domingo, 29 de abril de 2012

Lo que se debe evitar para ser más feliz

Para acercarnos a nuestra felicidad, a nuestras metas, siempre estamos concentrados en las cosas que tenemos que hacer, pero ¿qué sucede con esas cosas que tenemos que dejar de hacer? No basta solamente con tomar los caminos correctos, también es necesario abandonar todos aquellos patrones que finalmente nos hacen daño.
 
¿Cuáles son las cosas que seguimos haciendo que terminan estorbándonos? 
¿qué nos está impidiendo ser felices? 
Quizás seguimos atados a ciertas creencias que terminan entorpeciendo toda nuestra maravillosa creación, es hora de poner manos a la obra y decididamente abandonar lo que no es funcional a nuestro verdadero deseo.

Una de las cosas fundamentales en las que todos, tarde o temprano caemos, son las excusas.
 “No tengo tiempo” “es demasiado difícil” “parece interesante pero no sé cómo aplicarlo” 
 Seamos responsables de nuestras decisiones, pensemos un poco la manera en cómo nos hablamos, si ante nuevos desafíos ya comenzamos diciendo “qué difícil, qué complicado” evidentemente estamos preparando a nuestra mente para un fracaso rotundo. Proclamo que tendríamos que olvidarnos de la palabra difícil en nuestro vocabulario.

Evitemos culpar a los demás o quejarnos de nuestra mala suerte, sí las cosas malas nos suceden a absolutamente todos, a veces son realidades realmente terribles las que tenemos que afrontar, pero eso no quiere decir que no podamos resurgir victoriosos de todo ese caos. 
Seamos responsables de nuestra vida a partir de hoy, hay cosas que no podremos controlar, pero nuestra actitud siempre es nuestra y podemos elegir rendirnos o pensar en caminos alternativos para seguir adelante.

Otro problema es el no tener rumbo, no somos tablas de madera a la deriva de las mareas del destino, somos los creadores de nuestra vida, de nuestras oportunidades y de nuestra felicidad. 
Necesitamos un plan, una dirección, un propósito. Sí, quizás todavía no lo hayas encontrado, pero dedícate a hallarlo, tarde o temprano, si así lo decidimos, encontramos nuestro camino.

Te propongo que para mejorar tus habilidades en cuanto a la elección de metas, dediques un día a pensar cuáles son las áreas de tu vida que necesitan cambiar o mejorar, salud, dinero, familia, pareja, etc. 
De mayor a menor posiciona estas metas. 
Escoge las tres más importantes y decide  poner suficiente tiempo para realizarlas, intégralas en tu rutina diaria.

Y para bajar más a tierra aún el concepto, lee el modelo SMART y aplícalo para todas tus metas:

1)   Específicas: Las metas tienen que enfatizar lo que queremos que suceda. Al ser específico podemos concentrar nuestros esfuerzos de una manera más eficaz y definir claramente lo que vamos a hacer. ¿Qué es lo que vas a hacer? ¿Qué es lo importante en este momento? ¿Qué es lo que quieres lograr?

2)  Mensurables: En la medida de lo posible elijamos metas cuyo progreso pueda ser medido, por ejemplo, si queremos estudiar un libro, digamos “quiero leer 50 páginas hoy” no simplemente “quiero leer un libro”. Criterios concretos para medir nuestro  progreso nos ayudará a mantenernos enfocados, a alegrarnos cuando veamos algún pequeño avance y a sentirnos más motivados de alcanzar el siguiente paso. 

Así contamos con la maravillosa paz mental de que estamos haciendo algo.

3) Que se puedan conseguir: Cuando tengamos establecido nuestro objetivo, pensemos cuáles son los posibles caminos para acercarnos a esto. Pensemos qué es lo que tenemos que hacer para desarrollar las actitudes, habilidades y capacidades necesarias para lograr nuestra meta. 
¿Cómo podemos hacer para que esto se cumpla en nuestra vida?

4) Realistas: En este caso significa realizable, que poco a poco nos vayamos adaptando a lo que queremos hacer, que sean cosas que nos saquen un poco de la zona de comodidad, esa zona donde nos sentimos seguros y estamos familiarizados con lo que sucede, donde quizás hasta podamos sentirnos en cierto control. Será necesario ir un pasito más allá, colocar “la barra” lo suficientemente alta para que nos tengamos que esforzar, pero no tan alta que sea imposible de alcanzar.

5)  Que se cumplan dentro de un tiempo específico: Escoge un tiempo adecuado para lograr tu meta, adelgazar diez kilos en seis meses, mejorar tus ingresos en un año. El tiempo que elijas tendrá que ser realista y alcanzable.

Evita perder el tiempo jugando con internet, o la televisión, por supuesto que puedes dedicar ratos al ocio y es más, esto es necesario, simplemente ten en consideración que el tiempo también necesita ser productivo, un pequeño paso a la vez. 
Cuando rompemos las cadenas de la inercia, cosas emocionantes comienzan a suceder, conozcamos gente nueva, démosle rienda suelta a nuestras ideas, estemos dispuestos a siempre aprender algo nuevo.

La procrastinación hace las cosas complicadas, el eterno postergar puede convertirse en algo que termina siendo un gigantesco estorbo para nuestra energía psíquica. 
Trabaja en tu objetivo, enumera las cosas que tienes que completar en el día, recuerda de ordenar tus asuntos pendientes en orden de importancia.
Ya conoces lo que tienes que hacer, lo que tienes que evitar también, no esperes más y aventúrate a ser el escritor de esta maravillosa historia llamada vida.


 Fuente:http://psicologiapositivauruguay.wordpress.com/2012/04/18/lo-que-se-debe-evitar-para-ser-mas-feliz/

¿Qué es el Ego?

"Buscar la perfección significa buscar la propia esencia."

¿Por qué crees que estás fuera de lo que te sucede? ¿A qué se debe que ves tus asuntos y el mundo que te rodea como si no tuvieran que ver contigo? ¿Por qué te sientes insuficiente, inadecuado, imperfecto, y buscas completarte con los demás, con los bienes materiales, con la lectura, con lo que sea? Porque estás manejado por el Ego. ¿Y qué es el famoso Ego?

En palabras simples, es eso que llamas “Yo”: “yo soy Juan, trabajo en tal lado, tengo esta familia, me gusta tal cosa y me cuesta tal otra, tengo un auto, etc.”. Es eso que te define y con lo cual te identificas: “yo soy bueno, generoso, celoso, esforzado, malhumorado”. En otra perspectiva, el Ego es una herramienta del Alma. Aquí, vamos abriendo el panorama. Tú eres un Espíritu (una chispa de Dios/Diosa), que tiene un Alma (un Ser único que organiza sus experiencias en múltiples dimensiones en su travesía como co-creador), que tiene un Ego (un instrumento operativo en este planeta). 

¿Qué implica este Ego?

 Al manifestarse a través de un cuerpo, éste lo condiciona de muchas formas:

• tiene miedo de las enfermedades y de la muerte (el cuerpo se desintegra, el alma es eterna);
• se siente separado, ya que considera al “otro” como un sujeto distinto y alienado de sí mismo;
• está limitado, porque el cuerpo tiene ciertas restricciones que no puede superar;
• se considera una entidad solamente física porque los sentidos (sobre todo la vista) así lo muestran, por lo que separa lo material y lo espiritual;
•  por definición, siempre le falta algo, por lo que busca la perfección, la completitud, la valoración en el afuera;
• como no está conectado a la fluidez y abundancia del Universo, logra sus metas a través del control, el esfuerzo y la lucha;
• cree, por la sociedad en la que vive, que sólo tiene esta vida y luego o no hay nada o hay un mundo espiritual que lo enjuiciará por lo que hizo en esta única vida.


El Ego, al ser operativo, sólo sabe HACER, ya que el SER es dominio del Alma. Esto significa que, cuando se presenta un inconveniente, tu Ego cree que vino de afuera, ya que no se sabe parte de un Todo, no cree que atraiga según su vibración, se ve separado y débil frente a la magnitud de lo que lo rodea. Entonces, busca desesperadamente qué hacer, cómo salir de ese problema y, generalmente, es exitoso en términos de moverse y escapar de lo que lo lastima. Lo que no ve es que solamente está agrandando el problema, emparchando la situación, dificultando el proceso.

¿Cuándo saldrás de este círculo vicioso? 
Cuando despiertes a esta verdad, cuando seas conciente de que eres un Ser espiritual en una experiencia humana. Mientras continúes dormido, repetirás incesantemente los juegos del Ego, los que aprendió en la infancia. Tus Niños Internos (o los traumas que atravesaste, o los Aspectos que surgieron de ellos -como los quieras considerar-) son las formas en que el Alma organiza sus aprendizajes en esta encarnación.
Por eso, son tan persistentes e intensos.

Al ser emocionalmente resistentes, crees que no puedes con ellos, te sientes vulnerable y te llenas de defensas para protegerte del dolor y la fragilidad. Sin embargo, cuando puedes enfrentarlos y considerarlos como esas maravillosas oportunidades de expansión y creatividad que son, iluminas esas sombras y accedes a fuentes de amor, poder y serenidad inimaginables… las del Alma.

 Tu Ego no arreglará nada porque no es su función hacerlo; tu Ego no te llevará a la sencillez y la paz que sólo la aceptación y la confianza en un Universo amable te mostrará; tu Ego y sus problemas no son más fuertes que tú. Cuando identifiques cuál es tu matriz de aprendizaje y la veas como el origen de tu crecimiento y expansión, te abrirás a un potencial increíble. Sabrás que, así como te pusiste los desafíos antes de entrar a esta encarnación, también pusiste todas las soluciones (psicológicas, económicas, relacionales, etc.) para superarlos y vivir en continua creación. Y, te aseguro, ellas están al alcance de tu mano.

Eres un Ser pleno de recursos que crea su mundo de adentro hacia fuera. Eso que ves como tu problema es tu solución. Esa fragilidad que sientes es tu poder. Ese sueño de una vida distinta es tu verdadera vida. Tu cuerpo es una metáfora: abre los ojos por primera vez y aprecia la magnitud de tu existencia, de Todo Lo Que Es. Abraza la Vida.

Fuente: http://www.caminosalser.com/i19-que-es-el-ego/

Trabajar con nuestras emociones

Cómo puedo trabajar con mis emociones perturbadoras? como la ira, el apego, los celos, la envidia?. 
Estas son algunas de las preguntas más frecuentes.Para trabajar con estas emociones les comparto las notas compiladas por Ven. Sangye Khadro de varias enseñanzas de la tradición Budista Tibetana, donde nos ayudará a meditar en ellas y encontrar un antídoto para ir trabajando con ellas.

La forma Budista de manejar las emociones incluye:

1. Reconocer su existencia (por ejemplo, admitir que estamos con rabia cuando estamos con rabia) Evitar suprimirlas.
2. Trabajar con ellas en nuestra mente para bien sea disolverlas o transformar la mente en un estado más positivo (al hacer esto evitamos caer en ellas). Al aplicar esto podemos evitar causarnos daño a nosotros mismos y a los demás.

Algunas formas generales de tratar las emociones.


1. Atención o autoconciencia.

- Cuando nos damos cuenta de la aparición de una emoción en nuestra mente (como es el caso de la ira), podremos controlarla y manejarla de una manera más efectiva.
- A través de una práctica regular de meditación, nuestra mente puede estar más calmada y menos dispuesta a reaccionar con ira.

2. Recordar la naturaleza de la mente.

- La mente es clara, no es algo físico; una corriente de eventos mentales que surgen y se van.
- Estos eventos mentales –pensamientos, emociones, etc.- son transitorios: aparecen y desaparecen, van y vienen; no son entidades fijas permanentes.
- Puede ser útil pensar que ellos son como nubes en el cielo que vienen y se van; como sueños, como arco iris, o como ondas que emergen del mar y caen en él.
- También puede ser útil aprender a desidentificarse de las emociones. Por ejemplo, en lugar de pensar “estoy con ira” pensar más bien “la ira está en mi mente”, esto le da menos poder a la emoción sobre nosotros y podemos manejarla de manera más objetiva.

3. No hacer juicios.


- Podremos notar que tendemos a que algunos pensamientos y emociones nos gusten y que otros nos disgusten. Esto conduce al apego – asimiento y a la aversión – rechazo. Cuando nuestra mente está atrapada en el apego y en la aversión ésta no está en paz.
- En lugar de esto, es mejor cultivar un sentido de ecuanimidad: una conciencia amorosa, que no hace juicios y que acepta lo que sea que surja en la mente.

Trabajando con la Ira.

- La ira es definida como un factor mental que percibe su objeto como algo no atractivo, exagera su falta de atractivo, se vuelve antagonista y desea hacerle daño. (El objeto puede ser una persona o algún otro tipo de ser sensible o también un objeto inanimado).
- Nos hace daño tanto mentalmente como físicamente.
- Nos motiva a hacer daño a otros y puede hacer que perdamos nuestros amigos, nuestro trabajo, etc.
- Destruye nuestro mérito.
- Creamos karma negativo y por consiguiente sufriremos en nuestras vidas futuras.
- Pensar acerca de los defectos de la ira (ver arriba) y generar el deseo de superarla.
- Considerar que la persona con quien estamos rabiosos es como un espejo.Verifica con precisión qué es lo que te disgusta del otro o lo que te hace sentir rabia con él. Verifica si tú tienes o haces lo mismo. La idea acá es que lo que nos disgusta de los otros es algo que nos disgusta en nosotros y la solución es volvernos más comprensivos y juzgar menos nuestras propias “faltas”.

3. Cultivar la bondad amorosa.
- Esto puede lograrse reflexionando en pensamientos tales como;: “Que todos los seres se sientan bien y sean felices”.
- Familiarizarse con la bondad-amorosa y llenar nuestras mentes de ésta disminuirá en forma natural nuestra ira.

4. -Recordar el karma.

- El problema que estamos enfrentando (por ejemplo, ser insultado por otro) es el resultado de karma negativo que creamos en el pasado, luego es mejor hacernos responsables, en lugar de culpar a la otra persona.
- Si reaccionamos con rabia y nos vengamos crearemos más karma negativo y experimentaremos más problemas en el futuro.

5. Ser compasivo – ponerse en los zapatos de los otros.

- Salte por un momento de tu propio punto de vista y trata de ver cómo aparece la situación a la otra persona.
- La mente de la persona podría estar perturbada debido a problemas personales. Entonces tómate el tiempo para hablar con ella y podrás encontrar la razón de su comportamiento.
- Mentalmente separa a la persona de su engaño y mira que la falta reside en el engaño mismo y no en la persona.
- Recuerda el karma: si ella está haciendo algo negativo experimentará sufrimiento en el futuro. En verdad, quieres darle más sufrimiento?.

6. Examina lo que te está diciendo tu mente y mira si puedes encontrar faltas en la forma como estás pensando, por ejemplo:

- “Lo hizo a propósito para herirme”, de hecho tal vez estaba preocupado y no se dió cuenta de lo que hacía o quizás está contrariado por unos problemas que tiene.
- “Ella nunca hace nada bien ” , Si pensamos más cuidadosamente tal vez recordemos cosas que ella había hecho bien.
- “Es malo del todo, nada hay bueno en él “. Nadie es completamente malo, todos tienen buenas cualidades.

7. Comprueba tus expectativas.

Pregúntate a ti mismo, “¿Qué estaba esperando?, ¿Eran realistas mis expectativas? por ejemplo, podríamos tener la idea de que todos tuvieran que ser buenos con nosotros y que nadie debería ser rudo.


8. La crítica puede ayudar.

Cuando alguien nos critica, es bueno escuchar con cuidado sin reaccionar defendiéndonos. Podría haber algo de verdad en lo que él o ella está diciendo y podríamos tomarlo como un consejo sobre cómo mejorarnos a nosotros mismos. Si lo que está diciendo la persona no es cierto podríamos atribuirlo a sus concepciones equivocadas.

9. Recuerda la transitoriedad y la muerte.

Tanto tú como la persona con quien te sientes rabioso/a morirá algún día y si esto sucediera antes que pudieses resolver tu ira seguramente sentirías una cantidad de remordimiento, ésto podría perturbar la mente en el momento de la muerte haciéndole difícil tener un estado apacible y positivo de la mente en ese importante momento.

10. Si todo lo demás falla, ¡congélate!

Si de repente te vuelves muy rabioso y te es imposible aplicar uno de los antídotos, procura no hablar ni caer en la ira (ya que esto generaría más problemas y karma negativo). Aléjate del lugar y permite que tu rabia se aquiete y más tarde, cuando tengas tiempo, vuelve a traer la situación a tu mente y aplica el antídoto.

¿Dónde podría encontrar suficiente cuero para poder cubrir la superficie de la tierra? Pero (usando) el cuero sólo en las suelas de mis zapatos equivale a cubrir la tierra con este. De manera similar, no me es posible sujetar el curso externo de las cosas, pero si refreno esta mente mía, ¿para qué entonces fuese necesario sujetar todo lo demás?.

Trabajando el Apego.

El apego se define como un factor mental que percibe un objeto como algo atractivo, exagera su atractivo, lo ve como una causa de felicidad y quiere poseerlo y retenerlo.

¿Qué hay de malo en el Apego?


1. El apego perturba la mente.

- Hace que nuestra mente pierda la paz y la oscurece.
- Puede llevarnos a hacer cosas estúpidas o peligrosas (por ejemplo, manejar un auto en forma descuidada para impresionar a otro).
- Nuestro estado de ánimo sube y baja: estamos felices si tenemos lo que queremos e infelices si no lo tenemos.
- Si se deprime alguien hacia el cual estamos apegados nosotros también nos deprimimos.


2. Conduce a la insatisfacción – “como sería beber agua salada”.

- No importa cuanto tomemos siempre queremos más o mejor.
- La felicidad, el placer que tenemos no dura mucho y no remueve nuestros problemas


3. Puede dar origen a otras emociones, tales como, la rabia, los celos, el miedo y la preocupación.

4. Lleva a problemas con nuestras relaciones.

- Nos volvemos dependientes y/o posesivos.
- Nos hacemos expectativas irrealistas de los otros.

5. Nos llevan a realizar acciones negativas, ejemplo, robar o mentir los cuales son causa de sufrimiento en vidas futuras y en esta vida también!.

6. Hace que renazcamos una y otra vez.

7. Interfiere con nuestra práctica de Dharma.

- Distrae nuestra mente cuando intentamos meditar u orar.
- Gastamos cantidad de tiempo en actividades que no son dhármicas tales como ir de compras, palabras ociosas y dedicamos poco tiempo a la práctica del Dharma (enseñanzas).

- Incluso cuando practicamos el Dharma nuestra motivación puede ser impura y está manchada de apegos a tener buena reputación, a obtener gozo, poderes, etc.
- Impide que obtengamos realizaciones del sendero, la liberación y la Iluminación.

8. Es irrealista, no ve las cosas en forma correcta como en realidad son.

Antídotos para el Apego.

1. Reflexiona en los defectos del apego y genera el deseo de trabajarlo.
2. Medita en la transitoriedad.
- Todo está sujeto a cambio, nada dura para siempre.
- Uno mismo y todos los demás eventualmente moriremos.
- Tendremos que dejar atrás nuestras posesiones.
- La felicidad / placer que nos da el apego es de corta duración.

3. Observa los aspectos negativos o desagradables del objeto.

- Por ejemplo, “Si yo tuviera un Mercedes sería ¡tan feliz!”. Piensa en los gastos, en su mantenimiento, en las preocupaciones, etc.
- Por ejemplo: “Sería tan maravilloso tener una relación con esa persona ¡tan atractiva!” Tal vez la persona haya ocultado ciertos defectos, tal vez más adelante se te vuelva un conflicto.
- Pero ten cuidado de no irte al otro extremo: desarrollar aversión hacia el objeto.


4. Verifica, ¿Es en realidad este objeto una fuente de felicidad?.

- Si así lo fuera yo siempre experimentaría felicidad al tenerlo o cuando me encuentro junto a la persona hacia la cual estoy apegado, ¡no es así?
- Si así lo fuera, entre más obtengo más feliz me podría, ¡Es cierto o no?
- Si así lo fuera, todos sentirían felicidad al relacionarse con este, ¡Cierto o no?
- Pregúntate: ¿Qué es aquello que en verdad me hace feliz?
- Según el Budismo la fuente real de felicidad está dentro de nosotros: nuestro buen karma y nuestras actitudes positivas.


5. Verifica: ¡En verdad el objeto existe en la forma en que yo lo percibo?.
- Lo que aparece atractivo a una persona no lo es para otra; entonces, es nuestra mente la que crea al objeto “atractivo” o al objeto “deseable”.
- Mentalmente separa las partes que conforman el objeto: mira a ver si puedes encontrar exactamente qué es lo que es tan atractivo o tan deseable.
- De acuerdo al Budismo no existe un “yo” real, permanente, que pueda encontrarse en las personas. Tampoco existe una esencia real, permanente y que pueda hallarse en los objetos inanimados. Todas las cosas simplemente surgen en dependencia de diferentes factores: causas, condiciones, partes y etiquetas mentales.


Preguntas comunes en torno al Apego.

1. ¿Qué diferencia hay entre el amor y el apego?.

El apego es más egoísmo, está más preocupando por nuestras propias necesidades y deseos; a veces utilizamos a la otra persona con el fin de satisfacer dichos deseos. El amor está más interesado en la felicidad, necesidades y deseos de la otra persona.

2. ¿Cómo trabajar con el apego en las relaciones?.

- Aplica antídotos contra el apego para gradualmente disminuirlo. Trabaja en aumentar el amor puro e incondicional.
- Cuando en la relación surgen los problemas no asumas de inmediato que se trata de una falla en el otro, chequea tu propia mente.
-¿Qué está diciendo mi mente al respecto? ¿Acerca de la otra persona? ¿Acerca de mí mismo? ¿Es cierto lo que mi mente está diciendo?.
- “¿Qué tipo de expectativas tenía yo sobre la otra persona? ¿Son realistas y razonables o estoy esperando demasiado?”
- Confianza y una comunicación abierta son muy importantes con el fin de que la relación pueda ser espiritualmente beneficiosa para ambas partes.

3. ¿Qué decir acerca del apego al Dharma?

- Es mejor que el apego a las “cosas mundanas” porque si se practica apropiadamente nos conduce a liberarnos del apego, del sufrimiento, etc.
- Ten cuidado de no volverte un “Alcohólico del Dharma”, utilizando la práctica y el estudio del Dharma para escaparte del mediar con tu mente.

4. ¿Qué acerca del apego a los Maestros espirituales?

- La actitud correcta que debemos tener hacia el Maestro Espiritual es la devoción la cual está basada en haber chequeado a esta persona cuidadosamente y en profundidad y haber llegado a la sabia decisión de tomarla como su maestro. Pero a veces el apego puede mezclarse con nuestros sentimientos de devoción y esto conducirá a problemas. Como ejemplo, sentirnos celosos cuando el maestro está prestándole atención a otros.
- Lo mejor es estar consciente del apego y tratar de aplicar los antídotos. Si el maestro es en verdad un maestro y es habilidoso sabrá como evitar que alimentemos nuestro apego y a cambio nos ayudará a superarlo.

5. ¿Cómo vivir una vida feliz y saludable sin apego, o al menos, con la menor cantidad de apego posible?

- El camino del Buda es el “camino medio”, ni la complacencia ni la privación, estar satisfechos viviendo en forma cómoda pero sencilla.
- Desarrollando la motivación altruista de la Bodichita por las cosas que hacemos: en otras palabras, entrenarnos en el interesarnos por los demás y en hacer lo que hagamos con la motivación de beneficiar a los demás.

3. Trabajando con la Envidia.

¿Qué es la envidia?

La envidia es un factor mental que, debido al apego a los logros materiales, al respeto, etc, es incapaz de soportar las cosas buenas que tienen los otros.

¿Qué hay de equivocado en la envidia?
- Perturba nuestra mente, nos hace sentir infelices y pueden conducirnos al odio y al resentimiento.
- Puede destruir relaciones.
- Puede llevarnos a calumniar o a hablar mal de los demás o incluso hacerles daño.
- Los demás perderán su respeto por nosotros y sentirán lastima o no les gustaremos.
- Nos lleva a crear karma negativo y como tal a experimentar sufrimiento en el futuro.
- Destruye nuestra virtud y las cosas buenas que tenemos.
- Es un obstáculo para el desarrollo espiritual y para nuestro último logro de liberación y de Iluminación.

Antidotos para la Envidia.


1. Reflexiona en que la envidia sólo nos produce daño (por ejemplo, nos sentimos miserables mientras que todos los demás se sienten felices).


2.Recuerda el karma, la ley de causa y efecto: Todo sucede por causas y condiciones y en consecuencia si alguien tiene algo y tú no lo tienes es porque el otro creó las causas y tú no lo has hecho. Pero puedes empezar ya mismo a crear las causas para tener dicha cosa en el futuro.

3. Practica el regocijo: Sentirse feliz y sentir admiración por las virtudes, las buenas acciones, buenas cualidades y felicidad de los otros. Haciendo esto, nuestra mente estará feliz y creamos gran cantidad de mérito o virtud.


4. Si la envidia la sientes por cosas como riqueza, inteligencia, poder, posición, figuras atractivas, etc., entonces pregúntate: “Si yo tuviese éstos, sería de verdad feliz? Durarán para siempre y puedo fiarme en ellos? Aprende a estar satisfecho con lo que tienes y con tu ser tal como es.

5. Cultiva la bondad amorosa: La bondad amorosa es querer que los otros sean felices. Si con sinceridad podemos generar este sentimiento entonces nos sentiremos muy felices y no envidiosos cuando alguien vive algo que es bueno.

6. Cuando la envidia surge en una relación: Por ejemplo, tu amigo o tu amado está dándole atención o dedicándole tiempo a alguien más. Es mejor que traten de hablarlo, pero sin rabia! Puede ser que exista un problema oculto (la otra persona podría estar furiosa contigo por algo que hiciste y se comporta de esta manera para quedar a la par). Trata de resolver el problema con una sincera comunicación de corazón a corazón.

4. Trabajado con el Orgullo.

¿Qué es el orgullo?

El orgullo es un factor mental que fuertemente se agarra de la concepción equivocada de un “yo” y de un “mío”, exagerando la importancia que éstos tienen y haciéndonos sentir altos y superiores a los demás.Podemos sentirnos orgullosos por nuestra apariencia, nuestra inteligencia, nuestro nivel de educación, nuestra salud, la posición social, nuestras habilidades, raza, nacionalidad, etc.

¿Cómo saber si somos orgullosos?.
- Criticamos y juzgamos a los demás.
- Nos sentimos infelices si no somos el numero uno.
- Sentimos envidia de aquellos que lo hacen mejor, que tienen más, etc.
- Nos enfadamos cuando no recibimos el respeto que pensamos merecer.
- Nos enfadamos si nos critican.
- Nos deprimimos por nuestros errores, fallas, etc.

Hay una diferencia entre el orgullo y una sana auto estima o seguridad personal:

El orgullo implica sentirse superior a los otros y verlos por debajo de uno mientras que un sentido saludable de auto estima o de seguridad personal supone el reconocimiento de buenas cualidades, logros etc., sin irse al extremo de sentirse egotista, arrogante y pensar que se es mejor que los demás. Necesitamos estar seguros de nosotros mismos en cuando al potencial que tenemos de desarrollarnos en el sendero espiritual y obtener altos estados como es la Iluminación.

¿Qué es el orgullo equivocado?:

- Nos hace sentirnos arrogantes y superiores a aquellos que vemos como inferiores y puede llevarnos a abusar de ellos y a criticarlos.
- Nos vuelve envidiosos y competitivos hacia nuestros iguales
- Nos hace sentir envidia de aquellos que están por encima de nosotros
- Perturba nuestra mente, no permitiéndonos que estemos en paz y satisfechos
- Es un obstáculo para el desarrollo espiritual
- Los otros pensarán mal de nosotros y no nos querrán
- Nos lleva a producir karma negativo. El resultado kármico del orgullo es nacer pobres, en una posición inferior y no ser respetados por los otros
- Impide que alcancemos la liberación y la iluminación

Antidotos para el Orgullo.

1. Piensa en la fuente de aquello de lo cual te sientes orgulloso y date cuenta que eres dependiente de los demás. Por ejemplo, tu cuerpo provino de tus padres, tu conocimiento vino de tus maestros, tu buena fortuna provino de tu buen karma creado en vidas anteriores.


2. Recuerda las cosas que tú no sabes, acuérdate de las cualidades que tú no tienes.

3. Recuerda tus faltas y tus imperfecciones.

4. Piensa, “Mientras esté en el samsara (existencia cíclica) mi mente está llena de engaños y de karma. ¿De qué me siento orgullo entonces?.

5. Recuerda la transitoriedad, las cosas pueden cambiar para nosotros y podemos perder lo que tenemos. Por ejemplo, la gente sana se enferma y queda inhábil, la gente rica entra en bancarrota, las personas en altas posiciones pueden perderlas, etc.


6. Desarrolla una comprensión acerca de la ausencia del ser. Investiga el “yo” que se está sintiendo orgulloso

Trabajando con la Depresión.

1. Observa tu mente.

A menudo la depresión incluye pensamientos repetitivos de auto crítica, por ejemplo: “No sirvo para nada, “Nadie me cuida;” o “Nunca hago nada bien.” Si somos sinceros con nosotros mismos nos daremos cuenta que todos estos pensamientos están errados. Entonces podremos “darle la vuelta al casete”: cambiarlos por pensamientos positivos apropiados. También trabaja en el cultivo de la aceptación, del amor y de la compasión por ti mismo.


2. Conscientemente trae a tu mente y siente gozo acerca de las cosas que tú tienes:

- Piensa en tus buenas cualidades, personas buenas a tu alrededor, tu potencial, etc. Incluso el hecho de que estés vivo, de que puedes caminar, ver, hablar, etc, pueden ser causa de gozo.
- Si hay un problema serio que te hace sentirte deprimido podría ser útil traer a la mente las personas que tienen problemas similares o incluso peores. A pesar de lo malas que sea vean las cosas, éstas podrían estar peor.


3. Medita en “Apreciar tu vida humana”.

4. Piensa acerca del samsara (existencia cíclica): Piensa en que su naturaleza es el sufrimiento y por consiguiente, mientras permanezcamos en el samsara experimentaremos problemas. Pero es definitivamente posible liberarnos del samsara practicando el Dharma.


5. Medita en la naturaleza de la mente: Piensa en cómo tus pensamientos y sentimientos depresivos no son físicos, son transitorios como nubes en el cielo. No pienses que tu depresión es permanente; está aquí ahora, pero se irá más adelante.

6. Haz cosas que impliquen ayudar a otros que están necesitados.

Por ejemplo, ofrécete como voluntario para ayudar en una cocina o en un hogar de asistencia social. El ejercicio físico es también útil para superar la depresión.


El Miedo la Preocupación, la Ansiedad.

¿Por qué razón sentimos miedo y preocupación?.
- La raíz del miedo es nuestra concepción equivocada de ser o “yo” y el deseo de que las cosas sean permanentes.
- De aquí surge el apego hacia lo que es placentero y temor de separase de ello o de perder aquello que tenemos como amado. Aversión y miedo a experiencias desagradables que no queremos tener.

Antidotos para el miedo y la preocupación.

1. Sé consciente de tus temores y reconócelos. Piensa en el samsara (existencia cíclica): su naturaleza es el sufrimiento y por consiguiente mientras estemos en el samsara tendremos problemas. Pero es definitivamente posible liberarnos del samsara si practicamos el Dharma.

2. Mira tus temores, entiende con exactitud qué es lo que tú temes y luego pregúntate:

- Es razonable tener este miedo?
- Hay algo que yo pueda hacer para evitar que esta cosa no deseada suceda o reducir las probabilidades de que aparezca?.
- Si es poco o nada lo que puede hacerse es mejor aprender a aceptarlo.

3. Cultiva la práctica de tomar refugio.

4. Piensa acerca del karma, la ley de causa y efecto: Existe alguna razón para que las experiencias no deseadas nos ocurran: es debido a nuestras acciones de vidas pasadas.
- También, el karma puede explicar por qué tenemos ciertos temores o fobias. Por ejemplo, si fuiste atacado por un perro en una vida pasada podrías tener un miedo instintivo a los perros en esta vida.

5. Cuando tu mente se ve atrapada por preocupaciones innecesarias medita o recita oraciones o mantras.

6. Mantén el equilibrio, evita los dos extremos de preocupación excesiva por un lado y de ser irresponsable por el otro.


GHB - Información difundida por http://hermandadblanca.org/

Ha llegado el tiempo

Esta es una buena época para sacar nuestros dones a la luz. ¿Es nuestra vida un reflejo de lo que realmente somos?

Si no es así ¿qué es lo que no nos deja dar lo mejor de nosotros mismos?

Es un buen momento para preguntas y también para encontrar respuestas y comenzar a alinear nuestra energía hacia el lugar correcto. Si nos concentramos en un punto, la expansión  será aún mayor.

Los canales de comunicación son nuestra vía de acceso al mundo interno y externo. Siempre necesitamos preguntarnos ¿Quién soy? ¿Qué quiero? ¿Qué elijo? ¿De dónde vengo? ¿Hacia dónde quiero ir? y escuchar las respuestas que provienen de nuestro interior. Si esta comunicación con nosotros mismos está bloqueada, nuestra comunicación con el exterior no es clara ya que se encuentra teñida de demandas inconscientes hacia los demás exigiendo respuestas que sólo pueden provenir de nuestra sabiduría interna.

Éste es un buen momento para plantearnos qué objetivos nos proponemos para este año, qué cambios queremos hacer en nuestra vida y qué pasos vamos a dar para ponernos en marcha. La corriente del mundo tiene cada vez más fuerza. Necesitamos poner toda nuestra energía  para no ser llevados por ella. Escuchar muy profundamente nuestro interior para no hacer otra cosa que lo que lo que nuestro corazón nos está diciendo.

Si nos conectamos con nosotros mismos y nuestras propias necesidades podemos establecer un vínculo más sano con los demás, especialmente con nuestros hijos. Cuanto más pequeño es el niño, más depositario es de todas nuestras necesidades no resueltas y esta incomunicación con nosotros nos lleva a una incomunicación con ellos más allá de todas las palabras que podamos expresar.

Muchas veces menospreciamos a los niños por su corta edad, como si la edad y la conciencia tuvieran una relación directa. Es cierto que quienes llegamos  antes a este mundo tenemos  más experiencia en el plano terrenal (en el mejor de los casos) pero ésto no implica una mayor comprensión de las realidades más sutiles y multidimensionales que hacen a la experiencia del ser humano.

Los niños necesitan que los reconozcamos  y les demos un espacio para participar abiertamente en la transformación de las estructuras obsoletas que rigen en nuestra sociedad. Tienen mucho para aportar.

Mirémoslos, escuchémoslos y comprendamos su lenguaje. Ellos muestran con la acción, hablan con la imagen y sienten con el corazón.

Los niños de hoy tienen una serie de características que por chocar con la vieja estructura se consideran como problemáticas. Si podemos verlas a la luz de un nuevo paradigma, podremos considerarlas como las semillas y los potenciales que ellos traen para construir juntos una nueva sociedad.

Sólo necesitan que volvamos a conectar con quienes somos   para poder habilitarles una conexión real consigo mismos y su verdadera identidad.

Éste es el mayor gesto de amor que podemos brindarles, permitirles ser quienes son.

Es tiempo de acción… recordemos y pongámonos en marcha… hagámoslo juntos.



Sandra Aisenberg

Fuente: http://sandraisenberg-nuevoscodigos-adh22.blogspot.com.es/p/sobre-sandra-isenberg.html
GHB - Información difundida por http://hermandadblanca.org/

lunes, 16 de abril de 2012

¿Confías en Dios? ¿Estás Despertando? No estás solo



¿CONFÍAS EN DIOS?
Muchas veces, cuando los retos vitales son grandes o cuando cesamos de estar tan apresados por los cantos de sirena de la sociedad surgen las preguntas esenciales: ¿por qué estoy aquí?, ¿para qué?, ¿cuál es el sentido de sufrir así?, ¿qué es este círculo vicioso del cual no sé cómo salir?

Atrapados por la densidad de la tercera dimensión, ciegos a la verdad, movidos por milenios de paradigmas de lucha y dolor, ciertamente no recordamos que hemos aceptado venir aquí.  Ni caímos accidentalmente ni nos obligaron ni surgimos de la nada.  Hemos venido voluntariamente de múltiples lugares a protagonizar este experimento cósmico de separación y limitación, de dualidad, de luz y oscuridad, de espiritualización de la materia.  ¡Qué maravillosa oportunidad y qué desafiante forma de fraguar nuestra Maestría!

Al pasar el velo, olvidamos todo esto y volvemos a quedar enganchados de los dramas cotidianos, de la falta de sentido o del sentido dado por otros.  Nos creemos inferiores, solos, aislados, débiles y acumulamos posesiones, relaciones, títulos, dinero, poder para compensarlo. Cuando salimos (morimos), nos damos cuenta de lo que hemos hecho o negado o abandonado y nos proponemos remediarlo.  Y entramos nuevamente, llenos de determinación.  Y es probable que, otra vez, la ilusión general nos atrape y poco podamos hacer.  Y así giramos y giramos…

¿Qué está sucediendo ahora?  Estamos cerrando el experimento, somos muchas almas las que estamos recordando y deseando traer el Cielo a la Tierra.  ¿Qué nos frena?  En cuanto nuestra conciencia comienza a abrirse, las capas de cientos de encarnaciones aparecen, con sus asuntos inconclusos y, sobre todo, con sus miedos y soledades.  Nos hemos sentido tan abandonados y aislados en este planeta lejano, tan olvidados por la mano de Dios, que ya no confiamos en que Él estará aquí para sostenernos. La limitación y la carencia vividas por tanto tiempo nos hace dudar de que seremos guiados y protegidos, nutridos y acompañados.  Frágiles y perdidos, tratamos y tratamos, para volver a recrear el abandono.

Y, sin embargo, ahí está la solución.  Abandonar todo lo que nos detiene, nos aprisiona, nos frustra, nos miente, nos limita.  AbandonarNOS.  Entregarnos a nuestro Ser Superior, a la Luz y el Amor de Dios.  Hermoso como suena, nos resulta extremadamente difícil. Cientos de vidas nos dicen que no será posible.  Esta vez tampoco.  Esta vez tampoco.

Mi experiencia personal está llena de esta dicotomía.  Justo cuando más ardientemente me propongo limpiar mi karma y entregarme a mi alma, más desafíos aparecen.  ¿Y podría ser de otra forma?  Todo lo inconcluso debe mostrarse para ser solucionado y cerrado. Cuando más deseo abrir mi corazón, más temor y aislamiento suscito.  Así debe ser: ¿cómo afirmar el amor sino es eligiéndolo al miedo? Una sola cosa aprendí: cuanto más acepto lo que viene y confío en su resolución a través de la luz y el amor… más sencillo y rápido resulta. La resistencia y la desconfianza sólo lo agranda.

Todos estamos atravesando por esto ahora.  No hay ninguna vergüenza en ello.  Tenemos la herida de la separación de Dios en los genes.  Nos hemos sentido abandonados por Él incontables veces.  Volver a confiar en Él es lo que necesitamos: también tenemos la conexión esencial en los genes.  ¿Cómo hacerlo?  Aceptando lo que sucede como parte del proceso de unión, eligiendo el amor y la alegría, a cada momento. Al principio, resulta arduo pero, a medida que perseveramos, la serenidad que vamos sintiendo nos acerca a una forma de vida totalmente distinta, con una vibración de abundancia y creatividad inigualables.

Mientras voy entregándome más y más, todo se va liberando y desvaneciendo con una velocidad y gracia que me sorprenden.  Sólo el AHORA, este instante infinito, encuentra espacio en mí y en mi vida.  Sin pasado, sin futuro idealizado.  La confianza y la gratitud ensanchan sus orillas y me dejo fluir en el océano de Dios, que todo lo acepta y ama.


¿ESTÁS DESPERTANDO?  NO ESTÁS SOLO
Leemos y hablamos mucho sobre la Nueva Energía, sobre los sublimes cambios que estamos y estaremos atravesando, pero, ¿cómo se manifiesta eso para cada uno de nosotros?   Te cuento mi caso, por si te ayuda a comprenderlo mejor.

Si bien lo espiritual fue decisivo en mi vida desde siempre, los últimos diez años han sido bien movidos, más en el adentro que en el afuera.  Desde los síntomas físicos hasta los psicológicos, no ha habido respiro ni tregua.  Justamente, ayudarme de la respiración fue una clave importante que no paro de recomendar porque es uno de los aspectos más fundamentales y subvalorados de esta transformación.  Por ser simple, se la deja de lado sin comprender que lo nuevo va de la mano de la sencillez, tan lejana al Ego y sus complejidades inútiles.

Calores continuos (que me despertaban más de diez veces por noche), rinitis vasomotora que se convertían en sinusitis, dolores que mutaban de lugares, aumento de peso con hinchazones incluidas que me hacían parecer embarazada, visiones borrosas intermitentes, ruidos en los oídos, mareos, enfermedades que aparecían y desaparecían como vinieron… algo más??!!  Sí, algunas que otras cosas que olvidé piadosamente han sido el recorrido que fue forjando un cuerpo físico que sostenga un nivel mucho mayor de Luz.  Algunos síntomas continúan mucho más atenuados (o son distintos de acuerdo a nuevos Portales), pero lo importante es no hacer drama con ellos.  Aceptarlos como parte del proceso y ayudar con recursos apropiados es lo mejor.

El Ego también tuvo sus cataclismos.  Barrer bajo la alfombra los asuntos significativos no va con la Nueva Energía.  Todo debe salir a la luz y ser reconocido y sanado. No hubo aspecto que no fuera revisado y cambiado.  Eso impactó en mi entorno.  Conocidos, amigos, familiares, pacientes, grupos, fueron desapareciendo paulatinamente.  Algunos retornaron desde otros lugares, otros se fueron para siempre.  La vibración va haciendo elecciones continuas de acuerdo a su evolución y aprendizajes.  Al principio, las sufría y me enojaba.  Con el tiempo, me acostumbré a las pocas relaciones, al vaivén de los cambios y a una mayor soledad.

Siempre, tuve una veta de solitaria.  En algunos tiempos, la padecía.  Comprendí que era necesaria para encontrarme y disfrutar de ser yo misma, de sentirme bien en mi piel, de aceptarme y amarme totalmente a fin de hacer lo mismo con los demás. De lo contrario, mis propios conflictos y necesidades eran reflejados por los otros y las relaciones se convertían en demandas constantes de que me dieran lo que yo no creía poder darme.

El trabajo y la prosperidad fueron otro tema candente.  Después de mucho buscar, había encontrado lo que mi corazón deseaba hacer.  Esto es fundamental.  Prosperamos en lo que amamos, en lo que nos es fácil y natural. Esto implica soltar una enorme cantidad de conceptos con lo que la sociedad nos bombardea como verdades y que no son más que mentiras disfrazadas para mantenernos esclavizados.  Fui encontrando mis formas de vivir en abundancia con mis parámetros.

Esto es  verdad en todos los sentidos.  La Nueva Energía tiene sus particulares cualidades que no tienen ningún punto de comparación con la vieja.  No podemos usar los mismos métodos de la sociedad en la que estamos inmersos si queremos resultados distintos.  Eso es esquizofrenia.  Lo que hace veinte, diez años atrás era imposible o muy difícil, ahora está habilitado.  Hay una corriente energética desplazándose fluidamente para que nos subamos y hagamos todo desde el nuevo paradigma.  Desconocerlo o descreerlo solo incrementa el esfuerzo y el sufrimiento inútilmente.  Surfeemos la ola y recibiremos su impulso y poder.

Los que despertamos o los que están en ello tenemos una característica común: nos sentimos raros, desplazados, solos.  Muchos se aíslan o se discriminan ellos mismos. Los que hemos estado encarnando desde hace mucho tiempo también podemos sentirnos que no merecemos esta oportunidad o que seremos castigados o perseguidos: es el “recuerdo” de antiguos sucesosNo sucederá esta vez.  Este es el tiempo que hemos estado esperando.  Nosotros somos los que hemos estado esperando. Al conectarnos con nuestra alma, los velos se irán afinando poco a poco y sabremos que ya somos y tenemos lo necesario.

No estás solo.  Muchos están despertando.  Mira a tu alrededor.  Aunque creas que eres un bicho raro o que no comprendes muy bien que te está sucediendo o que estás buscando “algo más” que no sabes qué es, eres parte importante de este cambio.  No te escondas.  Tampoco evangelices. Cada  uno despertará a su ritmo y encontrará lo que necesita.   Simplemente, acepta el luminoso proceso.  Gózalo.  Es la razón por la que viniste.  Conéctate.  A ti mismo, a los otros, a la ayuda que precises.  Hazlo parte de tu vida diaria. Ya no existe la separación entre materia y espíritu.  Todo es Uno.  Y te guía y sostiene.  Maravíllate.  Eres único.  Eres Todo.

Vivir con Atención Plena

“Hay muchas maneras de practicar el mindfulness en la vida completamente integradas en nuestra vida cotidiana. Junto a la respiración consciente podemos practicar la respiración andando, la meditación sentada, la sonrisa, la escucha consciente el hablar consciente y el trabajo consciente. Podemos practicar la concentración y observar profundamente en todas las actividades de nuestra vida diaria, incluso caminando podemos practicar la atención.

Si practicamos la atención plena mientras respondemos correos electrónicos, navegamos en internet, acudimos a encuentros o citas, recogemos la la ropa, lavamos los platos o nos duchamos, estamos viviendo profundamente. Si no practicamos así, los días y los meses se sucederán sin que lo advirtamos y perderemos muchos momentos preciosos de nuestra vida. Detenerse nos ayuda a vivir plenamente el presente. Diariamente tenemos muchas oportunidades de contribuir a que nuestras semillas de gozo y felicidad prosperen”
Joseph Golstein, dice : “Ser consciente es la llave del momento presente. Sin ello simplemente nos perdemos en las divagaciones de nuestra mente ser consciente es la cualidad y la capacidad de la mente de estar atenta a lo que sucede, sin juicio ni interferencia. Es como un espejo que simplemente refleja cuanto aparece en frente. nos sirve en los momentos más humildes, manteniéndonos conectados al cepillarnos los dientes o al tomarnos una taza de té. Nos mantiene conectados a la gente que nos rodea, para que no pasemos apresuradamente simplemente por su lado en nuestras vidas tan ocupadas poco a poco nuestra mente se estabiliza y empezamos a experimentar cierto espacio de calma y paz interior. Este entorno de quietud interior hace posible que podamos investigar más profundamente nuestros pensamientos y emociones. Observamos la diferencia entre estar sumido en un pensamiento y ser conscientes de que se está pensando. Darse cuenta de los pensamientos es como despertar de un sueño o salir de un cine después de haber estado absorto en la historia. Al ser conscientes, nos despertamos gradualmente de las películas de nuestra mente”.

Mindfulness (Atención Plena), es vivir realmente, el único tiempo real, que es nuestro presente. Se puede curar muchas enfermedades como la depresión, la ansiedad, el estrés y nos puede ayudar a vivir en medio de lo agitado de nuestra sociedad.

En la Universidad de Pennsylvania Phap Luu introduce la practica de mindfulness en nuestras vidas cotidianas. Habla de la libertad y de parar. Esta charla formó parte del Wake Up Tour de la costa este de EEUU



Basic Mindfulness Practice - Subtítulos en Español from Wakeup Spain on Vimeo.



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sábado, 14 de abril de 2012

“El Camino Hacia el Amor” - Deepak Chopra


PRÁCTICA DE AMOR 
“El amor es espíritu. El espíritu es el Yo.”
“Eres el secreto del secreto de Dios. Eres el espejo de la belleza divina.”

“El objetivo del camino es transformar tu consciencia de separación en unidad. En la unidad sólo percibimos el amor, sólo expresamos el amor, sólo somos amor.”

Purificar el corazón.

Nadie sigue por mucho tiempo un sendero que no le resulte natural, como tampoco logrará en él el crecimiento necesario, por muy buenas que sean sus intenciones.
Existe en el cuerpo un centro donde se unen amor y espíritu, ese centro es el corazón. Es tu corazón el que se oprime o se ensancha de amor, el que siente compasión y confianza, el que parece vacío o colmado. En el corazón existe un centro más sutil que experimenta el espíritu, pero al espíritu no se lo percibe como emoción o sensación física.

¿Entonces cómo puedes ponerte en contacto con él?

Según los maestros espirituales, el espíritu se experimenta primero como ausencia de lo que no es espíritu.
En la India esto se describe como Netti, netti, que significa “ni esto ni aquello”. El espíritu no tiene causa; no está limitado por el tiempo ni espacio; no es una sensación que pueda ser vista, tocada ni percibida por el gusto o el olfato. Ésta puede parecer una manera desconcertante de definir algo, pero imagina que nunca hubieras visto el color blanco, que el mundo entero estuviera compuesto de rojo, verde, azul y todos los demás colores.
De pronto, un maestro te da una camisa negra, diciendo: “Si lavas esto el suficiente número de veces, verás que es blanco.”

Si pides ver al blanco antes de lavarla camisa, lo que pides es imposible. El negro es la suma de todos los colores; sólo cuando los laves todos aparecerá el blanco.
     De igual modo, tu vida actual está hecha de sensaciones: no sólo los colores, sino todos los estímulos que captas por los sentidos. Algunas de esas sensaciones pueden ser muy placenteras, pero ninguna es adecuada para hacerte saber qué es el espíritu.  El espíritu subyace bajo todas las capas de sensaciones.

Para experimentarlo debes ir al corazón y meditar en él hasta que se purifique todo lo que oscurece el espíritu. La finalidad del siguiente ejercicio es brindarte la experiencia de purificar el corazón hasta tal punto que pueda presenciar el espíritu. “Puro”, en este caso, no significa bueno y virtuoso; significa libre de impurezas, sin juicio alguno de valores. Según palabras de William Blake, se trata de limpiar las puertas de la percepción.

Meditar sobre el Corazón

Siéntate cómodamente en una habitación silenciosa, a solas; escoge un momento en que no tengas prisa. El mejor es la primera hora de la mañana, cuando la mente está alerta y fresca; trata de evitar el atardecer, cuando la conciencia se prepara para dormir. Cierra los ojos y concentra tu atención en el centro del pecho, donde está el corazón. (El corazón físico está desviado hacia la izquierda, pero eso es irrelevante en este caso: el centro de espiritualidad del corazón se encuentra directamente detrás del esternón.)

Toma conciencia de tu corazón como espacio. No trates de oír sus latidos ni ningún otro sonido que pueda hacer al bombear la sangre. El centro que debes hallar es un punto de consciencia por donde entran los sentimientos. En su forma pura está vacío, lo impregna la falta de peso, la ausencia de preocupaciones, la paz y una luz sutil. Esta luz puede presentarse blanca, dorada, rosada o azul. No te esfuerces por hallar luz alguna. No trates, por ahora, de percibir la pureza del centro del corazón, sólo necesitas sentir lo que haya allí.

Permite que tu atención repose tranquilamente en ese punto, respira con suavidad y percibe el aliento que va hacia el centro del corazón. Tal vez te convenga visualizar una suave luz de de tono pastel o una frescura que invade el pecho. Deja que el aliento entre y salga; mientras tanto pide a tu corazón que te hable. No expreses esto como una orden; basta con la vaga intención de que tu corazón se exprese.

Durante los cinco o diez minutos siguientes, permanece inmóvil, escuchando. El corazón empezará a liberar emociones, recuerdos, deseos, temores y sueños allí acumulados durante mucho tiempo; entonces te descubrirás prestando atención.

Es posible que, casi al momento, recibas un destello de fuerte emoción, positiva o negativa, o un recuerdo olvidado. El ritmo respiratorio puede alterarse. Tal vez suspires o lances alguna exclamación ahogada. Deja que la experiencia transcurra. Si te adormeces o comienzas a soñar despierto, no te preocupes.  Simplemente, devuelve tu atención al centro de del corazón. Te hable con miedo o tristeza, deleite o placer, su mensaje será igualmente beneficioso.

El objeto de esta meditación es prestar atención al corazón.

Al continuar con este ejercicio notarás que tres cosas se van uniendo de manera natural: meditación, purificación y atención. Estás aprendiendo a escuchar el significado espiritual de tu corazón: esto es meditación. Estás permitiendo que el material reprimido surja para ser eliminado: esto es purificación.
Estás escuchando a tu corazón sin juzgarlo ni manipularlo: esto es atención.

Puesto que este proceso es como lavar una camisa para revelar su blancura, no te inquietes si aparecen fuertes emociones negativas y hasta molestias físicas. Ten en cuenta que esas emociones se están retirando; pídeles que lo hagan sin estorbos, cómodamente. Si surgen voces de temor, ira o duda, pídeles que se retiren con tanta facilidad como deseen. (En el caso de que persista un dolor en el pecho, sobre todo si hay antecedentes cardíacos en la familia, deberías consultar a tu médico, por supuesto).

Meditación Avanzada

Cuando lleves algunos días o semanas practicando esta meditación, sabrás si quieres convertirla en parte permanente de tu rutina diaria. Creo que prestar atención a lo que nos dice el corazón es un agregado valioso a cualquier programa espiritual; vivir desde el centro del espíritu es un objetivo constante para quien está en el camino.
A medida que avances en la práctica, comenzarás a notar que sensaciones, pensamientos, recuerdos, ensoñaciones y manifestaciones físicas aleatorias empiezan a desaparecer. El centro del corazón se revelará poco a poco tal como es en realidad: silencio, paz, un cálido resplandor o una luz sutil. Aún cuando esos destellos sean fugaces, descubrirás en ti algunos cambios fuera de la meditación. Empezarás a caminar con paso más animado. En momentos inesperados experimentarás en el pecho una sensación de plenitud; tal vez quieras aspirar profundas y satisfactorias bocanadas de aire. Cuando menos lo esperes te invadirán oleadas de regocijo y bienestar.

Todo esto es señal de que se está aflojando la tensión que la mayor parte de las personas tiene alrededor del centro cardíaco. Este centro debería estar siempre abierto y relajado. Para que puedas recibir un esclarecimiento espiritual profundo, primero debe existir esta apertura. El constreñimiento, el miedo y la tensión impiden que el espíritu entre en ti.  En verdad, el espíritu no entra, puesto que está siempre ahí. Pero establecer contacto con él es como sentirse invadido de luz y comprensión: es lo que llamamos “flujo de amor”.
Amor y espíritu forman un vínculo cada vez que meditas sobre el corazón, desde la primera vez.  La meditación avanzada profundiza esta experiencia y la torna más consciente. A medida que progreses en esta práctica, te resultará cada vez más fácil ir a tu corazón en busca de consejo y sabiduría o, simplemente, para sentirte amado.  No hace falta hablar con palabras a tu corazón; él tampoco necesita hacerlo. El lenguaje del espíritu viene a nosotros como una callada seguridad, como auto aceptación, paciencia y apreciación del simple hecho de existir. Según se desarrollen estas cualidades irás madurando en tu experiencia del centro cardíaco.


Fuente: Libro “El Camino hacia el Amor - Cómo transformar nuestra vida colmándola de amor” - Deepak Chopra, de Editorial Vergara - Millenium


Enlace:http://www.caminosalser.com/i1282-el-camino-hacia-el-amor-meditacion-en-el-corazon-por-deepak-chopra/

jueves, 12 de abril de 2012

Neuroplasticidad: Para adultos y niños, flexibilidad o rigidez en lo que aprendemos

Cuando hacemos algo y lo repetimos muchas veces generamos en nuestra vida lo que llamamos hábito. Un hábito puede ser un modo de ser o una forma de hacer, la cual se aprendió al repetirla gran cantidad de veces. Por ejemplo, podemos estar acostumbrados (habituados) a hacer la cama cada vez que nos levantamos, a despertarnos a la misma hora aunque nos hayamos dormido a distinto horario; podemos tener el hábito del mal humor a la mañana, de ser ansiosos, tendientes a pasividad, amabilidad, alegría, o incluso, a la enfermedad. En definitiva, podemos tener el hábito de hacer algo que nos haga felices o infelices, y seguir sosteniéndolo solo porque, al repetirlo tantas veces mecánicamente, parecemos programados a seguir haciéndolo.
Todo es cuestión de cuántas veces hayamos ensayado sistemáticamente una acción o forma de ser, generando así un aprendizaje, que sumado a la totalidad nos define y nos crea.

Aprender o desaprender es cuestión de neuroplasticidad

Cada vez que pensamos en hacer una acción el cerebro manda la orden para que nuestro cuerpo realice lo deseado. Lo hace con ayuda de neuroquímicos que transmiten el mensaje. Las neuronas son las que reciben esta información, se conectan entre sí (sinapsis neuronal), y finalmente nuestro cuerpo responde haciendo lo que queríamos.
Pero he aquí el punto que nos puede servir para conocernos y conocer lo que nos sucede: La sinapsis o contacto entre neuronas se refuerza, incluso se hace permanente, con el uso. Es decir, cuando repetimos algo una y otra vez se generan siempre los mismos químicos, y las neuronas hacen una y otra vez el mismo camino. El cuerpo se habitúa a estos químicos, el camino neuronal deja cada vez más huellas, y de tanto repetir y hacer lo mismo, las neuronas memorizan el camino; incluso algunas veces ya no viajan, se quedan allí permanentemente, se cristaliza la conexión neuronal en cierto lugar. Así nosotros adquirimos un nuevo aprendizaje.
A esta propiedad del cerebro de aprender y fijar el aprendizaje nuevo a partir de la experiencia se la llama plasticidad neuronal.
Ahora, ¿qué pasa si lo que aprendemos no nos hace felices y simplemente somos esclavos de una rigidez en nuestro cerebro a causa de repetir sistemáticamente una misma cosa, porque tal vez así nos lo han enseñado o así lo hicimos y nos sirvió en un momento pero ahora ya no más?

Por supuesto al hablar de aprendizaje debemos hablar también de Niños. En la educación de los niños lamentablemente a diario se les enseña hábitos que después cuesta trabajo revertir. Muchos son enseñados por inconsciencia. Simplemente el adulto al hacer determinadas cosas o al ser de determinada manera reiteradamente, le está fijando al niño un aprendizaje. Es decir, le está fijando una red neuronal que luego actuará por sí misma en el niño. Recibo a diario consultas por el tema “Límites”, las preguntas en general rondan en “cómo hago para que el niño no haga más tal cosa y aprenda otra”, “cómo hago para que respete cuando hablo con otros adultos, cómo hago para que ordene sus juguetes, cómo hago para que responda de determinada manera, etc."
Lo que respondo es: "El niño en algún momento aprendió eso que tanto molesta o queremos cambiar. De quién, cómo y por qué, es trabajo para observar en las acciones de los adultos y el entorno que lo rodea. Ahora hay que trabajar en revertirlo."

Si se trata de cambiar algo ya siendo adultos, convengamos que tal vez aquello que queremos cambiar lo hemos repetido ¡hasta incluso por 20 años!. Cambiar esta rígida sinapsis neuronal nos puede llevar tiempo, paciencia y mucha consciencia, ya que el cerebro querrá volver al camino conocido porque así se lo hemos enseñado.
Afortunadamente el niño tiene una plasticidad cerebral mayor. Es decir, que así como rápidamente aprende algo, rápidamente puede aprender otra cosa y suplantar el aprendizaje anterior. Y lo hará naturalmente, porque naturalmente es plástico (flexible) neuronalmente. Por eso no hay nada que no se pueda revertir.
Pero cuidado, no solo nosotros, los adultos, somos sus educadores. La excesiva exposición a la TV y los juegos tecnológicos violentos TAMBIÉN son maestros del flexible y absorbente cerebro del niño. Los predispone a la violencia y agresividad porque el cerebro aprende repitiendo por dentro lo que ve afuera. Así que aquí también hay que poner el foco.
Continuando, como he dicho, tenemos a favor del niño (y a nuestro favor), que ellos tienen aún más neuroplasticidad que los adultos. Así como pueden incorporar algo rápidamente, también pueden cambiarlo por un hábito nuevo y olvidando lo anterior, si le enseñamos ese camino. Requerirá por supuesto de la ayuda de un adulto dispuesto y consciente.
Si somos padres, maestros, terapeutas de niños, la pregunta que les sugiero hacerse es: ¿Qué les estamos enseñando a los niños? ¿Cómo revertimos ese camino insano? ¿Cómo potenciamos aquello que le da al niño armonía y equilibrio?

Y para ti sugiero que te preguntes: ¿Qué has repetido sistemáticamente? ¿Tu cuerpo responde a una memoria que expande o limita tu Ser? ¿Qué camino repites diariamente, a dónde te está llevando? ¿Te sientes pleno en ese lugar?

El camino hacia un nuevo aprendizaje
“Somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, por lo tanto, no es un acto, sino un hábito.” Aristóteles.

Entonces traducido al lenguaje del cerebro podemos ser NEUROPLÁSTICOS o NEURORÍGIDOS.
La neuroplasticidad es la habilidad de nuestro cerebro para cambiar conexiones gracias a nuevas experiencias. La plasticidad es la que nos permite hacer y cambiar nuestras acciones. Vivir una vida nueva cada día si lo deseamos.
La neurorigidez se genera cuando se utilizan solo las conexiones sinápticas preestructuradas por nuestro cerebro sin crear nuevas. En definitiva, la rigidez es no aprender o no incorporar nuevas cosas. Es hacer y pensar siempre lo mismo; e incluso, pretender un resultado diferente.
El camino hacia el nuevo aprendizaje es saber que tenemos la capacidad de crearnos día a día como quisiéramos. Es comenzar a romper afuera las estructuras que nos aíslan y limitan, para que dentro nuestro, nuevos engranajes comiencen a aceitarse y moverse.
Como hemos dicho, cuanto más rígidos hayamos sido, cuanto más hayamos repetido algo, más dificultoso podrá ser el cambio. Pero recordemos que tenemos a nuestro favor una habilidad inteligente: la NEUROPLASTICIDAD. Podemos hacer que el cerebro active nuevos patrones y combinaciones al ser y hacer lo que queremos, y al sostenerlo diariamente en nuestra vida.

Muchas veces tratamos de modificar nuestros hábitos emocionales con gran esfuerzo; sin embargo, no sabemos que esta es la respuesta de una conjunción de neuroquímicos y conexiones que hemos reforzado a diario con nuestra forma de ser y hacer. Si generamos un cambio con la consciencia de que dentro nuestro empiezan a nacer nuevos retoños, y los viejos caen naturalmente como hojas en pleno otoño, día a día seremos Seres nuevos y estaremos más cerca de quienes queremos Ser, o más exacto, de QUIENES SOMOS REALMENTE.

Apéndice para la educación de los Niños de Hoy

Para generar un cambio en los niños, primero los adultos debemos estar decididos a SOSTENER ese cambio. Porque si un día lo hacemos y al otro día, por cansancio, por evitar berrinches o situaciones desgastantes, permitimos que algo que queremos cambiar vuelva a suceder, estaremos alimentando más de lo que ya no es sano.
Sostener con consciencia son las palabras que el nuevo educador tiene que incorporar.
Sabemos que el niño está completamente entregado a aprender, más aún los Niños de Hoy: Aman aprender. Podemos transmitirles grandes valores, enseñarles sobre su libertad, la paz, el amor, la compasión… Aprovechemos con responsabilidad el poder y apertura que han traído, y seamos conscientes de que cada acción que hacemos genera un eco: Moldea un Ser Humano y Despierta un Ser Espiritual.

Fuente:
Autora: Nancy Erica OrtizCreadora del curso "Los Niños de Hoy"www.caminosalser.com/nancyortiz

Para los que no se encuentran pecados‏


Nos estamos olvidando de mirarnos a nosotros mismos, siempre responsabilizamos a los demás de nuestros problemas

“Los hombres están siempre dispuestos a curiosear y averiguar vidas ajenas, pero les da pereza conocerse a sí mismos y corregir su propia vida” (San Agustín, Confesiones)

Hace más o menos un año, en una entrevista publicada en El País, la actriz Blanca Portillo señalaba muy sabiamente: “Nos estamos olvidando de mirarnos a nosotros mismos, siempre responsabilizamos a los demás de nuestros problemas, nos consentimos a nosotros mismos demasiado y nos perdonamos todo; mirando los defectos de los demás acabas sin ver los tuyos y uno mismo nunca es responsable de nada; la verdad es que si fuéramos honestos con las consecuencias de nuestros actos crearíamos un mundo más humano y más generoso“.

Dicho de otro modo: nos resulta demasiado fácil ver los defectos de los demás y los juzgamos tan a la ligera que nos parecen hasta “normales” las criticas, burlas, e incluso, los comentarios destructivos, sin darnos cuenta que entramos en un juego peligroso que puede destruir la fama, no solo de todo aquel que sea diana de nuestros comentarios, sino de nosotros mismos. Como dice el Catecismo de la Iglesia: “Muchos pecados causan daño al prójimo. Es preciso hacer lo posible para repararlo (por ejemplo, restituir las cosas robadas, restablecer la reputación del que ha sido calumniado, compensar las heridas). Y añade: “La simple justicia exige esto. Pero además el pecado hiere y debilita al pecador mismo, así como sus relaciones con Dios y con el prójimo”. (Cat.1459)

Esta actitud nos envenena por dentro generando en nuestro interior un sabor amargo lleno de insatisfacciones que se reflejan negativamente en nuestra vida cotidiana y que no pasa desapercibida a los que tenemos más cerca: nuestra familia, amigos y compañeros.
Y nos plantea una realidad aún más negativa: la corrupción de nuestros corazones, raíz de todos nuestros males: la mentira, el rencor, el odio, las envidias, la injusticia,... “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre“.(Marcos 7,21-23)

Ilustrémonos con esta historia: Cuentan que una pareja de recién casados se mudó de casa. La primera mañana, mientras tomaban café, la mujer reparó a través de la ventana, que una vecina colgaba sábanas en el tendedero.

-¡Qué sábanas tan sucias cuelga la vecina en el tendedero...! - Le comentó a su marido. Quizás necesita un jabón nuevo... ¡Ojala pudiera ayudarla a lavar las sábanas!

El marido la miró sin decir palabra alguna.
Cada dos o tres días, la mujer repetía su discurso, viendo a través de la ventana, como la vecina tendía su colada.

Al mes, la mujer se sorprendió al ver a la vecina tendiendo las sábanas blancas, como nuevas, y dijo al marido: ¡Mira, por fin ha aprendido a lavar la ropa!¿Le enseñaría otra vecina?
El marido le respondió:
-¡No, hoy me levanté más temprano y lavé los vidrios de nuestra ventana!

Imagino la cara de estupor de la mujer de esta pequeña historia a la que le vendría muy bien leer, a modo de moraleja, las palabras del Señor que dicen: “No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida con que medís, os será medido. ¿Y por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga que está en tu propio ojo? ¿O cómo dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo tuyo? ¡Hipócrita! saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano. No deis lo santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os despedacen.” (Mt 7, 1-6)

Y dado que estamos en Cuaresma, tiempo de mortificación, reparación y cambio profundo en nuestra vida, podríamos aprovechar algún momento de las bien merecidas vacaciones para reflexionar con este examen de conciencia, dirigido “para aquellos de vosotros que, gracias a Dios, no soléis incurrir en actos gravemente pecaminosos, y que, por otra parte, experimentáis cierta dificultad a la hora de encontrar materia de la que acusaros en la Confesión”.

Dice así:
“Quizá pueda serviros de orientación la siguiente lista, hecha a vuela pluma, y con escasas pretensiones y que bien podría titularse algo así como “elenco muy incompleto de defectos y actitudes defectuosas en que suelen incurrir las buenas personas".

Como podréis observar, no se trata, en general, de cosas en sí necesariamente graves, sino de modos de ser, de pensar o de actuar que, aparte de desagradar a Dios, pueden hacer daño al alma y dificultar la vida de los demás. ¿Os imagináis, por ejemplo, lo dura que podemos hacer la vida de quienes con nosotros conviven -y más si de nosotros dependen- cuando nos dejamos dominar por el pesimismo, la intransigencia o la tacañería?

“Hemos de convencernos de que el mayor enemigo de la roca no es el pico o el hacha, ni el golpe de cualquier otro instrumento, por contundente que sea: es ese agua menuda, que se mete, gota a gota, entre las grietas de la peña, hasta arruinar su estructura. El peligro más fuerte para el cristiano es despreciar la pelea en esas escaramuzas que calan poco a poco en el alma, hasta volverla blanda, quebradiza e indiferente, insensible a las voces de Dios".

Se trata de saber si somos -y si desde la última Confesión se nos ha notado claramente-, aparte de otras cosas más gordas:

caprichosos, tozudos, intransigentes, coléricos, irascibles, agresivos, discutidores implacables, quejicas, malhumorados, envidiosos, protestones por sistema, egoistones, susceptibles, tacaños, mezquinos, propensos al complejo de víctima, perezosos, comodones, flojos, sensuales, equilibristas de la impureza, noveleros, excesivamente soñadores, suavemente materialistas, irresponsables, frívolos, vacíos, superficiales, inconstantes, mentirosos, tramposos, faltos de autenticidad, desordenados, chapuceros, vanidosos, arrogantes, engreídos, impuntuales, rencorosos, murmuradores, chismosos, mal pensados, difamadores, duros para la comprensión, brutos en al expresión, mal dispuesto contra todo y todos, despreciativos, faltos de espíritu universal, fácilmente injustos, ingratos, desagradecidos, poco propicios a la generosidad, indiferentes hacia los demás, aislacionistas, individualistas, sembradores de pesimismo, incrédulos por comodidad, irreverentes, poco piadosos, faltos de visión sobrenatural, faltos de confianza en Dios, sordos a su voluntad, propensos a olvidarnos de El, distraídos en la liturgia, poco devotos de la Virgen.

Y examinar también:
si despreciamos el tiempo,
si vivimos permanentemente descontentos,
si nos falta sentido del pudor,
si estamos excesivamente seguros de las propias ideas,
si nos sentimos como reyes no reconocidos o injustamente destronados, y, en consecuencia, siempre enfadados,
si en todas las cosas estamos contra,
si vivimos exageradamente inquietos por el porvenir,
si no nos preocupa el sufrimiento ajeno ni las injusticias,
si sólo somos amables cuando nos conviene,
si somos propensos a instrumentalizarlo todo hacia lo que nos conviene,
si carecemos del “sentido del otro",
si pactamos fácilmente con la injusticia,
si siempre lo vemos todo desde el punto de vista propio,
si solemos pasar factura a los demás, por lo que hacemos o nos parece hacer por ellos,
si no damos limosna ni por casualidad,
si somos negligentes en la educación de los hijos, quizá con el pretexto del mucho trabajo,
si somos negligentes en la atención debida a los padres, esposa o esposo,
si aumentamos innecesariamente la carga de los demás con caprichos y nuevas necesidades,
si sólo nos preocupamos de que nuestros padres nos complazcan, y rara vez les damos una alegría,
si exigimos mucho y damos poco,
si aceptamos la mediocridad en las cosas de Dios,
si tenemos tendencia a confiar más en nosotros mismos que en la gracia,
si descuidamos la oración personal,
si no procuramos adquirir la debida formación religiosa,
si damos por supuesto que el apostolado es cosa de los otros,
si vivimos esquivando las cruces que nos santificarían,
si sentimos celos por el progreso espiritual de los otros,
si nos falta fe en el Magisterio de la Iglesia,
si tenemos tendencia a criticarla,
si nos consideramos el mejor intérprete del Vaticano II,
si contribuimos al desprestigio de las personas consagradas a Dios,
si somos tacaños en la ayuda económica a la Iglesia,
si llegamos habitualmente tarde a Misa,
si descuidamos el ayuno y la abstinencia,
si... , etc.

Después de esta relación meramente ejemplificativa, ¿continuaréis pensando algunos que todavía es difícil hallar -aun sin emplear demasiado tiempo-, cinco, seis, siete o diez pecados o defectos gordos de los que acusaros? Y si fuese así, ¿no sería cosa de ir pensando en introducir vuestro proceso de canonización?
Ya os dais cuenta de que ese elenco no es sino un cajón de sastre, donde hay cosas que pueden ser, o llegar a ser, incompatibles con una vida cristiana de verdad; y cosas menos importantes, si se lucha contra ellas.

Y si, refiriéndoos a estas últimas, me dijeseis que son pequeñeces, yo podría responderos con palabras ajenas, muy llenas de razón y muy experimentadas: “Sí, verdaderamente: pero esas pequeñeces son el aceite, nuestro aceite, que mantienen viva la llama y encendida de la luz". Tomado del libro:ALFONSO REY. El sacramento de la Penitencia. Ed. Palabra. Madrid 1977/

Y para terminar, ¿Qué mejor que esta referencia a Nuestra Señora en estos momentos que recordamos la Pasión de nuestro Señor que se hacen tan amargos para nuestra Madre María?

No estamos solos. De hecho, nadie como Ella conoce mejor nuestros corazones y sabe comprender nuestras palabras y gestos para presentárselas al Señor con una sonrisa cómplice de la que se sabe Mediadora de todas las gracias. Y ante nuestras vacilaciones, penas e imperfecciones nos susurra al oído: “No pasa nada, ven conmigo. Yo te acompáñame y te enseñaré el camino”.

Porqué, ¿a quién se dirige un niño pequeño cuando quiere que se le perdone por alguna “trastada” que acaba de cometer? No hay ninguna duda. Primero, a su madre, ¡claro! El sabe que ella le quiere con locura. Que a pesar de la regañina justa y necesaria para hacerle mejor persona, mejor hijo de Dios, ella le perdonará, y le ofrecerá su ayuda para corregirse y luchar contra las malas inclinaciones.

Recuerda: “María, Madre de Dios y Madre nuestra, nunca falla porque es madre. “Antes, solo, no podías... -Ahora, has acudido a la Señora, y, con Ella, ¡qué fácil!”(S. Josemaría Escrivá de Balaguer, Camino, n. 513)



Fuente: http://blogdeuncatolico.blogspot.com.es/2012/04/para-los-que-no-se-encuentran-pecados.html?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed:+BlogDeUnCatlico+%28Blog+de+un+cat%C3%B3lico%29

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