Cuando leí este artículo, vi reflejado en él mi propio proceso personal.
Fui budista durante cuatro años, conseguí grandes avances gracias a los mantras.
Y ...después volví a casa.
Estaba estudiando un curso introductorio sobre budismo Theravada.
Recuerdo que estaba a punto de empezar hacer los esquemas del apartado de Vipassana, la libreta en mi regazo, lo recuerdo perfectamente como si fuera ahora mismo, frente al pc, cuando me vino ...una revelación
( por llamarlo de alguna forma)
¿Que hace una persona del Sagrado Corazón de Jesús, estudiando budismo?
Entre mi asombro por aquella pregunta que no se ni como llego a mi y mi sorpresa, me quede boca abierta. No pude seguir estudiando. Lo que sentí en ese momento fue como tener una idea general sobre algo en concreto y sentir su verdad... explicada sin pronunciar palabra alguna.
Días más tarde las preguntas fueron otras muy distintas.
¿Que es tener fe en el Sagrado Corazón de Jesús?
¿Quién es realmente el Sagrado Corazón de Jesús?
¿Que es ser persona del Sagrado Corazón de Jesús?
Todavía no puedo llegar a entender la grandeza del Sagrado Corazón de Jesús, ni su significado ni su magnitud, ni su profundidad y aún hoy sigo sin alcanzarlo.
Solo se descansar en él, repetir su nombre, para conectarme,así muy quieta, sentir su fragancia.
Lo que si entendí con el tiempo, como pudo brotar esa fe en mi, que desconocía.
Empece a leer la biblia, y llegue al pasaje donde el Padre, puso semillas en el corazón de las personas, para que estas tuvieran la habilidad; unas para trabajar los telares, otras para trabajar la madera, el metal etc y así conseguir que entre todos pudieran construir el Tabernáculo.
"El padre puso una semilla en mi corazón y esta germino en su momento justo y adecuado."
Por este pasaje, compuse mi oración personal:
Padre al igual que pusiste semillas en los corazón de los hombres para que tuvieran la habilidad de trabajar la madera, otros los metales,para construir el Tabernáculo, te pido que pongas la semilla de " X " en mi corazón, para que yo consiga...........
Así que me dirigí al Párroco de mi barrio, decidida a ser especialista en el Sagrado Corazón de Jesús.
Creía que los católicos eran como los budistas, que se especializan en un sutra, el que mejor ora la compasión, el que mejor lo explica..etc
Y me descubrí que no, que no tenía nada que ver una religión con la otra.
Se me ofreció la opción de consagrarme,tras un período de preparación para ello.
Propuesta que acepte con mucha ilusión.
Así empezó mi camino, me suscribí en distintas a distintas páginas, recibía el evangelio del día por email, también me suscribí a la página de los franciscanos y así es como empece a familiarizarme con el argot católico y descubrí las jaculatorias y diversas practicas católicas.
Por ejemplo: Cuando estoy nerviosa, consigo relajarme, rezando un Avemaría
(¡Quien me lo iba a decir a mi!)
O ofrecerle a Jesús, un mantra budista para que me lo bendiga, (siempre y cuando no contenga namas o namu que significa consagración o devoción y que no contenga nombre de deidad, o sutra.)
Ahora empiezo a comprender, algo, que no es poco, textos del Papa Benedicto, que antes me parecían escritos solo y exclusivamente para sacerdotes y personal especializado.
Y pensado en esto, en el asunto en cuestión, siento que esto ocurre, por que al alejarnos de ese amor invisible que nos sostiene, que no se puede palpar y apenas se nota, notas su ausencia.
Por eso volví al camino que lleva a casa.
Buenas noches.
El artículo.
El famoso teólogo y apologeta británico se refiere sobre todo a
la obra de Richard Dawkins y Christopher Hitchens, que con respuestas
superficiales a las grandes preguntas despiertan interés por lo
espiritual.
Al parecer, el fenómeno de los nuevos ateos se está diluyendo en
un mundo que reclama espiritualidad y respuestas. En la tierra de
los grandes neoateos Richard Dawkins y Christopher Hitchens,
fallecido en diciembre de 2011, hay personas que se convierten al
cristianismo después de haber profundizado en sus propuestas
fieramente antirreligiosas.
Es lo que cuenta el irlandés
Alister McGrath – converso él también– en una reciente
entrevista concedida al diario italiano Avvenire. McGrath,
filósofo, científico, apologeta y prestigioso teólogo anglicano,
es profesor del King’s College de Londres y presidente
delOxford Centre of Christian Apologetics.
La interacción
entre la teología cristiana y las ciencias naturales ha sido un tema
clave en su labor investigadora, como lo demuestran los tres
volúmenes de su Teología Científica. Entre sus numerosos libros
destacan Teología Cristiana, Dios y la evolución y El
Dios desconocido.
Ha publicado recientemente dos volúmenes
titulados Apologetas. Cómo ayudar a quien está en búsqueda y
a los escépticos a encontrar la fe y Sorprendidos por el sentido. La
ciencia, la fe y cómo dar significado a las cosas.
Negaban la
existencia Dios… y se encontraron con Él
“No hay duda de que
el desarrollo del nuevo ateísmo ha traído un renovado interés
cultural hacia Dios. En mis conversaciones y debates con los nuevos
ateos, a menudo les he agradecido que hayan suscitado una nueva
curiosidad por la religión, por Dios y por el sentido de la vida.
Por otra parte, actualmente el nuevo ateísmo está perdiendo ya su
carácter de novedad. Repiten simples eslóganes que cada vez se
vuelven más simplistas, no son cuidadas afirmaciones de síntesis
intelectual. Aquellos que una vez creíamos que el nuevo ateísmo
ofrecía buenas respuestas a las grandes preguntas, hoy comprendemos
que solo ofrece simples frases hechas que no satisfacen los
interrogantes más profundos”, sostiene.
“He hablado
recientemente con un colega que está estudiando el caso de personas
que se han convertido al cristianismo como resultado de su
lectura de los libros del neoateo Richard Dawkins. Son personas que
leyeron a Dawkins con la expectativa de encontrar en él sofisticadas
respuestas a las grandes cuestiones de la vida, y sin embargo se
encontraron con algo superficial e insuficiente. Pero su sed de
verdad les llevó a continuar y finalmente hallaron la respuesta en
el cristianismo”, explica el teólogo británico.
Alister
McGrath cree que Dawkins presenta, simplemente, un nuevo
fundamentalismo dogmático: el del ateísmo: “De hecho –asegura–
su documental “The God Delusion” fue un gol en propia puerta
monumental, porque convenció a muchos no creyentes de queel ateísmo
es tan intolerante como lo peor que la religión puede
ofrecer”.
Un ateísmo pasado de moda
“Algunos
analistas culturales han argumentado que el ateísmo es la religión
de la modernidad. Pero la llegada de la posmodernidad le ha quitado
el puesto: el ateísmo ahora parece un poco pasado de moda, es
la herencia ideológica de una generación anterior, muy marcada
por el materialismo de origen marxista. En su lugar, la posmodernidad
ha recuperado el interés por la espiritualidad. No tengo ni idea de
hacia adónde nos llevará esta tendencia, pero ciertamente parece
que nos aleja de un ateísmo que no es la única visión posible del
mundo para una persona racional y pensante. La fe en Dios nos da
motivos para examinar más de cerca el universo, y genera una matriz
que alienta y facilita un compromiso con el mundo. Por supuesto, sé
que esta conclusión será debatida, y lo asumo. Sigo siendo muy
respetuoso con los ateos: creo que tengo mucho que aprender de ellos
y de las preocupaciones que expresan. Pero yo ya no comparto su fe. O
más bien, la falta de ella”, sostiene.
Una afirmación, la
del respeto recíproco entre ateos y creyentes, que encuentra su
mejor ejemplo en la interesante entrevista que Richard Dawkins
realizó a McGrath –por quien reconoce su afecto y admiración–
en uno de sus documentales para la televisión británica.
De
la “arrogancia intelectual” a la fe
“Espiritualmente, Dios
es el oxígeno de mi existencia”, reconoce McGrath, que explica de
este modo su itinerario de conversión: “Creo en el Dios que se da
a conocer a través de Jesús, es decir, un Dios personal que creo
que me conoce como individuo, se preocupa por mí, y me inspira
a vivir mi vida con un firme propósito y una profunda satisfacción
en el servicio a los demás. Eso me sitúa dentro de los parámetros
generosos del cristianismo. Pero no siempre he visto las cosas de
esta manera. Cuando yo era joven y vivía en Belfast, Irlanda del
Norte, durante la década de 1960, llegué a la idea de que Dios
era una ilusión infantil, adecuado para las personas mayores, los
intelectualmente débiles y los fraudulentos curas y religiosos.
Admito que esta era una visión bastante arrogante, y que ahora
encuentro un tanto embarazosa. Mi excusa patética para esta
arrogancia intelectual es que mucha gente sentía lo mismo por aquel
entonces. Mi generación recibió la idea de que la religión
estaba en las últimas y que nos aguardaba un amanecer glorioso,
con el ocaso de Dios a la vuelta de la esquina. Pero, tras mi paso
por la universidad y mi doctorado en biología molecular, pronto me
di cuenta de que mi hipótesis de la vinculación automática entre
las ciencias naturales y el ateísmo era bastante ingenua y
desinformada. Luego, la oportunidad de hablar con los cristianos
sobre su fe me reveló que sabía relativamente poco acerca de su
religión, la cual había llegado a conocer principalmente a través
de las no muy precisas descripciones de sus principales críticos,
incluyendo el británico Bertrand Russell y el filósofo social
alemán Karl Marx”, recuerda.
Falacias ilustradas
MacGrath
sostiene que son muchas las falacias atribuidas a la religión desde
que la Ilustración irrumpiera en el panorama intelectual europeo:
“Muchos filósofos han expresado severas críticas hacia la
Ilustración. El filósofo John Gray ha escrito mucho sobre sus
contradicciones. Por ejemplo: la Ilustración sostenía que
cuando se da razón a la religión, se pone en funcionamiento una de
las mayores causas de violencia. Las guerras de religión en la
Europa del siglo XVII –decían los racionalistas– eran
consecuencia directa de los diversos credos religiosos. Si se
aparta la fe, sostenían, también las guerras serán algo del
pasado. Pero ha quedado demostrado que la primera y la segunda
guerra mundial –los conflictos más destructivos que el mundo haya
conocido jamás– no tenían nada que ver con la religión,
sino con el nacionalismo y la economía, en el caso de la segunda, y
con el totalitarismo, no importa si de derechas o de izquierdas”,
sostiene.
“Y añado algo más: creo que, efectivamente, la
fe puede ser algo muy peligroso, pero tanto si uno cree en Dios como
si no cree en Él. La fe puede inspirar a algunos a hacer cosas
terribles, pero también lo hace la creencia de que deshacerse de la
fe en Dios es necesario para la humanidad. He visto acciones
maravillosas y deplorables en ambos lados. Habría que referirse más
bien a las acciones de la naturaleza humana, no a la religión”,
sostiene.
Una buena oportunidad para los
cristianos
En Apologetas, McGrath sugiere a los
cristianos “interactuar con las ideas de la cultura actual más que
alejarse de ella” y está convencido de que hay aspectos de la
modernidad que representan una oportunidad para el
cristianismo. Sobre todo dos: los relatos y la imagen. Existe
una nueva conciencia de la importancia de las narraciones como camino
para explorar el sentido, más útiles que los argumentos. La mejor
manera de responder a las preguntas es, a menudo, contar una historia
en lugar de ofrecer argumentos puramente intelectuales".
"El
escritor C. S. Lewis fue un maestro en esto. Uno de los motivos por
los cuales susCrónicas de Narnia tuvieron tanto éxito fue,
precisamente, porque cuentan historias profundamente radicadas en
la comprensión cristiana del mundo: esta visión resuena en la
experiencia de la realidad que tienen muchas personas”, afirma
McGrath, que está preparando para 2013 una nueva biografía del
célebre escritor converso británico.
Utilizar más la
imagen...
“El otro aspecto importante es el de la imagen. Hoy en
día se da una renovada importancia a las imágenes, como, por
ejemplo, en la publicidad en televisión. La Biblia y la tradición
cristiana son ricas en imágenes, que pueden ser una especie de
umbral para algunos temas clave de la fe cristiana. Por ejemplo, en
vez de hablar con abstracción de la noción del “cuidado” de
Dios por el hombre, podemos explorar la imagen de Dios como
pastor, una imagen que puede recoger en sí los diferentes
elementos de la visión cristiana de Dios: el concepto de que Dios
nos acompaña en nuestro camino de la vida, que siempre está con
nosotros, que no nos abandona, incluso cuando caminamos por
las sombras del valle de la muerte”, concluye.
Fuente:http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=25791#compartir