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jueves, 13 de septiembre de 2012

Oración para la noche

Cuatro esquinas tiene mi cama
cuatro angeles me acompañan
dos a los pies, dos a la cabecera
y la virgen María a mi delantera

Duerme y reposa y no tengas miedo de nada
por si acaso en este sueño yo no puedo despertar
que baje la cruz del cielo, se tienda sobre mi pecho
el ángel que me acompaña habla y responda de mi.

Allá en el monte calvario hay una rosa florida
y dentro de aquella rosa está la Virgen María,
dándole teta a su niño, su niño que no quiere mamar

_ ¿Porqué lloras hijo mio?
_ Yo te diré madre mia. Yo no lloro por los
pañales ni tampoco por la mantilla, lloro por los
pecadores que mueren noche y día.
Porq el infierno está lleno y la gloria está vacía.

jueves, 7 de junio de 2012

ORACIÓN AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS PARA CONSEGUIR COSAS DIFÍCILES CASI IMPOSIBLES



Brazo Poderoso, ante Ti vengo con todo el fervor de mi alma a buscar tu Sagrado consuelo en esta difícil situación mi vida; dame esperanzas, no me desampares en las puertas que han de abrirse en mi camino, sea tu Brazo Poderoso el que las abra según tus sagrados designios, para darme la tranquilidad que tanto ansío.

Aquí a tus plantas imploro humildemente esta súplica (Se pronuncia la gracia que se busca .....) dignamente recíbela porque la hace un corazón afligido y si el poder divino no está a mi favor sucumbiré por falta de ayuda.

Brazo poderoso ámame, asísteme, ayúdame en las necesidades que tengo y concédeme la patria celestial. Amén.



Se reza un Credo, tres Padres Nuestros y un Ave María al Corazón de Jesús. Se garantiza que a los ocho días de haber hecho esta ORACIÓN da la gracia que se le pida por difícil que sea. Se reza quince (15) días, comenzando viernes y terminando un viernes. Propáguese esta gran devoción del Sagrado Corazón de Jesús





Fuente: http://oracionesmomento.galeon.com/aficiones2253328.html

La gracia de la humildad


Señor Jesús, manso y humilde.

Desde el polvo me sube y me domina esta sed insaciable de estima, esta apremiante necesidad de que todos me quieran. Mi corazón está amasado de delirios imposibles.

Necesito redención: Misericordia Dios mío.

No acierto a perdonar,
el rencor me quema,
las críticas me lastiman,
los fracasos me hunden,
las rivalidades me asustan.

Mi corazón es soberbio. Dame la gracia de la humildad, mi Señor manso y humilde de corazón.

No sé de dónde me vienen estos locos deseos de imponer mi voluntad, eliminar al rival, dar curso a la venganza. Hago lo que no quiero. Ten piedad Señor y dame la gracia de la humildad.

Gruesas cadenas amarran mi corazón: Este corazón echa raíces, sujeta y apropia cuanto soy y hago y cuanto me rodea. Y de esas apropiaciones me nace tanto susto y tanto miedo. ¡Infeliz de mí, propietario de mi mismo! ¿Quién romperá mis cadenas? Tu gracia, mi Señor pobre y humilde. Dame la gracia de la humildad.

La gracia de perdonar de corazón. La gracia de aceptar la crítica y la contradicción o al menos, de dudar de mí mismo cuando me corrijan.

Dame la gracia de hacer tranquilamente la autocrítica.

La gracia de mantenerme sereno en los desprecios, olvidos e indiferencias; de sentirme verdaderamente feliz en el anonimato; de no fomentar las autosatisfacciones en los sentimientos, palabras y hechos.

Abre Señor espacios libres dentro de mí para que los puedas ocupar Tú y mis hermanos.

En fin mi Señor Jesucristo; dame la gracia de ir adquiriendo paulatinamente un corazón desprendido y vacío como el tuyo; un corazón manso, paciente y benigno, Cristo Jesús, manso y humilde de corazón, haz mi corazón semejante a tuyo.

Así sea.

Fuente: http://oracionesmomento.galeon.com/

sábado, 25 de febrero de 2012

MAGNIFICAT


46Proclama mi alma la grandeza del Señor,
47se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
48porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
49porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
50y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

51Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
52derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
53a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

54Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia
55-como lo había prometido a nuestros padres-
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.



MEDITACIÓN
Con los escasos indicios que nos proporciona la lectio podemos comprender la riqueza de la oración del Magníficat, que podría ser analizada palabra por palabra, verificando las referencias bíblicas al Antiguo y al Nuevo Testamento, para saborearla en toda su profundidad teológica y espiritual.
Para la meditación propongo algunos puntos que sirvan para interiorizar dicha oración, y me fijo especialmente en cinco expresiones que podéis contemplar después ante la Eucaristía.

1. El culmen de la libertad humana
Dichosa tú por haber creído (Lc 1,45). Vinculando esta expresión de Isabel dirigida a María con la de Jesús dirigida a Tomás «dichosos los que crean» (Jn 20,29), vemos cómo esta bienaventuranza, que interesa a toda la humanidad, designa el culmen de la libertad humana: es dichoso y feliz y realiza el designio de Dios quien alcanza la plenitud de su vocación. La libertad humana está hecha para la fe, en la que obtiene su perfección y su culminación.
Profundizando en los versículos de Lucas y de Juan, podemos afirmar que la libertad humana se verifica entrando en una relación de confianza con los demás y entregándose a ellos, y se deteriora cuando se encierra en sí misma. La libertad no es calculadora (do ut des), sino que se realiza en el amor, que exige siempre gratuidad. Y sólo Dios es merecedor de un abandono y una confianza sin condiciones ni límites, porque en Él la libertad humana puede realmente expresar por completo su voluntad de entrega. Pero la fe desnuda e incondicionada se purifica a través de la «noche de los sentidos y del espíritu», esa noche magistralmente descrita en las obras de san Juan de la Cruz y en la experiencia de santa Teresa de Jesús.
El hombre se salva, no simplemente obedeciendo a una ley exterior, sino amando, entregándose y creyendo en Dios. María, dichosa por haber creído, es figura antropológica de la vocación humana a la felicidad.

2. Oración de alabanza
Proclama mi alma la grandeza del Señor (v. 46). San Ambrosio, que en su comentario a Lucas escribe: «Esté en cada uno de nosotros el alma de María para glorificar a Dios», nos recuerda que el agradecimiento es la primera expresión de la fe. No lo son, en cambio, la lamentación, la crítica, la amargura, la autocompasión ni el derrotismo, que son actitudes de falta de fe, porque la verdadera fe prorrumpe espontáneamente en la alabanza y el agradecimiento. Alabanza por todo cuanto Dios realiza en nosotros y en el mundo; agradecimiento al reconocernos agraciados y al tomar conciencia de que la misericordia divina «se extiende de generación en generación». Es una invitación a confesar que también muchos discursos eclesiásticos, por así decirlo, muchas recriminaciones y muchas amarguras son fruto de una fe empobrecida.
3. Los ojos de la fe
Ha hecho obras grandes en mi favor (v. 49). Nos preguntamos: ¿cuáles son esas obras grandes? Seguramente María puede intuirlas, por la fe, en el pequeño germen de vida apenas perceptible que lleva en su seno; sin embargo, desde el punto de vista humano no es un hecho extraordinario. Es la fe la que le hace descubrir realidades grandes en cosas pequeñas, realidades definitivas en hechos incipientes, realidades perennes en las realidades efímeras. Mientras que la poca fe nunca está contenta ni satisfecha y querría siempre ver más, la fe verdadera está contenta y reconoce en los más insignificantes signos el poder de Dios.

4. No se encogerá el brazo de Dios
Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación (v. 50). María expresa aquí su fe en la certeza de que no sólo en el pasado y en el presente, sino que tampoco en el futuro decaerá la misericordia del Señor ni se encogerá el brazo de Dios.
Muchas veces hablamos como si la misericordia del Señor se hubiese detenido en los tiempos más gloriosos del cristianismo y no abarcase también a nuestras generaciones. Querríamos retroceder cincuenta años atrás, cuando la gente frecuentaba las iglesias, a la vez que nos asalta la duda y el temor de que el Señor se haya alejado de nosotros. Sin embargo, María proclama «su misericordia de generación en generación». Por otra parte, debemos reconocer que, si miramos a nuestro alrededor con los ojos sencillos y limpios de la fe, podemos percibir la misericordia de Dios en favor nuestro y descubrir a veces sus signos sensibles.
Reflexionaba yo estos días sobre las figuras significativas con que el Señor ha regalado últimamente a la Iglesia local de Milán: (...). Son personas que han sido conocidas y tratadas por muchos de nuestros fieles.
El Señor continúa, pues, actuando, y sólo la fe puede hacernos conscientes de su cercanía y de su presencia.

5. Dios cuida de su pueblo
Ha auxiliado a Israel, su siervo (v. 54). Cuidó -paidòs autou- de su hijo y siervo Israel, como cuidó de María su sierva («se ha fijado en la humillación de su esclava»).
El verbo «cuidar» aparece en otros pasajes del Nuevo Testamento: «El Espíritu cuida de nuestra debilidad» (Rm 8,27); «No cuida de los ángeles, sino de los hijos de Abraham» (Heb 2,16). La solicitud por Israel es, por consiguiente, una característica de Dios: lo fue, efectivamente, en los momentos dramáticos del pueblo hebreo a lo largo de los siglos, y no ha decrecido. Por eso debe ser también una característica propia de todos cuantos sienten como María y con María; y por eso la relación con Israel es una importante y valiosa piedra de toque en la vida de la Iglesia: como el Señor cuida de Israel su siervo, también la Iglesia y la humanidad deben cuidar de él, deben seguir expresando de algún modo el amor de Dios a ese pueblo, a pesar de todas las dificultades y hasta malentendidos que ello pueda acarrear. La relación del Señor con Israel está inequívocamente en el corazón mismo del Magníficat, al que hay que acudir para reflexionar sobre sus terribles destinos históricos sucesivos.
«María, hija de Sión, Madre de Jesús y de la Iglesia, concédenos entrar en el misterio de tu fe y de tu alabanza y percibir cómo miras a tu pueblo, a la humanidad y a la historia».
[Extraído de Carlo M. Martini, Una libertad que se entrega. En meditación con María. Santander, Sal Terrae, 1996, pp. 60-67]
Fuente:http://www.franciscanos.org/oracion/canticomagnificat.htm

Visitar esta página por que encontrareis algo tan valioso como la Iºcatequesis de San Pablo II
y más información sobre la Magnificat

Coronilla de la Divina Misericordia


Según el diario de Santa María Faustina Kowalska.
“A la hora de las tres imploren Mi misericordia, especialmente por los pecadores; y aunque sea por un brevísimo momento, sumérgete en Mi Pasión, especialmente en MI desamparo en momento de agonía. Esta es la hora de gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré entrar dentro de Mi tristeza mortal. En esta hora, no le rehusare nada al alma que me lo pida por los méritos de Mi Pasión.”



ORACIÓN A LA DIVINA MISERICORDIA
Es mi deseo que tengas un conocimiento más profundo del amor que quema Mi corazón, y tú entenderás esto, cuando medites en Mi Pasión. Pidan Mi Misericordia a favor de los pecadores, yo deseo su salvación. Cuando digas esta oración, con un corazón contrito y con fe por el bien de algún pecador, Yo le daré la gracia de la conversión. Esta es la oración:
¡Oh Sangre y Agua, que brotaste del Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, yo confío en Ti!”.

Promesas a los que propaguen esta devoción:
A las almas que propaguen la devoción a mi Misericordia, las protejo durante toda su vida como una madre cariñosa protege a su niño recién nacido y a la hora de la muerte no seré para ellas Juez sino Salvador misericordioso”.
Las almas que adoren mi Misericordia y propaguen la devoción a ella invitando a otras almas a confiar en mi Misericordia, no experimentarán terror en la hora de la muerte. Mi Misericordia les dará amparo en este último combate”.
Fiesta de la Misericordia:
Debe celebrarse el Domingo siguiente al de Pascua de Resurrección. Ese día, los Sacerdotes deberán predicar a las almas mi infinita Misericordia”.
"A los sacerdotes que proclamen y alaben Mi misericordia, les daré una fuerza prodigiosa y ungiré sus palabras y sacudiré los corazones a los cuales hablen".
En ese día estarán abiertas todas las Fuentes de mi Misericordia. Deseo que esta Festividad sea un refugio para todas las almas, pero sobre todo para los pecadores”.
"Hija Mía, di que esta Fiesta ha brotado de las entrañas de Mi misericordia para el consuelo del mundo entero".
El alma que acuda a la Confesión y que reciba la Sagrada Comunión, obtendrá la remisión total de sus culpas y del castigo... Que el alma no tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como la grana”.
"Hija Mía, como te preparas en Mi presencia, así te confiesas ante Mí; el sacerdote es para Mí sólo una pantalla. No analices nunca de qué clase de sacerdote Me estoy valiendo y abre el alma al confesarte como lo harías Conmigo, y Yo llenaré tu alma con Mi luz"
Toda Comunión recibida con corazón limpio, tiende a restablecer, en aquel que comulga, la inocencia inherente al Bautismo, puesto que el Misterio Eucarístico es “fuente de toda gracia”.
"Deseo unirme a las almas humanas. Mi gran deleite es unirme con las almas. Has de saber, hija Mía, que cuando llego a un corazón humano en la Santa Comunión, tengo las manos llenas de toda clase de gracias y deseo dárselas al alma, pero las almas ni siquiera Me prestan atención, Me dejan solo y se ocupan de otras cosas. Oh, qué triste es para Mí que las almas no reconozcan al Amor. Me tratan como una cosa muerta".
Al sumergirme en la oración, fui trasladada en espíritu a la capilla y vi al Señor Jesús expuesto en la custodia; en lugar de la custodia veía el rostro glorioso del Señor y el Señor me dijo: "Lo que tú ves en realidad, estas almas lo ven a través de la fe. Oh, qué agradable es para Mí su gran fe. Ves que aparentemente no hay en Mí ninguna traza de vida, no obstante, en realidad ella existe en toda su plenitud y además encerrada en cada Hostia. Pero para que Yo pueda obrar en un alma, el alma debe tener fe. Oh, cuánto Me agrada la fe viva".
"Las almas mueren a pesar de Mi amarga Pasión. Les ofrezco la última tabla de salvación, es decir, la Fiesta de Mi misericordia. Si no adoran Mi misericordia, morirán para siempre. Secretaria de Mi misericordia, escribe, habla a las almas de esta gran misericordia Mía, porque está cercano el día terrible, el día de Mi justicia".
 
PRIMER DÍA
Hoy, tráeme a toda la humanidad y especialmente a todos los pecadores, y sumérgelos en el mar de mi misericordia. De esta forma, me consolarás de la amarga tristeza en que me sume la pérdida de las almas.
Jesús misericordiosísimo, cuya naturaleza es la de tener compasión de nosotros y de perdonarnos, no mires nuestros pecados, sino la confianza que depositamos en tu bondad infinita. Acógenos en la morada de tu compasivísimo Corazón y nunca los dejes escapar de él. Te lo suplicamos por tu amor que te une al Padre y al Espíritu Santo.
Padre Eterno, mira con misericordia a toda la humanidad y especialmente a los pobres pecadores que están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús y por su dolorosa pasión muéstranos tu misericordia para que alabemos la omnipotencia de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
SEGUNDO DÍA
Hoy, tráeme a las almas de los sacerdotes y los religiosos, y sumérgelas en mi misericordia insondable. Fueron ellas las que me dieron fortaleza para soportar mi amarga pasión. A través de ellas, como a través de canales, mi misericordia fluye hacia la humanidad.
Jesús misericordiosísimo, de quien procede todo bien, aumenta tu gracia en nosotros para que realicemos dignas obras de misericordia, de manera que todos aquellos que nos vean, glorifiquen al Padre de misericordia que está en el cielo.
Padre eterno, mira con misericordia al grupo elegido de tu viña, a las almas de los sacerdotes y a las almas de los religiosos; otórgales el poder de tu bendición. Por el amor del Corazón de tu Hijo, en el cual están encerradas, concédeles el poder de tu luz para que puedan guiar a otros en el camino de la salvación y a una sola voz canten alabanzas a tu misericordia sin límite por los siglos de los siglos. Amén.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
TERCER DÍA
Hoy, tráeme a todas las almas devotas y fieles, y sumérgelas en el mar de mi misericordia. Estas almas me consolaron a lo largo del vía crucis. Fueron una gota de consuelo en medio de un mar de amargura.
Jesús misericordiosísimo, que desde el tesoro de tu misericordia les concedas a todos tus gracias en gran abundancia, acógenos en la morada de tu compasivísimo Corazón y nunca nos dejes escapar de él. Te lo suplicamos por el inconcebible amor tuyo con que tu Corazón arde por el Padre celestial.
Padre Eterno, mira con misericordia a las almas fieles como herencia de tu Hijo y por su dolorosa pasión, concédeles tu bendición y rodéalas con tu protección constante para que no pierdan el amor y el tesoro de la santa fe, sino que con toda la legión de los ángeles y los santos, glorifiquen tu infinita misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
CUARTO DÍA
Hoy, tráeme a aquellos que no creen en Dios y aquellos que todavía no me conocen. También pensaba en ellos durante mi amarga pasión y su futuro celo consoló mi Corazón. Sumérgelos en el mar de mi misericordia.
Jesús compasivísimo, que eres la luz del mundo entero. Acoge en la morada de tu piadosísimo Corazón a las almas de aquellos que no creen en Dios y de aquellos que todavía no te conocen, pero que están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús. Atráelas hacia la luz del Evangelio. Estas almas desconocen la gran felicidad que es amarte. Concédeles que también ellas ensalcen la generosidad de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
QUINTO DÍA
Hoy, tráeme a las almas de los hermanos separados y sumérgelas en el mar de mi misericordia. Durante mi amarga pasión, desgarraron mi cuerpo y mi Corazón, es decir, mi Iglesia. Según regresan a la Iglesia, mis llagas cicatrizan y de este modo alivian mi pasión.
Jesús misericordiosísimo que eres la bondad misma, tú no niegas la luz a quienes te la piden. Acoge en la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas de nuestros hermanos separados y llévalas con tu luz a la unidad con la Iglesia y no las dejes escapar de la morada de tu compasivísimo Corazón sino haz que también ellas glorifiquen la generosidad de tu misericordia.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas de nuestros hermanos separados, especialmente a aquellos que han malgastado tus bendiciones y han abusado de tus gracias por persistir obstinadamente en sus errores. No mires sus errores, sino el amor de tu Hijo y su amarga pasión que sufrió por ellos, ya que también ellos están encerrados en el compasivísimo Corazón de Jesús. Haz que también ellos glorifiquen tu gran misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
SEXTO DÍA
Hoy, tráeme a las almas mansas y humildes y las almas de los niños pequeños y sumérgelas en mi misericordia. Estas son las almas más semejantes a mi Corazón. Ellas me fortalecieron durante mi amarga agonía. Las veía como ángeles terrestres que velarían al pie de mis altares. Sobre ellas derramo torrentes enteros de gracias. Solamente el alma humilde es capaz de recibir mi gracia; concedo mi confianza a las almas humildes.
Jesús misericordiosísimo, tú mismo has dicho: Aprended de mí que soy manso y humilde de Corazón. Acoge en la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas mansas y humildes y a las almas de los niños pequeños. Estas almas llevan a todo el cielo al éxtasis y son las preferidas del Padre celestial. Son un ramillete perfumado ante el trono de Dios, de cuyo perfume se deleita Dios mismo. Estas almas tienen una morada permanente en tu compasivísimo Corazón y cantan sin cesar un himno de amor y misericordia por la eternidad.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas de los niños pequeños que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son las más semejantes a tu Hijo. Su fragancia asciende desde la tierra y alcanza tu trono. Padre de misericordia y de toda bondad, te suplico por el amor que tienes por estas almas y el gozo que te proporcionan.
Bendice al mundo entero para que todas las almas canten juntas las alabanzas de tu misericordia por los siglos de los siglos. Amén.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
SÉPTIMO DÍA
Hoy, tráeme a las almas que veneran y glorifican mi misericordia de modo especial y sumérgelas en mi misericordia. Estas almas son las que más lamentaron mi pasión y penetraron más profundamente en mi Espíritu. Ellas son un reflejo viviente de mi Corazón compasivo. Estas almas resplandecerán con una luz especial en la vida futura. Ninguna de ellas irá al fuego del infierno. Defenderé de modo especial a cada una en la hora de la muerte.
Jesús misericordiosísimo, cuyo Corazón es el amor mismo, acoge en la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas que veneran y ensalzan de modo particular la grandeza de tu misericordia. Estas almas son fuertes con el poder de Dios mismo. En medio de toda clase de aflicciones y adversidades siguen adelante confiadas en tu misericordia y unidas a ti, ellas cargan sobre sus hombros a toda la humanidad. Esta almas no serán juzgadas severamente, sino que tu misericordia las envolverá en la hora de la muerte.
Padre eterno, mira con misericordia a aquellas almas que glorifican y veneran tu mayor atributo, es decir, tu misericordia insondable y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Estas almas son un Evangelio viviente, sus manos están llenas de obras de misericordia y sus corazones desbordantes de gozo cantan a ti, oh Altísimo, un canto de misericordia. Te suplico, oh Dios, muéstrales tu misericordia según la esperanza y la confianza que han puesto en ti. Que se cumpla en ellas la promesa de Jesús quien les dijo que: a las almas que veneren esta infinita misericordia mía, yo mismo las defenderé como mi gloria durante sus vidas y especialmente en la hora de la muerte.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
OCTAVO DÍA
Hoy, tráeme a las almas que están en la cárcel del purgatorio y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Que los torrentes de mi sangre refresquen el ardor del purgatorio. Todas estas almas son muy amadas por mí. Ellas cumplen con el justo castigo que se debe a mi justicia. Está en tu poder llevarles el alivio. Haz uso de todas las indulgencias del tesoro de mi Iglesia y ofrécelas en su nombre. Oh, si conocieras los tormentos que ellas sufren ofrecerías continuamente por ellas las limosnas del espíritu y saldarías las deudas que tienen con mi justicia.
Jesús misericordiosísimo, tú mismo has dicho que deseas la misericordia, he aquí que yo llevo a la morada de tu compasivísimo Corazón a las almas del purgatorio, almas que te son muy queridas, pero que deben pagar su culpa adecuada a tu justicia. Que los torrentes de sangre y agua que brotaron de tu Corazón, apaguen el fuego del purgatorio para que también allí sea glorificado el poder de tu misericordia.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas que sufren en el purgatorio y que están encerradas en el compasivísimo Corazón de Jesús. Te suplico por la dolorosa pasión de Jesús, tu Hijo, y por toda la amargura con la cual su sacratísima alma fue inundada, muestra tu misericordia a las almas que están bajo tu justo escrutinio. No las mires sino a través de las heridas de Jesús, tu amadísimo Hijo, ya que creemos que tu bondad y tu compasión no tienen límites. Amén.
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
NOVENO DÍA
Hoy, tráeme a las almas tibias y sumérgelas en el abismo de mi misericordia. Estas almas son las que más dolorosamente hieren mi Corazón. A causa de las almas tibias, mi alma experimentó la más intensa repugnancia en el Huerto de los Olivos. A causa de ellas dije: Padre, aleja de mí este cáliz, si es tu voluntad. Para ellas, la última tabla de salvación consiste en recurrir a mi misericordia.
Jesús misericordiosísimo, que eres la compasión misma, te traigo a las almas tibias a la morada de tu piadosísimo Corazón. Que estas almas heladas que se parecen a cadáveres y te llenan de gran repugnancia se calienten con el fuego de tu amor puro. Oh Jesús compasivísimo, ejercita la omnipotencia de tu misericordia y atráelas al mismo ardor de tu amor y concédeles el amor santo, porque tú lo puedes todo.
Padre eterno, mira con misericordia a las almas tibias que, sin embargo, están encerradas en el piadosísimo Corazón de Jesús. Padre de la misericordia, te suplico por la amarga pasión de tu Hijo y por su agonía de tres horas en la cruz, permite que también ellas glorifiquen el abismo de tu misericordia. Amén. (1209-1229)
CORONILLA A LA DIVINA MISERICORDIA
Coronilla

Se comienza con:
Un Padrenuestro…
un Ave María…
y el Credo.


En las
cuentas grandes: (del padre nuestro)
"Padre Eterno, te ofrezco el Cuerpo y Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo y Señor Nuestro Jesucristo, en propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero."

(Normalmente, si dos o más personas rezan juntas la Corona, esta parte la dice el que
dirige).


En las
cuentas pequeñas: (decenas)
"Por Su Dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero."
(Esta frase se dice diez veces.  Normalmente, si dos o más personas rezan juntas la Corona, la persona que dirige dice: "Por Su Dolorosa Pasión" y la(s) otra(s) persona(s) contesta(n) la parte final "…ten misericordia de nosotros y del mundo entero.")

Al terminar
las cinco décadas, se procede a decir tres veces:
"Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, Ten misericordia de nosotros y del mundo entero".

JACULATORIA FINAL:
"Oh Sangre y Agua que brotasteis del Corazón de Jesús como una fuente de misericordia para nosotros, en Vos confío".

 Fuente:http://www.lafecatolica.com/coronilla-de-la-divina-misericordia-cantada/48/
                        http://www.ewtn.com/spanish/prayers/misericordia/coronilla.htm

Para más información sobre la Coronilla de la Divina Misericordia:
http://www.ewtn.com/spanish/prayers/misericordia/coronilla.htm

Siete alegrías de la Virgen María o Corona Franciscana


SIETE ALEGRÍAS DE LA VIRGEN MARÍA O CORONA FRANCISCANA

Las "Siete Alegrías", también conocidas como la Corona Franciscana o Rosario Seráfico, es una devoción que recuerda siete episodios felices en la vida de la Santísima Virgen María.

La costumbre originó entre los franciscanos a principios del siglo quince en Italia, durante la era de San Bernardino de Siena (1380-1444). Los temas, sin embargo, son más antiguos. Se parecen a los Gaudes del siglo doce, alabanzas en latín que ruegan a María que se alegra porque Dios la ha favorecido de varias maneras...



El símbolo tradicional de las Siete Alegrías es el Corazón Inmaculado de María, o sea un corazón circundado de rosas blancas y encima de todo una llama de fuego que representa su amor hacia a Dios y la humanidad.

ORACIONES

El devoto reza un "Padre Nuestro" y diez "Ave Marías" por cada uno de las Siete Alegrías.

Las oraciones finales son: dos más "Ave Marías", para llegar a un total de 72; y después un "Padre Nuestro" y una "Ave María" para las intenciones del Santo Papa.

El número "72" tiene significado. Rinde honor a la tradición que María vivió en este mundo por 72 años. Manuales devocionarios a veces agregan otras oraciones de inicio o de clausura, pero estas son opcionales.

COLLAR DE CUENTAS

Igual que en el caso del Santo Rosario, hay un collar de cuentas para rezar las Siete Alegrías. El collar de la Corona Franciscana es conveniente para contar las oraciones, pero no se requiere para llevar a cabo la devoción.

Hay 76 cuentas en un círculo, que está conectado a una medalla, y además un colgante de cinco cuentas que termina con un crucifijo y una medalla de San Francisco de Asís.

El círculo contiene siete decenarios de cuentas que representan las "Ave Marías." Una cuenta de "Padre Nuestro" separa cada decenario con una excepción. La cuenta de "Padre Nuestro" para la Primera Alegría se encuentra en el colgante, junto a la medalla conectador.

Para rezar las Siete Alegrías usando el collar de cuentas: Se empieza con la cuenta de "Padre Nuestro" más cerca a la medalla conectador. Se siguen las cuentas hasta regresar a la medalla conectador. De ahí se continúa con el colgante, pero se omite la primera cuenta (ya que se usó para iniciar la devoción). Las cuatro cuentas restantes del colgate se usan para rezar las cuatro oraciones finales. De tal manera uno llega al crucifijo.

FORMA DE REZARLA
Introducción
- Señal de la Cruz En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
- Dios mío, ven en mi auxilio.
- Señor, date prisa en socorrerme.
- Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo, como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Primer gozo - El ángel Gabriel anuncia a María el Nacimiento de Jesús.
- Lc 1,30-31.38 y reflexión
- Padre nuestro, 10 avemarías y gloria
Oh María, Virgen de la escucha, tú eres la llena de gracia,
tú eres la humilde esclava del Señor.
Tú has dado libremente tu sí al anuncio del ángel
y te has convertido en madre del Hijo de Dios hecho hombre.
Enséñanos a decir siempre sí al Señor, aunque nos cueste.

Segundo gozo - María visita a su pariente Isabel.
- Lc 1,39-42 y reflexión
- Padre nuestro, 10 avemarías y gloria
Tú, María, madre del Señor, llevando a Jesús, que ha tomado cuerpo
en ti, vas a visitar con gozosa premura a la anciana prima Isabel,
para ponerte a su servicio. A tu saludo, su hijo es santificado
por la presencia del Salvador. Enséñanos, Madre de Dios,
a anunciar y llevar siempre a Jesús a los demás.

Tercer gozo - Jesús, Hijo de Dios, nace de la Virgen María.
- Lc 2,6-7 y reflexión
- Padre nuestro, 10 avemarías y gloria
Oh María, madre siempre Virgen, en la pobreza de una cueva
has dado a luz a Jesús, venido al mundo para nuestra salvación.
Tú adoras como Hijo de Dios al que has engendrado.
Guíanos por el camino de una fe viva en Jesús, nuestro Señor y Salvador.

Cuarto gozo - Unos magos de Oriente adoran al niño Jesús en Belén.
- Mt 2,1.11 y reflexión
- Padre nuestro, 10 avemarías y gloria
Oh María, pobre y humilde de corazón, enséñanos a no juzgar,
sino a confiar únicamente en la misericordia de Dios,
que no hace distinción de personas. Porque, si nuestra fe
no se traduce en obras, muchos "magos" nos irán por delante
en el reino de los cielos.

Quinto gozo - María y José encuentran al niño Jesús en el Templo.
- Lc 2,43.46.48-49 y reflexión
- Padre nuestro, 10 avemarías y gloria
Oh María, Virgen del silencio, tú saltas de gozo al encontrar
a Jesús en el templo de Jerusalén, y adoras el misterio
del Hijo de Dios Creador, que en Nazaret vive obediente a sus criaturas.
Enséñanos a buscar siempre a Jesús y a vivir en su obediencia.

Sexto gozo - Jesús resucita victorioso de la muerte y se aparece a los suyos.
- Hc 1,14; 2,1-4 y reflexión
- Padre nuestro, 10 avemarías y gloria
Oh María, fuente del gozo, tú eres la madre del Señor resucitado.
Él es quien ha vencido la muerte. El es nuestra esperanza
en el camino de la vida. Enséñanos, María, a vencer la muerte del
egoísmo, para vivir en la resurrección del amor.

Séptimo gozo - María es elevada al cielo y coronada como reina y primicia de la humanidad redimida.
- Ap 11,19; 12,1 y reflexión
- Padre nuestro, 10 avemarías y gloria
Oh María, Reina de los ángeles y de los santos, coronada
de gloria y honor en el gozo sin fin del paraíso,
tú brillas delante de nosotros como estrella de la mañana.
Enséñanos, Madre, a caminar por el mundo con la mirada puesta
allá donde está el gozo auténtico y definitivo.

Oraciones Finales: dos "Avemarías" mas, para llegar a un total de 72; y después un "Padrenuestro" y una "Avemaría" para las intenciones del Santo Papa.

OPCIONALES
Letanías de nuestra Señora
se recitan las letanías lauretanas u otras semejantes
Saludo a la Virgen
Se puede decir la Salve, o el siguiente Saludo de San Francisco:

Salve, Señora, santa Reina, santa Madre de Dios,
que eres Virgen hecha Iglesia,
y elegida por el Santísimo Padre del Cielo,
consagrada por él con su santísimo Hijo amado
y el Espíritu Santo Paráclito,
en la que estuvo y está toda la plenitud de la gracia, y todo bien.
Salve, palacio suyo; salve, tienda suya;
salve, casa suya, salve, vestidura suya;
salve, sierva suya; salve, madre suya,
y todas vosotras, virtudes santas, que por la gracia y la iluminación
del Espíritu Santo sois infundidas en el corazón de los creyentes,
para que de infieles se vuelvan fieles a Dios.
Conclusión
Oremos: Oh Dios, que en la gloriosa resurrección de tu Hijo has devuelto la alegría al mundo entero, concédenos por intercesión de la Virgen María poder gozar de las alegrías sin fin de la vida eterna. Por Cristo nuestro Señor.
Amén.



Fuente: http://foros-virgen-devociones.blogspot.com/2008/11/siete-alegras-de-la-virgen-mara-o.html

A San Miguel Arcángel para pedir la protección del cielo

Oh gloriosísimo San Miguel Arcángel, príncipe y caudillo de los ejércitos celestiales, custodio y defensor de las almas, guarda de la Iglesia, vencedor, terror y espanto de los rebeldes espíritus infernales. 

Humildemente te rogamos, te digne librar de todo mal a los que a ti recurrimos con confianza; que tu favor nos ampare, tu fortaleza nos defienda y que, mediante tu incomparable protección adelantemos cada vez más en el servicio del Señor; que tu virtud nos esfuerce todos los días de nuestra vida, especialmente en el trance de la muerte, para que, defendidos por tu poder del infernal dragón y de todas sus asechanzas, cuando salgamos de este mundo seamos presentados por tí, libres de toda culpa, ante la Divina Majestad.
Amén.


Fuente:http://sanmiguelarcangel.net/2009/11/10/oracion-a-san-miguel-arcangel-para-pedir-la-proteccion-del-cielo/

Himno de Laudes al Santo Ángel de la Guarda

Ángel santo de la guarda, compañero de mi vida, tú que nunca me abandonas, ni de noche ni de día.Aunque espíritu invisible, se que te hallas a mi lado, escuchas mis oraciones y cuenta todos mis pasos.

En las sombras de la noche, me defiendes del demonio, tendiendo sobre mi pecho tus alas de nácar y oro.Ángel de Dios, que yo escuche tu mensaje y que lo siga, que vaya siempre contigo hacia Dios, que me lo envía.

Testigo de lo invisible, presencia del cielo amiga, gracias por tu fiel custodia, gracias por tu compañía.

En presencia de los Ángeles, suba al cielo nuestro canto: gloria al Padre, gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo. Amén.



Fuente: http://www.angeldelaguarda.com.ar/himnos_al_angel_de_la_guarda.htm

Oración sanadora


Señor Jesús, cordero inmaculado del Eterno Padre,
 te rogamos que en estos tiempos en los que estan desencadenados los espíritus del mal,
 nos des la gracia de saber discernír las personas y presencias que nos encontremos en nuestras vidas, de forma que siempre seamos fieles a tu verdadera Iglesia extendida sobre toda la tierra,
 a la que vas a probar como el crisol para separar los elementos que la dañan y 
que estan dentro de ella sin ser de ella. 
Para limpiar lo que esta podrido y sanar lo que esta enfermo, 
de manera que vuelvas a tu iglesia a su antigua gloria, cuando era 
UNA POBRE, FRATERNA Y GLORIOSA DE AMOR, al Padre y a todo lo creado. Amén. 

Oración sanadora



Dios en su amor derrama sobre “(mi ser.,cuerpo, mi alma y mi espíritu) 
Tu luz sanadora”.....su sanadora corriente de vida. 
Fluye libremente a través de cada nervio, que este calmada, relajada, centrada, con alegría e ilusión y siendo responsable ante mi vida, y célula de mi ser, limpiando, calmando, fortaleciendo mi cuerpo, calma, mi mente, y haciéndome completamente sano en el nombre de Jesucristo. Amén.

3 Credos, 3 Glorias al Padre.

Siempre dando las gracias al padre celestial.

Oración para pedir la compañía y presencia del Señor




Oh, amado Jesús. Ayúdame a esparcir Tu fragancia por donde quiera que vaya.
Inunda mi alma con Tu Espíritu y Vida. Penetra y posee todo mi ser tan completamente, que mi vida entera sea un resplandor de la Tuya.
Brilla a través de mi y permanece tan dentro de mi, que cada alma con que me encuentre pueda sentir Tu presencia en la mía.
¡Permite que no me vean a mi sino solamente a Jesús! Quédate conmigo y empezaré a resplandecer como Tú, a brillar tanto que pueda ser una luz para los demás. La luz oh, Jesús, vendrá toda de Ti, nada de ella será mía; serás Tú quien resplandezca sobre los demás a través de mi. Brillando sobre quienes me rodean, permíteme alabarte como mas te gusta. Permíteme predicarte sin predicar, no con palabras sino a través de mi ejemplo, a través de la fuerza atractiva, de la influencia armoniosa de todo lo que haga, de la inefable plenitud del amor que existe en mi corazón por Ti. Amén.

Fuente: verdadescristianas.blogcindario.com

Corona de San Miguel

De acuerdo con una piadosa tradición el arcángel san Miguel declaró a una persona devota que le sería grato se pusieran en uso las siguientes oraciones en honor suyo. La propagación y difusión de esta devoción se debe a una religiosa carmelita del monasterio de Vetralla, diócesis de Viterbo (Italia), muerta con fama de santidad en 1751. El 8 de agosto de 1851 Pío IX concedió indulgencias a la práctica de este piadoso ejercicio.
A ser posible, delante de una imagen del santo Arcángel, hacer un acto de verdadera contrición y rezar a continuación devotamente las siguientes salutaciones:
V. Oh Dios, ven en mi ayuda.R. Apresúrate, Señor a socorrerme. Gloria al Padre...

 SALUTACIÓN I. Un Padrenuestro y tres Avemarías al primer coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del celeste coro de Serafines, suplicamos al Señor nos haga dignos de una llama de perfecta caridad. Amén.


 SALUTACIÓN II. Un Padrenuestro y tres Avemarías al segundo coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de Querubines, quiera el Señor concedernos la gracia de abandonar el camino del pecado, y de correr por el de la perfección cristiana. Amén.


 SALUTACIÓN III. Un Padrenuestro y tres Avemarías al tercer coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del sagrado coro de los Tronos, infunda el Señor en nuestros corazones un espíritu de verdadera y sincera humildad. Amén.


 SALUTACIÓN IV. Un Padrenuestro y tres Avemarías al cuarto coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de las Dominaciones, quiera el Señor concedernos la gracia de poder dominar nuestros sentidos y corregir las pasiones depravadas. Amén.


 SALUTACIÓN V. Un Padrenuestro y tres Avemarías al quinto coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del celeste coro de las Potestades, dígnese el Señor librar nuestras almas de las asechanzas y tentaciones del demonio. Amén.


 SALUTACIÓN VI. Un Padrenuestro y tres Avemarías al sexto coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro de las admirables Virtudes celestiales, no permita el Señor que caigamos en las tentaciones, sino que nos libre de todo mal. Amén.


 SALUTACIÓN VII. Un Padrenuestro y tres Avemarías al séptimo coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de los Principados, dígnese Dios llenar nuestras almas del espíritu de verdadera y sincera obediencia. Amén.


 SALUTACIÓN VIII. Un Padrenuestro y tres Avemarías al octavo coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de los Arcángeles, quiera el Señor concedernos el don de la perseverancia en la fe y en las obras buenas, para que podamos conseguir la gloria del paraíso. Amén.



 SALUTACIÓN IX. Un Padrenuestro y tres Avemarías al noveno coro angélico.
Por intercesión del glorioso arcángel san Miguel y del coro celeste de todos los Ángeles, dígnese el Señor concedernos que nos guarden en la presente vida mortal, y después nos conduzcan a la gloria eterna de los cielos. Amén.


A continuación se rezan cuatro Padrenuestros: el primero a San Miguel, el segundo a san Gabriel, el tercero a san Rafael, y el cuarto a nuestro Ángel Custodio.

Se concluye este ejercicio con la siguiente antífona y oración final:

Antífona. Gloriosísimo príncipe san Miguel arcángel, cabeza y jefe de los ejércitos celestiales, depositario de las almas, vencedor de los espíritus rebeldes, doméstico en la real morada de Dios, nuestra guía admirable después de Jesucristo, y de excelencia y virtud sobrehumanas, dignaos librar de todo mal a todos los que acudimos a Vos con confianza, y haced por medio de vuestra protección incomparable que adelantemos cada día en servir fielmente a nuestro Dios.
V. Rogad por nosotros, oh gloriosísimo San Miguel arcángel, príncipe de la Iglesia de Jesucristo.R. Para que seamos dignos de alcanzar sus promesas.

Oración. Omnipotente y sempiterno Dios, que con un prodigio de bondad y misericordia para la salvación de todos los hombres elegisteis por príncipe de vuestra Iglesia al gloriosísimo san Miguel arcángel; os suplicamos nos hagáis dignos de que con su benéfica protección nos libre de todos nuestros enemigos, para que ninguno de ellos nos moleste en la hora de nuestra muerte, sino que seamos conducidos por él a la presencia de vuestra divina Majestad. Por los méritos de Nuestros Señor Jesucristo. Amén

 Fuente:http://www.devocionario.com/varias/angeles_4.html

Oración para abrasarse en el amor a Jesús


Acordaos ¡oh sagrado Corazón de Jesús! de todo lo que habéis hecho por salvar nuestras almas,
 y no las dejéis perecer. Acordaos del eterno e inmenso amor que habéis tenido por ellas;
no rechacéis estas almas que vienen a Vos, agobiadas bajo el peso de sus miserias oprimidas
 bajo el de tantos dolores. Conmoveos a la vista de nuestra debilidad, de los peligros que
nos rodean por todas partes, de los males que nos hacen suspirar y gemir.

Llenas de confianza y amor, venimos a vuestro Corazón, corno el corazón del mejor de los padres,
 del más tierno y más compasivo amigo. Recibidnos, ¡oh Corazón sagrado! en vuestra infinita ternura;
 hacednos sentir los efectos de vuestra compasión y de nuestro amor; sed nuestro apoyo, nuestro
mediador cerca de vuestro Padre, y en nombre de vuestra preciosa sangre y de vuestros méritos,
concedednos la fuerza en nuestras debilidades, consuelo en nuestras penas, y la gracia de amaros
 en el tiempo y de poseeros en la eternidad.

Corazón de Jesús, yo vengo a Vos porque sois mi único refugio, mi sola pero cierta esperanza;
Vos sois el remedio de todos mis males, el alivio de todas mis miserias, la reparación de todas
 mis faltas, la seguridad de todas mis peticiones, la fuente infalible e inagotable para mi, y
para todos la luz, fuerza, constancia, paz y bendición.

Estoy seguro que no os cansaréis de mí y que no cesaréis de amarme, protegerme y ayudarme,
 porque me amáis con un amor infinito.

Tened piedad de mi, según vuestra gran misericordia, y haced de mí, por mi, y en mí todo lo
 que queráis, porque yo me abandono a Vos con una entera confianza de que Vos no me abandonaréis jamás.
 Así sea.

Fdo. Cristobal Aguilar
Fuente: http://verdadescristianas.blogcindario.com

Oración para pedir un amor

ORACIÓN PARA PEDIR UN AMOR ESTABLE

Señor, enciéndeme en una antorcha de fuego rosa que purifique mis emociones y mis
sentimientos para que así una vez purificados sean irradiados fuera de mi cuerpo y
lleguen al corazón de aquella persona que me amará y será para siempre mi compañero...

Así quede escrito porque así se hace en este momento...

Ruego de amor Dios todo poderoso, padre celestial, pido que esa persona que tanto anhelo
 llegue a mí para mí felicidad eterna. Si es la persona que tu decidiste para mí, que se
 acerque a mí y si no es tu voluntad, te ruego que pueda olvidarla encontrando al amor verdadero.  Amén.

Fdo. Cristobal AGuilar.
Fuente:http://verdadescristianas.blogcindario.com

Invocación al espíritu santo SAN AGUSTÍN



INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SEÑOR Y DADOR DE VIDA
Respira en mí,  oh Espíritu Santo, para que mis pensamientos puedan ser todos  santos.
Actúa en mí, oh Espíritu Santo, para que mi trabajo, también pueda ser santo.
Atrae mi corazón oh Espíritu Santo, para que sólo ame lo que es santo.
Fortaléceme, oh Espíritu Santo, para que defienda todo lo que es Santo.
Guárdame pues, oh Espíritu Santo, para que yo siempre pueda ser santo.

Autor: San Agustín.
Transcrito: Cristobal Aguilar.
Fuente:http://verdadescristianas.blogcindario.com

sábado, 12 de septiembre de 2009

Los maestros que nos encontramos día a día

    Un día en una cafetería, me encontré con un chico; Tenia una imagen de ruda, lleno de tatuajes, rapado y  de estar por encima de muchas cosas, en cambio tenia un ángel en su interior.

Estuvimos hablando de cosas varias, hasta que nos sorprendió por su dulzura diciendo esto:


 Yo dormía todas las noches con mi abuela y rezábamos juntos, aún así sigo rezando esta oración todas las noches.
Primero , rezábamos un Padre nuestro y un Dios te salve.
Después esta oración

Cuatro esquinas tiene mi cama

cuatro ángeles me acompañan

dos a los pies, dos a la cabecera

y la virgen María a mi delantera

Se reza el Ave maría.  Después:

Duerme y reposa y no tengas miedo de nada

por si acaso en este sueño yo no puedo despertar

que baje la cruz del cielo, se tienda sobre mi pecho

el ángel que me acompaña habla y responda de mi.

Allá en el monte calvario hay una rosa florida

y dentro de aquella rosa está la Virgen María,

dándole teta a su niño, su niño que no quiere mamar

_ ¿Porqué lloras hijo mio?

_ Yo te diré madre mía. Yo no lloro por los

pañales ni tampoco por la mantilla, lloro por los

pecadores que mueren noche y día.

Porqué el infierno está lleno y la gloria está vacía.

En este punto:
Cuatro esquinas tiene mi cama  
         
cuatro ángeles me acompañan

dos a los pies, dos a la cabecera

y la virgen María a mi delantera
      

Para finalizar se reza:
El monte calvario y un Gloria al Padre.

        Le prometí que su oración la publicaría en mi blog, aquí cumplo esta promesa.

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