pensar en tus gestos. ¿Cómo le saludo? ¿Cómo le miro? ¿Dónde me siento? ¿Cómo me despido? Dale más prioridd a los gestos que a tus palabras. Recuerda que las personas retendrán más lo que ven en ti que lo que oyen de ti.
 
¿Te ayudan estos recursos para comunicarte?

Fuente:http://psicoayuda.jimdo.com/4-claves-para-mejorar/

Le caes bien a la gente?

¿Le caes bien a la gente?
 
Caerle bien a alguien, dar una buena o mala im­presión a la persona que acabamos de cono­cer no es algo mágico o produc­to del azar. La empatía y la sim­patía siguen ciertos principios que podemos manejar de modo consciente y deliberado. Y en al­gunas situaciones particulares, como en una entrevista de trabajo o en una negociación, caer "instin­tivamente" bien o mal a nuestro interlocutor puede marcar la diferencia.
 
Ese instinto relacional es un mecanismo subconsciente que nos indica si la persona que tene­mos delante encaja o no con nuestras expectativas, con nuestro modelo del mundo y, en consecuencia, si la relación con ella será agradable o no.
 
Lo primero que percibimos de alguien son sus manifestacio­nes externas; muchas de ellas tan sutiles que sólo las capta­mos inconscientemente. Una vez computadas, en nuestra mente, comparamos esas expresiones con la idea que tenemos de cómo deben ser los comportamientos sociales. Si lo que vemos –u oímos- encaja con nuestra idea, simpa­tizamos con esa persona; si no, la rechazamos. Es como si nos miráramos en un espejo; si nos vemos reflejados, la persona en cuestión nos agrada. Si por el contrario el refle­jo no concuerda con nosotros, levantamos una barrera.
 
Amóldate a la otra persona
 
Existen estrategias comunicativas que ayudan a dar una buena impresión a quien acabamos de conocer. No es el propósito del artículo, considerarlas, sino tomar conciencia de cómo funciona el caer o no bien a alguien.
 
Por regla general, si quieres caerle bien a alguien, "a prime­ra vista" es necesario copiar la manera que tiene de expresarse. Presta atención al conjunto de sus manifestaciones externas -su lenguaje, tanto verbal como corporal- y, una vez identifica­do, ajústate a él.
 
Por ejemplo, si la persona con la que quieres empatizar gesti­cula mucho, hazlo también; si habla rápidamente, ajústate a su velocidad; si usa un lengua­je sencillo, emplea tú también términos llanos; si sonríe, son­ríe tú también...
 
Lo que levanta una barrera, inmediatamente, es rebatir las creencias de otro. Estés o no de acuerdo con ellas, si quieres mantener la conversación, no cuestiones abiertamente sus creencias. Las creencias son el fundamen­to de cualquier persona y, si gol­peas esos cimientos, se te opondrá inmediatamente.
http://www.scribd.com/doc/26987589/¿Le-Caes-Bien-a-La-Gente
El Equipo de PsicoAyuda

Fuente: http://psicoayuda.jimdo.com/4-claves-para-mejorar/le-caes-bien-a-la-gente/

Reconocer errores


¿Cómo reconocer nuestros errores?
 
A través de nuestros errores tenemos la oportunidad de reflexionar y aprender algo nuevo. Cuando revisamos las consecuencias de una acción que acabamos de realizar, es cuando podemos reconocer el error que cometimos. Debido a esto, nos resulta tan difícil prevenir algunos errores, porque sólo podemos reconocerlos una vez que los hemos cometido.
 
Desarrollar la capacidad de reconocer y aceptar nuestras equivocaciones amplía nuestra visión de la realidad, nos impulsa a asumir nuestra responsabilidad y nos enseña, además, a reconocer la presencia de personas afectadas por las consecuencias de nuestras equivocaciones.
 
Oímos a diario frases como: "Cometer errores es humano", "Un error lo comete cualquiera", etc. pero, lo más importante, es que tengamos la disposición de asumir el compromiso de hacer cuanto sea necesario para corregirlos. Algunos padres, por ejemplo, temen reconocer un error frente a sus hijos por miedo a perder su autoridad o el respeto por parte de ellos, cuando, en realidad, hacerlo sería una señal de sabiduría, humildad y amor.
 
Desde luego que no es sencillo aceptar nuestras equivocaciones, pues hiere nuestra autoestima. A veces nos da pena que otros descubran que hemos cometido un error; otras, quedamos paralizados por el miedo de volvernos a equivocar, o también puede suceder que en vez de asumir nuestra responsabilidad y reparar nuestros errores, busquemos culpar a alguien de ellos. En realidad, saber que tenemos derecho a equivocarnos y estar dispuestos a aprender de ello, nos da la libertad de ser auténticos, de tomar decisiones más acertadas y nos concede el permiso para atrevernos a realizar actividades nuevas con más seguridad y confianza.
 
En algún momento, nos llegará el día en que hemos cometido un error grave, pero, a pesar de la vergüenza que podamos sentir, no debemos huir de la responsabilidad ni ponernos agresivos o defensivos cuando otros nos hagan una observación al respecto; nuestra meta deberá ser, en ese momento, tratar de reparar el daño de la forma más digna posible. Muchas personas creen que reconocer un error puede ser una señal de debilidad y que, además, puede representar la posibilidad de perder el respeto por parte de los seres queridos… ¡No es así! Definitivamente, el admitir que nos equivocamos nos merece el aprecio y la estima de ellos, especialmente si nos ven hacer el esfuerzo para superarlo y no repetirlo. Asumir nuestros errores nos permite crecer y madurar internamente. Además, todas las equivocaciones son una oportunidad para aprender algo nuevo acerca de nosotros mismos, de los demás y de la vida.
 
Hay dos maneras simples de aprender y madurar: lo hacemos por error y acierto, reconociendo y asumiendo las consecuencias que se generan de nuestras elecciones. Si tienes hijos, la próxima vez que uno de ellos cometa un error pídele que asuma su responsabilidad sin presionarlo o castigarlo inmediatamente por la equivocación cometida. En su lugar, explícale las posibles consecuencias e invítale para que participe en el proceso de encontrar la solución y el medio para que no vuelva a suceder.
 
Pensamos, con frecuencia, que los errores son un fracaso, pero, en realidad, podemos verlos como una herramienta valiosa que nos permite aprender, crecer, hacer cambios y superar las limitaciones.
 
El Equipo de PsicoAyuda

Fuente: http://psicoayuda.jimdo.com/4-claves-para-mejorar/reconocer-errores/
 

¿Por qué nos cuesta instalar un modelo de bienestar?

Si pretendemos ir más lejos, ¿qué sentido tiene usar métodos antiguos? Son necesarias nuevas formas para la manifestación de una Nueva Fuerza."

Una pregunta recurrente entre mis pacientes (y amigos y conocidos) es: si yo sé que me hace mal, ¿por qué lo sigo haciendo?

Una de las principales razones es que lo que ahora nos hace daño fue beneficioso cuando surgió. Cuando éramos niños y sufrimos distintas carencias (sean afectivas o materiales), usamos algunas estrategias para anestesiarnos o para manejar el temor o el dolor que esas situaciones nos causaban. Esas defensas, resistencias, idealizaciones, negaciones, transferencias, fueron efectivas para poder sobrevivir o continuar con esperanzas de que se solucionaran en el futuro. El tema es que lo que sirvió de pequeños no sirve de adultos, pero nuestro Niño Interno nos maneja y sigue insistiendo en los recursos que encontró  y redobla la apuesta en cada fracaso, buscando redimirse y ser feliz. Su exploración la hace afuera, primero ante papá y mamá y luego ante el mundo. En realidad, está esperando que nosotros lo contengamos y le expliquemos una nueva forma de enfrentar la situación, con amor y paciencia.

La idealización es una maniobra que muchos usamos. Si nos sentíamos tímidos e incapaces y nos escondíamos avergonzados, crearemos un modelo perfecto, lleno de seguridad, talento, seducción y fortaleza, el cual será nuestra meta adulta y a través del cual conseguiremos el respeto, la admiración, el reconocimiento, el amor, el dinero, lo que sea que arregle la carencia. Algunos podrán lograrlo plenamente  porque habrán aprendido a conocerse, aceptarse y evolucionar en el camino, pero la mayoría (sea que lo consigan o no) continuarán apelando a la autoexigencia y el perfeccionismo para tapar el vacío y obligarse a más y más y más. Nunca será suficiente y actuarán como un barril sin fondo, sacrificándose en el altar del desamor. De nuevo, el Niño Interno debe comprender que no hay nada malo en sí mismo y que tiene todo lo que necesita.

Una conducta poco comprendida es cómo nos manejamos con el placer. Si tuvimos padres que apreciaron nuestras cualidades, que nos enseñaron a obtener las metas creativamente y no a  través de la lucha, que disfrutaron las pequeñas cosas y valoraron las grandes, habremos puesto el placer en las sustancias positivas de la vida. Si, por el contrario, crecimos en medio de privaciones, de culpas y castigos, de agresiones encubiertas o expuestas, de sufrimientos continuos, encontraremos placer negativo en fallar, en perder, en tratar y no lograr, en victimizarnos, en el dolor y la enfermedad, en superar dificultades cada vez más grandes, etc. Sólo reconociendo esta conducta y aceptando el merecimiento de las buenas cosas gratuitamente, simplemente por ser seres espirituales encarnados, lograremos dar vuelta el mandato.

 La repetición es la esencia del Ego. Es la forma en que el Alma nos señala el aprendizaje, a través de nuestros Niños Internos. El problema es que no lo consideramos un recordatorio sino un castigo o una condena para siempre. Una vez hallado el mensaje, es cuestión de instalar el nuevo modelo… y nos cuesta porque cedemos a la inercia de lo que veníamos haciendo.

Es un trabajo que demanda perseverancia y cariño. Sin ceder a la repetición neurótica, podremos ir construyendo una vida verdadera, conectada al corazón. Los pequeños pasos, los mínimos cambios, confiados y entusiastas, son más importantes que la idealización narcisista de un solo momento que salvará nuestra vida deslumbrantemente. Reconozcamos la conciencia, la sencillez, el afecto, la constancia y la auto-contención como esenciales. Démonos la mejor vida que podemos, nacida de la conexión sagrada con nosotros mismos y no con modelos externos y falsos. Finalmente, sólo podemos ser felices siendo quienes somos.

Fuente: http://www.caminosalser.com/i1446-por-que-nos-cuesta-instalar-un-modelo-de-bienestar/

jueves, 14 de junio de 2012

82 sabios consejos de Gurdjieff a su hija para transitar por el camino de la Vida

Todos los que tenemos hijos desearíamos tener interiorizadas una serie de máximas o sentencias lo más sintéticas posibles con las que poder ayudar a nuestros vástagos en su caminar por la vida
Bueno, pues Gurdjieff, uno de los grandes Maestros de los caminos iniciáticos occidentales, legó a su hija 82 consejos
Después de leerlos todos seguidos, me dí cuenta que cada uno parece tener vida propia y exigir plena atención. No sirve de nada aconsejar nada en ningún sentido si realmente no se hace con todo el corazón, y eso sólo se puede conseguir sintiendo cada máxima desde muy adentro.
Por ello, lo que llegué a preguntarme fue: ¿cuántos de éstos consejos de Gurdjieff a su hija podría YO darle a la mía propia? ¿Cuántos de ellos no caería en el típico “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago…“?
El trabajo interior empieza por uno mismo… para después ser capaz de transmitirlo con Amor a los que queremos.
Os dejo con los preceptos de Gurdjieff: como todo en la vida del maestro del Cuarto Camino, la forma en que llegaron a ser conocidos es… curiosa.
El texto fue compartido por la hija de Gurdjieff, Reyna d’Assia, con el psicomago Alejandro Jodorowsky, y publicado en el libro de éste último “El maestro y las magas” de la editorial Siruela. Y en el vídeo son recitados por Fernando Sánchez Drago.
Qué gran filosofía de vida…
1. Fija tu atención en ti mismo, sé consciente en cada instante de lo que piensas, sientes, deseas y haces.
2. Termina siempre lo que comenzaste.
3. Haz lo que estás haciendo lo mejor posible.
4. No te encadenes a nada que a la larga te destruya.
5. Desarrolla tu generosidad sin testigos.
6. Trata a  cada persona como si fuera un pariente cercano.
7. Ordena lo que has desordenado.
8. Aprende a recibir, agradece cada don.
9. Cesa de autodefinirte.
10. No mientas ni robes, si lo haces te mientes y te robas a ti mismo.
11. Ayuda a tu prójimo sin hacerlo dependiente.
12. No desees ser imitado.
13. Haz planes de trabajo y cúmplelos.
14. No ocupes demasiado espacio.
15. No hagas ruidos ni gestos innecesarios.
16. Si no la tienes, imita la fe.
17. No te dejes impresionar por personalidades fuertes.
18. No te apropies de nada ni de nadie.
19. Reparte equitativamente.
20. No seduzcas.
21. Come y duerme lo estrictamente necesario.
22. No hables de tus problemas personales.
23. No emitas juicios ni críticas cuando desconozcas la mayor parte de los hechos.
24. No establezcas amistades inútiles.
25. No sigas modas.
26. No te vendas.
27. Respeta los contratos que has firmado.
28. Sé puntual.
29. No envidies los bienes o los éxitos del prójimo.
30. Habla sólo lo necesario.
31. No pienses en los beneficios que te va a procurar tu obra.
32. Nunca amenaces.
33. Realiza tus promesas.
34. En una discusión ponte en el lugar del otro.
35. Admite que alguien te supere.
36. No elimines, sino transforma.
37. Vence tus miedos,  cada uno de ellos es un deseo que se camufla.
38. Ayuda al otro a ayudarse a sí mismo.
39. Vence tus antipatías y acércate a las personas que deseas rechazar.
40. No actúes por reacción a lo que digan bueno o malo de ti.
41.  Transforma tu orgullo en dignidad.
42.  Transforma tu cólera en creatividad.
43.  Transforma tu avaricia en respeto por la belleza.
44.  Transforma tu envidia en admiración por los valores del otro.
45.  Transforma tu odio en caridad.
46. No te alabes ni te insultes.
47. Trata lo que no te pertenece como si te perteneciera.
48. No te quejes.
49. Desarrolla tu imaginación.
50. No des órdenes sólo por el placer de ser obedecido.
51. Paga los servicios que te dan.
52. No hagas propaganda de tus obras o ideas.
53. No trates de despertar en los otros emociones hacia ti como piedad, admiración, simpatía, complicidad.
54. No trates de distinguirte por tu apariencia.
55. Nunca contradigas, sólo calla.
56. No contraigas deudas, adquiere y paga en seguida.
57. Si ofendes a alguien, pídele perdón.
58. Si lo has ofendido públicamente, excúsate en público.
59. Si te das cuenta de que has dicho algo erróneo, no insistas por orgullo en ese error y desiste de inmediato de tus propósitos.
60. No defiendas tus ideas antiguas sólo por el hecho de que fuiste tú quien las enunció.
61. No conserves objetos inútiles.
62. No te adornes con ideas ajenas.
63. No te fotografíes junto a personajes famosos.
64. No rindas cuentas a nadie, sé tu propio juez.
65. Nunca te definas por lo que posees.
66. Nunca hables de ti sin concederte la posibilidad de cambiar.
67. Acepta que  nada es tuyo.
68. Cuando te pregunten tu opinión sobre algo o alguien, di sólo sus cualidades.
69. Cuando te enfermes, en lugar de odiar ese mal considéralo tu maestro.
70. No mires con disimulo, mira fijamente.
71. No olvides a tus muertos, pero dales un sitio limitado que les impida invadir toda tu vida.
72. En el lugar en que habites consagra  siempre un sitio a lo sagrado.
73. Cuando realices un servicio no resaltes tus esfuerzos.
74. Si decides trabajar para los otros, hazlo con placer.
75. Si dudas entre hacer y no hacer, arriésgate y haz.
76. No trates de ser todo para tu pareja; admite que busque en otros lo que tú no puedes darle.
77. Cuando alguien tenga su público, no acudas para contradecirlo y robarle la audiencia.
78. Vive de un dinero ganado por ti mismo.
79. No te jactes de aventuras amorosas.
80. No te vanaglories de tus debilidades.
81. Nunca visites a alguien sólo por llenar tu tiempo.
82. Obtén para repartir.
No está mal para empezar…


Fuente: http://www.elblogalternativo.com/2009/10/14/82-sabios-consejos-de-gurdjieff-a-su-hija-para-transitar-por-el-camino-de-la-vida/#.T9m1HPvYmyw.facebook

Contador de entradas