Las horas parecían más eternas, todo era una aventura, un descubrimiento a cada paso, a cada instante.
Cuando
vamos creciendo en algún punto vamos aniquilando nuestra inocencia,
nuestra capacidad de asombro, nuestra curiosidad.
Hermosas cualidades
que si las mantuviéramos vivas podrían contribuir a que nuestra rutina
jamás perdiera su magia. En vez de acostumbrarnos a las bendiciones que
tenemos, podríamos sacarle el jugo y tenerlas presentes siempre para
darnos energía y felicidad diaria.
No
tomemos la vida tan en serio, aprendamos a desestructurarnos, a darnos
el permiso para divertirnos, para reconectarnos con nuestras emociones,
seamos responsables sin olvidarnos del tiempo que hay que dedicar a
nuestro esparcimiento. Alimentemos nuestro espíritu con nuevos
aprendizajes.
A
veces vamos por la vida como si estuviéramos en piloto automático,
vamos olvidando la belleza de las simples cosas, o la fuerza que
nuestros sueños tienen. Vamos cayendo en virus mentales como que no
podemos hacer nada para cambiar nuestra situación, o no tenemos tiempo,
cuando en realidad a veces simplemente escogemos darnos por vencidos.
¿Y
si nos despertamos?
¿Y si comenzamos a ser más concientes de los
detalles, de las sensaciones, de la diversión, del amor?
¿Qué pasaría si
escogieras aprender algo nuevo?
¿Leer un nuevo libro?
¿Asistir a algún
curso?
¿Y si desempolvaras un viejo hobby?
¿Qué te gustaría hacer que
hace tiempo has estado posponiendo?
Cada
experiencia disfrútala al máximo, no te pierdas pensando que harás
después de ese momento, concentra toda tu energía en ese ahora.
Despierta tu curiosidad por el mundo y por las personas que te rodean.
Cuando somos niños tenemos el poder de ser quienes queremos, no hay
límites en nuestra imaginación, los límites lo vamos imponiendo nosotros
con el pasar del tiempo.
Deja
de lado esos paradigmas que en nada te ayudan, bríndate el permiso para
ser libre, para redescubrirte, para divertirte, para entregarte, para
cuidarte.
La vida no tiene por qué ser algo insostenible, serio y
aburrido, puede ser un juego, puede ser mágica. Reaprende a mirar desde
los ojos de tu niño interior, reconéctate contigo mismo y despierta el
potencial que una vez supiste tener.
Fuente: http://psicologiapositivauruguay.wordpress.com/2012/05/03/desde-los-ojos-de-nuestro-nino-interior/
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