Los
hábitos pueden ser nuestros mejores aliados o nuestros peores enemigos,
son los que poco a poco van dejando una impronta en nuestros días sin
que siquiera lo notemos, una suma de sucesivos actos que pueden
llevarnos a la gloria o a un rotundo fracaso.
En el libro escrito por Charles Duhigg llamado The power of habit: Why we do what we do in life and bussiness
(El poder del hábito: Por qué hacemos lo que hacemos en nuestra vida y
negocios) conocemos que el hábito siempre deja su marca (literalmente)
en nuestro cerebro, incluso cuando cambiamos los viejos patrones.
Basando
su investigación en numerosas áreas como los deportes, la adicción, la
religión, la publicidad, el autor fue creando un modelo para saber cómo
se conforman los hábitos.
Usualmente, hay un disparador que pone en
movimiento nuestros sentidos y despierta el hábito.
En respuesta a este
disparador, comienza una rutina que ejecutamos automáticamente, sin
pensarla siquiera. Este hábito nos brinda cierta recompensa, lo que a su
vez va reafirmando ese hábito.
Cada vez que nos encontramos con este
determinado disparador, vamos a repetir la rutina como si estuviéramos
en piloto automático cada vez.
El cerebro está fascinado con los hábitos
porque consumen poca energía una vez que ya se han instalado en
nosotros, es por eso que cuando es necesario promover en nosotros un
cambio cuesta, ya que requiere de más energía psíquica y mental de la
que ya veníamos utilizando.
Duhigg
nos dice que el anhelo por otra cosa puede impulsarnos a alejarnos de
nuestros hábitos nocivos, si realmente queremos cambiar, si nuestro
deseo es importante y vamos cumpliendo ciertos pasos, podemos hacerlo.
Experimentó consigo mismo y sus deseos de comer una galleta todos los
días.
Cada vez que en su trabajo sentía la ansiedad por comer respondía a
una serie de preguntas lo que hacía identificar la rutina, comenzó
entonces a experimentar con recompensas diferentes, pudo darse cuenta
que le sucedía en un momento particular del día, entonces utilizó un
nuevo plan utilizando el mismo disparador pero con una diferente rutina.
Tenemos
que ser concientes de cómo exactamente funcionan nuestros hábitos, al
ser concientes del disparador del hábito, tendremos que utilizarlo pero
generando una rutina diferente a la utilizada.
Si cada vez que vemos una
película tenemos que comer chocolate, cada vez que vemos el film
podríamos sustituirlo por una manzana, por ejemplo. Una nueva rutina más
constructiva debe sustituir a la anterior.
En
el libro también nos habla de los hábitos de las organizaciones
exitosas y los hábitos de la sociedad. Reconozcamos nuestros
disparadores y cambiemos nuestras rutinas, después de todo el cerebro
está dispuesto a cambiar, sólo falta nuestra decisión y compromiso.
¿Qué
les parece esta teoría?
Fuente: http://psicologiapositivauruguay.wordpress.com/2012/03/22/los-habitos-pueden-cambiarse/
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