sábado, 25 de febrero de 2012

Resiliencia.

El concepto de resiliencia nos habla de la capacidad de poder seguir adelante sin importar las adversidades por las cuales hemos atravesado. Quienes la ejercen son personas capaces de continuar con sus vidas sin importar cuál tragedia, grande o pequeña, les haya tocado experimentar.
Es vital enseñar esta herramienta a aquellos individuos que les cuesta ver los problemas como oportunidades, las desgracias como enseñanzas, lo malo como aprendizaje. Esta capacidad nos ayuda a protegernos contra la depresión y otras patologías mentales, además de mejorar nuestra autoestima y contribuir a nuestra productividad.
La Doctora Karen Reivich contribuyó a escribir El niño Optimista junto a Martin Seligman y llegó a interesantes conclusiones en cuanto al tema de la resiliencia. Las personas resilientes tienen la capacidad de ser de esta manera a lo largo de su vida mediante el buen humor, el optimismo, cualidad que mantiene la esperanza y la fe en los individuos. Además de estas características, existen más habilidades que pueden ser aprendidas y contribuyen a aumentar nuestra capacidad de resiliencia.
Entre estas habilidades encontramos:
  • La regulación de las emociones. Es la capacidad que tenemos de identificar cuáles son nuestros sentimientos y la habilidad de controlarlos.
  • Control de impulsos. Primero debes pensar cuidadosamente antes de actuar, piensa, ¿cuáles serán las consecuencias de tus actos, vale la pena responder a esa agresión, vale la pena enojarse por eso, realmente alguien te está lastimando o eres tú quien está a la defensiva?
  • Optimismo. El verdadero optimismo no radica en decirse frases vacías, sino en buscar pruebas en la realidad de que sí valemos la pena, de que los problemas pueden ser solucionables, de que no todo es tan catastrófico como podemos creer.
  • Análisis causal. Analizar con conciencia los problemas con los cuales debemos lidiar, pensar en todos los factores y perspectivas posibles, intentar buscar las variadas opciones de solución a las cuales podemos acceder.
  • Empatía. Quienes están en contacto con sus emociones y pueden comprenderlas tienen un importante grado de empatía, habilidad de comprender las emociones de los demás. Esto es importante porque nos habilita a tener vínculos significativos con los otros.
  • Auto-eficacia. La confianza en tu capacidad para resolver contrariedades. Es conocerte a ti mismo, saber cuáles son tus fortalezas, cuáles son tus debilidades y cómo lidiar con ellas.
  • Estar preparado para tomar el riesgo apropiado. Es estar listo para probar distintas cosas sin importar el fracaso, el cual es considerado parte de la vida y no debería generar mayor conflicto en ti.
La resiliencia también puede ser utilizada en el ámbito laboral. Para sobrevivir a ambientes hostiles o el stress debes hacer uso de lo siguiente:
  •  Compromiso.  Mantenerse involucrado con la gente y los eventos a tu alrededor, permite entregarte al trabajo de una manera más eficiente.
  • Control.  Intenta ejercer tu influencia sobre los resultados de las tareas en las que estás involucrado. Este sentimiento de control te dará la sensación de más poder y verás cómo puedes influenciar los eventos que te pueden afectar.
  • Desafío. Descubrir cómo puedes crecer en esa etapa de stress, qué es lo beneficioso que puede traer esta situación a tu trabajo y crecimiento profesional. Si ves los cambios como desafíos, puedes ver las oportunidades potenciales escondidas tras estas situaciones.
Estas habilidades te permitirán acercarte al cambio desde un enfoque más significativo, crear estrategias, resolver conflictos y además incrementar tus actitudes positivas.
La resiliencia es una capacidad que sin duda debe ser trabajada, ya que nos aporta muchos beneficios. ¿Estás listo para comenzar?

 
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