Esperamos nuestro momento, según cada uno, en un aspecto concreto de nuestra vida.
Esperamos y soñamos el instante donde nuestros sueños se harán realidad.
Buscamos y buscamos a la persona adecuada para poder llegar allí donde queremos llegar.
Buscamos a la pareja ideal para poder ser nosotros y poder tener la relación de pareja que tanto deseamos.
En el lugar donde nos encontramos no perdemos la esperanza de poder conseguir una mejor cualidad de vida en aquel aspecto concreto de nosotros.
Esperamos que aparezca nuestra oportunidad y poder decir:
- ¿Ves? Ahora sí que he encontrado lo que quería. Gracias a tal persona o situación, he podido conseguir mis anhelos.
Nos pensamos que existe alguien o alguna (situación) que nos permitirá llegar donde queremos, pero en los cuentos alguien ha creado el final adecuado para convertir la realidad en metáfora y poder dar ánimos, coraje y esperanzas a aquellos que lo necesiten, es decir, a los niños, al verdadero ser que somos.
Nuestra vida no depende de un hilo, de la suerte de poder encontrar a alguien o estar en el lugar adecuado para conseguir “aquello. ¡No! No es esta la verdad de nuestra situación o realización.
Nosotros, en nuestra vida, no dependemos de quien encontramos o nos viene, o de qué situación afortunada se nos presenta para elevarnos.
¡No! No es algo externo a nosotros que nos encontramos en el lugar adecuado.
El verdadero secreto de nuestra realización se encuentra en el “cuándo”.
Cuando estamos preparados, entonces atraemos y vivimos nuestra liberación y voluntad realizada.
Cuando sentimos lo que sentimos desde el corazón; cuando pensamos lo que pensamos desde el Amor, entonces, es cuando atraemos y manifestamos nuestros sueños tan deseados.
Cuando estamos a punto, entonces atraemos nuestra “plena” realización. De nada sirve tener sino podemos disfrutarlo. De nada sirve conseguir sino lo valoramos tal cual. De nada sirve obtener sino estamos preparados para poderlo disfrutar. ¡Hay tantas cosas que se desean sin estar preparados!
¿Entendéis ahora por qué no es importante el quién o el qué, sino el cuándo?
Pocos se dan cuenta cuando es el momento adecuado. Normalmente, cuando se exige al universo que materializa nuestra Voluntad se obtiene una negativa por parte de él en el momento y hora que el ser humano dicta. No funciona así nuestro proceso. No depende de lo qué queremos, y sí de hasta qué punto estamos preparados para recibirlo.
Lo importante es el cuándo, no quién ni el qué o cuál. ¡No! Esto solo es fruto de la ignorancia humana ante la realización del ser humano. Esto es tener presente, solo, el aspecto racional para conseguir lo que queremos. El universo nunca nos dará algo que no nos sirva en aquel momento. Sería absurdo tener sin saber hacer uso del mayor regalo que se nos haya podido regalar en aquellos momentos, los que sean.
Nuestro avance no procede de una suerte de conocer a alguien en concreto, sino todo lo contrario; es decir, el hecho de estar preparados conocemos a la persona adecuada. No es cuestión de tener suerte y estar en el lugar adecuado para vivir la situación idónea, sino todo lo contrario; cuando estamos preparados, creemos nosotros mismos la situación para dar un nuevo paso de cara a nuestro proceso de evolución, de aprendizaje, para dejar de lado una parte de nuestro pasado y liberarnos, así, parte del lastre que hemos ido arrastrando a lo largo de nuestra vida.
Cuando estamos preparados abrimos las puertas de un potencial concreto que nos permitirá atraer aquello justo que necesitamos. ¿Nos gusta? ¡Perfecto! ¡Disfrutadlo! ¿No nos satisface o no es tal como queríamos? ¡Perfecto! Aprende de aquello y veamos que sincronicidad hay con nosotros por haber resonado en nuestro interior de la manera que lo ha hecho.
Nuestro camino está lleno de oportunidades según nuestro grado de preparación según nuestro proceso. Atraemos según estamos preparados. Ahora faltaría observar y preguntarnos:
- ¿Qué estoy atrayendo? ¿Qué estoy obteniendo en mi vida?
¿Os dais cuenta de lo que quiero decir? Lo importante no es lo que conoces o lo que vives, sino el cuándo estás preparado para recibir todo lo bueno que la vida te tiene preparado.
No es cuestión de culpabilizar o de crear el concepto de un azar para dar explicación a lo que vivimos o el momento que nos encontramos. Es cuestión de darnos cuenta como sentimos, y saber hasta qué grado de recordar sobre mí mismo, para entender quién soy yo y el sentido de la existencia.
Cuando somos plenamente conscientes de la importancia del cuando, entonces solo nos dedicaremos a ser nosotros para que llegue el momento esperado según sentimos que ha de ser. Normalmente acostumbra a ser mucho más grande de lo imaginado, porque los sentimientos de la consecución se activan produciendo la sensación amorosa de tu divinidad, en un grado superior, y esta vez, aceptándolo de una manera natural y con humildad.
El quién es fruto de tu estado.
El qué o cuál es el resultado de tu capacidad de atracción que tienes según tus energías actuales. Según eres, así atraes. Eres según vibras.
¿Te das cuenta que todo depende de en qué momento te encuentras a cada instante?
Cuando se está preparado, el universo se sincroniza contigo para bendecirte con las bendiciones que más necesitas a cada paso de tu camino. Todo es para que puedas elevar tu alma a niveles superiores.
Cuando estamos preparados, obtenemos.
Cuando todavía no está siendo así, vivimos y atraemos situaciones y otros seres que nos ayudan a prepararnos para cuando llegue el momento. Todo está sincronizado, y a nuestro favor. Todo se mueve para que nosotros podamos ser nosotros y poder conectar y manifestar nuestra divinidad.
Todo es Amor.
Cuando según nosotros no obtenemos, es cuando más se nos está dando para dar un paso importante hacia nuestro camino de Ascensión. ¡Los Maestros saben de la importancia de la escasez!
Todo es Amor. Nuestra vida es Amor. Aquello que no nos parezca que es así, estamos perdiendo el tiempo ignorando nuestra esencia y el no querernos responsabilizar de nuestra vida.
Todo tiene un sentido, y éste está abrazado por la intencionalidad divina por la cual hemos sido creados.
Cuanto más recordemos quienes somos, más nos prepararemos para recibir el cuándo y así poder disfrutar de aquello que sentimos que hemos venido a hacer. Cuando conseguimos materializar nuestra voluntad, entonces lo recibimos con naturalidad, sin grandes expresiones de euforia, porque sabremos que tenemos esta capacidad divina de crear vida y bienestar, tanto en nuestra vida como en la de los demás.
En todo momento tenemos aquello que necesitamos.
Lo importante no es el quién o qué, sino el cuándo.
¿Y tú, ya estás preparado/a para lo que quieres?
Jordi Morella
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