Mujeres del Muro han conseguido tener igualdad para rezar en el muro de las
lamentaciones.
Desconocía este hecho. Me ha intrigado.
Por un lado me siento identificada con ellas, por las limitaciones impuestas por su entorno, que poco a poco están superando. Por otro lado impresionada por su valentía, su determinación y su valentía.
Os dejo el artículo:
Las "Mujeres del Muro", pertenecientes a
corrientes no ultra-ortodoxas del judaísmo y que reivindican su
derecho a rezar ataviadas con indumentaria reservada a los hombres en
el Muro Occidental o Kotel Hamarabí (conocido en el mundo gentil
como "Muro de los Lamentos), ganaron una pequeña batalla al
recibir el respaldo de un tribunal de Jerusalén.
La Corte del Distrito de Jerusalén dictaminó que este
grupo de mujeres no vulneran "costumbres locales" ni
provocan a nadie, por lo que no existe justificación alguna para
detenerlas o interrogarlas, como venía sucediendo en los últimos
meses..
La victoria es, además, simbólica ya que la sentencia
apoya su determinación a seguir vistiendo los mantos de oración
judíos (talit) y las filacterias (tefilín) cuando rezan, y sobre
todo, que no tienen porqué hacerlo frente al Arco de Robinson,
aledaño a la plaza del Muro Occidental.
Es un "día de fiesta, un día de liberación que
nos trae un mensaje de igualdad y pluralismo", afirmó nada más
conocerse el fallo Anat Hofman, presidenta del grupo religioso.
Más de medio centenar de mujeres acuden cada primero
de mes (según el calendario judío) al principal santuario del
judaísmo ataviadas como tradicionalmente lo hacen los varones
judíos, un acto que resulta desafiante y revolucionario.
De acuerdo a la tradición ortodoxa del judaísmo,
también tienen vetado cantar, puesto que a los hombres, que rezan a
pocos metros, separados por una pantalla metálica, no les está
permitido escuchar el canto de una mujer, ya que entienden que este
les puede resultar "tentador" y distraerles de sus rezos.
Durante años las Mujeres del Muro, pertenecientes a
las corrientes reformistas o del movimiento conservador (Masortí),
han mantenido su presencia en el lugar una mañana al mes, como
forma de reclamar su espacio en el lugar más cercano al Monte del
Templo - el lugar sagrado para los judíos -, y correspondía a una
de las paredes que rodeaban el Segundo Templo reconstruido por
Herodes.
En los últimos meses venían aumentando su
contestación y exigían que el Kotel (Muro de los Lamentos) se
abriera a todas las vertientes del judaísmo.
"Es hora de liberar el Muro Occidental. ¿No nos
pertenece el muro a todos?. Es un sitio nacional, un símbolo, no
religioso y, pese a ello, lo han convertido en una sinagoga haredí
(ultra-ortodoxa). Es hora de tirar abajo la división (que separa a
hombres de mujeres)", escribió
Otras legisladoras, como Tamar Zandberg, del pacifista
Meeretz, o la laborista Stav Shafir, acuden al muro en solidaridad
con la lucha de las mujeres.
En un nuevo atrevimiento, este mes, por vez primera, el
grupo rechazó su "destierro" al Arco de Robinson, tras
rezar en el muro, para completar el servicio leyendo directamente
del rollo de la Torá (algo que también tienen prohibido hacer en
la plaza principal) y osaron leer pasajes bíblicos frente al muro,
si bien no de un rollo, sino de un libro normal.
"Esta última vez hemos llevado la liturgia más
lejos que nunca en el muro", explicó satisfecha, la rabina
paraguaya Sandra Kochmann, conservadora, tras la última ceremonia,
celebrada el pasado día 11.
Según ella, el apoyo crece porque "todo el mundo
se da cuenta de que es imposible que en Israel, que es el Estado
judío, sea el único lugar en el mundo donde no hay libertad de
religión para el pueblo judío, para que todos puedan rezar como
están acostumbrados a hacerlo en sus sinagogas, de manera
igualitaria hombres y mujeres".
Resalta que el Pentateuco exime a la mujer de
determinados rezos y preceptos, "pero no prohíbe, sino que
libera de su cumplimiento, la prohibición no procede de la ley
judía, sino simplemente de la tradición".
Ellas no están solas, aunque la osadía de cantar en
voz alta la hagan en solitario desde el lado del muro reservado a
las mujeres. También los hombres judíos no ortodoxos defienden su
inclusión y un espacio compartido para todos.
"Somos parte del pueblo judío como los demás, ni
mejores ni peores, y queremos también esta parte simbólica",
dice frente al muro el rabino conservador Uri Ayalón.
Frente a ellos, la postura de los ultra-ortodoxos que
tratan de acallar con gritos e insultos los cantos de las mujeres.
"Son estúpidas y no entienden lo que es el Muro.
Ellas no creen en Dios. No rezan de la forma correcta. Hace cien
años Hitler vino precisamente por culpa de los judíos
reformistas", asevera Yafit, una haredí indignada al ver la
plaza tomada por las Mujeres del Muro.
Les grita para acallarlas. Pero ellas siguen cantando.
"La Torá no permite a las mujeres cantar en
público, únicamente a solas. Ellos no deben oirlas. ¡Esto es un
lugar muy sagrado!", se queja furiosa.
Ayalón resalta que este enfrentamiento "no es un
asunto únicamente espiritual, sino también político: Se trata de
quién es el dueño de este lugar: si ellos, los ortodoxos, como
ellos creen, o si es un lugar que pertenece a todo el pueblo judío".
EFE
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