Suelta amarras, libérate del fanatismo, de la comodidad y de la cobardía, y estarás abierto a la Nueva Energía.
Por un determinado acontecimiento, esta semana tomé conciencia de cómo la sociedad me percibe a mis 57 años: casi vieja, cercana a la jubilación, sin muchas posibilidades de ciertas cosas.
No es así como yo me veo ni me siento. Estoy colmada de hermosas intenciones para los próximos años, en todas las áreas, y estoy segura de que las voy a lograr, vital y plena.
Aspecto crucial: la salud. Como el cuerpo sigue a la mente, si creemos que con la edad vienen los achaques, las enfermedades, las limitaciones, el mal aspecto, eso vendrá.
Estoy más sana que cuando tenía 25 años, porque en esa edad estaba llena de conflictos y se manifestaban en mi cuerpo.
Ahora, puedo tomar conciencia de ellos antes de que pasen al físico y resolverlos.
Eso me permite mantenerme sana y dinámica, llevando un estilo de vida adecuado y, sobre todo, sintiéndome joven y con la vida por delante.
Charlando con una paciente, le decía que yo pienso vivir más de 100 años, trabajando siempre, y que me voy a ir voluntariamente, cuando así lo decida.
¿Será así? No lo sé, pero elijo moverme dentro de estos parámetros y no dentro de los que los demás creen.
Después de todo, a mi mundo lo decido yo y no los otros.
¿Lo pensaste así alguna vez?
No estás viviendo en “el” mundo, estás viviendo en “tu” mundo, compartiendo muchas cosas con los mundos de los demás. Cedes tu poder cuando acatas dócilmente lo que los demás te proponen (o te imponen).
La forma diaria en que manifestamos esto es en estar pendientes de la mirada de los otros.Vivimos colgados de lo que los demás opinan… o pensamos que opinan. Personalizamos constantemente, sin darnos cuenta.
Es una reminiscencia infantil: el niño cree que todo pasa por él mismo, así que cualquier cosa a su alrededor es efecto de algo que él ha causado. Si papá está enojado es porque hizo algo malo, no sabe que él se peleó con su jefe.
Si mamá está triste es porque trajo una mala nota, no sabe que es porque una amiga está enferma. Todo es su culpa, todo gira alrededor de él. De “adultos”, continuamos poniendo en los demás nuestras decisiones, autoestima, actitudes.
Como si esas miradas, esas opiniones fueran trascendentales y de ellas dependieran nuestro bienestar.
Dejemos de creernos los ombligos del mundo para los demás y seamos el centro para nosotros.
Las consecuencias de nuestras decisiones recaerán en nosotros y, si no hicimos algo por temor al que dirán, la pérdida será nuestra, el otro seguirá con su vida.
En esta sociedad que impone modelos a través de la publicidad (debes tener tal automóvil, irte de vacaciones a tal lugar, correr ocupado en mil actividades, estar delgado y vestido con determinadas marcas, etc.), muchos colapsan tratando de cumplir con ellos, cada uno en su propio nicho de mercado (porque ya no hay clases sociales sino consumidores globales).
Es interesante porque la Nueva Energía justamente propone que no hay más modelos ni poderes que lo determinen y fiscalicen. Tú decides cómo quieres vivir. Tú planteas qué cuerpo tener, con qué actividad obtendrás dinero, cómo organizarás tu pareja o tu familia, cuáles serán tus valores, cómo te conectarás con Dios/Diosa, etc.
Es una tarea un tanto complicada al inicio porque estás desbaratando no sólo el modelo actual sino el de cientos de encarnaciones. Esta es la explicación de cuántas dificultades estás teniendo en tu vida ahora. Muchas cosas salen de debajo de la alfombra y estallan en tu cara. Están buscando su resolución y sanación para desaparecer definitivamente por otras que tú propongas.
Es el comienzo de la verdadera libertad y plenitud.
Acepta este desafío sin drama y con entusiasmo. Toma tu tiempo para darte cuenta de qué necesitas liberar y hazlo. Dedícate a imaginar tu nueva vida, tu nuevo mundo. Y, sobre todo, comienza a llevarlo a tu realidad, hazlo posible en cada pequeño paso.
La Nueva Energía te sostiene y te apoya. Ya está aquí.
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